Angélica: (termina de hacer su deber y se levanta de su escritorio, yendo a la sala, cuando escucha un sonido metálico, se dirige al cuarto de Einar) a pesar de todo, Einar no puede dejar ir a su corazón (pensó y toca la puerta) ¿puedo entrar?
Einar: sí, ya estoy terminando
Angélica: (abre la puerta y entra, viendo a Einar sin camisa y empapado de sudor. Él practicaba con la espada) es como si fuera uno con su espada, es simplemente bello de ver (pensó)
Einar: (guarda la espada en su funda, colocándola en una esquina) todavía me es difícil controlar mi equilibrio
Angélica: siendo sincera, te viste muy hermoso y elegante (sonríe)
Einar: (se acerca a ella y agarra una pluma que estaba sobre la cabeza de Angélica, aquel acto, hace sonrojarla) ¿estás bien?
Angélica: s-sí (toce para disimular) ¿quieres comer antes de bañarte?
Einar: comeré
Angélica: recién terminé mis deberes, comeremos juntos (se va)
Einar: (ruborizado) de acuerdo (se viste de una camisa ligera, se acerca al regadero y se lava la mano, secándose con una toalla. Se sienta en la silla)
Angélica: (sirve ambos platos y se sienta al frente de él)
Einar: gracias (empieza a comer)
Angélica: traté de persuadirlo para que empezara a estudiar, pero me evitaba cada vez que sacaba el tema (pensó) Einar ¿desde que edad empezaste a entrenar con tu maestro?
Einar: cuando cumplí ocho años, no solo aprendí el uso de las armas, también estudié como si fuera un noble, por lo que no es necesario ir a una escuela o colegio
Angélica: para este mundo es muy importante un título académico
Einar: … te has vuelto más parlanchina
Angélica: (se avergüenza) ¿l-lo estaba a-asfixiando con mis palabras? L-Lo siento
Einar: fue lo contrario, me dabas respiración
Angélica: (asienta su cubierto sobre la mesa) permítame, ser su brazo izquierdo
Einar: (la mira sorprendido) ¿por qué?
Angélica: si fueran dos días no lo hubiera propuesto, sin embargo, te he conocido todo este tiempo, y no importa si no te doy una razón, deseo ser tu brazo izquierdo (responde con determinación)
Einar: realmente eres difícil de convencer, ¿dónde se fue tu timidez?
Angélica: aun lo tengo, pero es más mi determinación que mi timidez
Einar: Angélica, he visto muchos jóvenes de nuestra edad ¿por qué no vives de manera tranquila en vez de cuidarme?
Angélica: nos estamos cuidando, Einar, confía en mi
Einar: (mira los ojos de Angélica) de acuerdo, serás mi brazo izquierdo hasta que recupere el mío, ¿entendiste?
Angélica: ¡sí! (contesta alegremente)
Einar: ahora que eres mi brazo izquierdo, necesito que me ayudes escribiendo una carta al jefe Nahuel
Angélica: juraría que te he visto escribir con la mano derecha
Einar: aprendí a ser ambidiestro, aunque utilizaba más la izquierda
Angélica: te aprovecharás para que haga este tipo de cosas, ¿no?
Einar: no lo negaré (mira la palma de su mano) aunque Anahí haya curado mis heridas, aun siento un hormigueo, como si mi mano estuviera agarrando aquella espada
Angélica: ya veo, el objeto no cura del todo (pensó) muy bien, traeré una hoja y un esfero (se dirige a su cuarto)
Einar: (suspira y mira la comida) realmente es difícil de lidiar con ella (sonríe, pero deja de hacerlo) ¿por qué los vampiros se encontraban tan emocionados? (pensó)