Apolo
En pocas ocasiones en mi vida he visto a mis hermanos unirse todos para hacer limpieza general de la casa, incluso Nix, quien estaba pasando lo que resta de sus vacaciones en la casa de papá; ha llegado a ayudar a tener la casa a punto para los invitados de mañana.
Pase la mañana visitando al menos una decena de apartamentos con Jesse, quien a final no encontró nada que se ajustara a lo que necesitaba y lo entendía a la perfección porque, conseguir un lugar al que puedas convertir en un pequeño estudio privado de música no siempre es sencillo, teniendo en cuenta que las infraestructuras en Los Angeles tienden a tener grandes ventanales o vidrio en vez de paredes. Luego de almorzar algo juntos y ser asediados por unas cuantas fans, decidimos dejarlo para continuar otro día.
He de admitir que Jesse tiene una personalidad muy peculiar, que, a pesar de ser muy distinta a la mía, no me molesta, es más es todo lo contrario me parece gracioso y me siento muy cómodo a su alrededor.
—Apolo, ¿podemos hablar un momento? —pregunta Athan tomándome del brazo y casi arrastrándome hacia el jardín trasero.
—Supongo que no aceptas un «no» por respuesta —digo observando su agarre.
Me suelta y se coloca frente a mí. Mira por encima de mi hombro para cerciorarse de que nadie nos escuche.
—Lo he decidido —comienza con voz firme—, he decidido que mañana les presentaré a Jonás a todos como mi novio.
Enarco las cejas sorprendido. Coloco mi mano en su hombro y le doy un apretón.
—Me siento muy orgulloso de que des ese paso hermano —Sonríe con algo de timidez y asiente.
—Gracias, por fin me siento listo para hacerlo. Hable con Jonás mucho de esto, con su apoyo y el tuyo, me siento preparado para poder enfrentarme al mundo —Athan no lo sabe pero para mí es muy importante sus palabras—, inclusive lo hable con Kath, porque cuando los medios lo sepan eso también afectará al grupo y, aunque sé que no es el mejor momento para hacerlo, no puedo seguir ocultandolo.
—No tienes por que hacerlo, tienes mi apoyo y si debo hacerles entrar en razón a los demás lo haré, pero dentro de ti sabes que ellos te aman tanto como yo y no te darán la espalda sin importar que.
Sacude la cabeza y sonríe.
—Si lo sé.
***
—¿Cuál es el menú de hoy, cariño? —pregunta Jesse entrando en la cocina.
Volteo a verlo, me guiña un ojo y luego rie cuando ruedo los ojos. Levanta su cerveza hacia mí y toma asiento en uno de los taburetes.
—Barbacoa —respondo caminando hacía la refrigeradora y consiguiendo mi propia cerveza—. Hace tiempo queríamos hacer una pero no se había dado la ocasión.
—Santa mierda… tú si que sabes hacer sentir especial a alguien —comenta con tono burlón—, sabía que el nuestro, era amor del bueno.
—Déjame bajarte de tu nube —digo sonriendo—, hoy viene el padre de mi novia, así que es evidente que la ocasión lo amerita.
Se pone la mano en el pecho y me mira con los ojos entrecerrados.
—Me dueles maldito hombre sensual, me dueles —dice antes de reír y yo término acompañándolo poco después.
Subo a mi habitación en busca de un poco de paz, en el primer piso y el jardín están reunidos mis hermanos y los miembros de la banda de Jesse, de quienes aun no recuerdo todos sus nombres, además también los han acompañado Kristal, su estilista y novia de uno de los guitarristas. Kath y su esposo Thomas también llegaron a hacernos compañía, eso marchitó un poco el humor de Jesse y me siento mal por él.
Mi padre se pasará por aquí en cuanto cierre la tienda y no necesito decir que a mi madre ni siquiera le comente de esta reunión porque definitivamente no está invitada.
Aprovecho la oportunidad para llamar a Phoebe, quien pasaría a recoger a su padre y a Jonás para venir hacía acá.
—Estamos en camino señor intenso —comenta graciosa y tiene sentido porque es la tercera vez que la llamo desde la mañana.
—Ya todos están aquí y no soy intenso —digo solo para picarla. La escucho reír al otro lado de la línea.
—Llegaremos en unos quince minutos, ¿serás capaz de vivir sin mí unos cuantos minutos más?
—Uhmm… Pienso que sí, los espero.
Cuelgo la llamada escuchando su risa. Miro el mar desde mi ventana, el cielo despejado y por un momento cierro los ojos para poder escuchar su sonido. Jamás admitiré en voz alta que estoy nervioso porque conoceré al padre de Phoebe, es un paso grande pero necesario y razón por la cual también invite al mío.
Me tomo unos minutos más antes de bajar. En las escaleras me encuentro con Jesse sentado bebiendo otra cerveza, al paso que va es posible que esté ebrio antes de que empiece la comida, tomo asiento a su lado y deja salir un profundo suspiro.