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Apolo

Seis días, han pasado seis jodidos días desde que salí de la casa de Phoebe, no he sabido nada de ella, al menos sé que está bien por que Nix y ella se han mantenido en contacto, pero, mierda, esto es una completa tortura.

No he ido a ver mis cosas, ni siquiera lo he pensado dentro de mí, mantengo la esperanza de que toda esta mierda se terminará y ya.

Pero de alguna manera la vida no me deja olvidarlo cuando en una revista de chismes veo:

«Apolo Lux, vuelve a la soltería»

No sé de donde mierda se han enterado, la disquera no se ha pronunciado al respecto y como es obvio yo tampoco.

Camino en círculos por el departamento de Jesse, que se ha convertido en mi guarida los últimos días. Arrojo la revista al suelo con desprecio, el sonido queda flotando como un eco. Me paso la mano por el cabello en un intento de calmarme, pero no está funcionando.

Mi celular comienza a sonar en la mesa, me acerco dispuesto a mandar a la mierda a cualquiera que me llame en busca de una entrevista, cuando en la pantalla veo parpadear el nombre de «Dominic Bodrov» lo tomo de inmediato.

—¿Hola?

—Hola, Apolo —dice con su voz carente de expresión.

—Dominic, espero que me tengas buenas noticias, este día esta siendo una mierda. —No sé por que se lo he dicho, ni siquiera es que seamos amigos, ni nada que se le parezca, creo que solo necesitaba soltarlo.

Lo escucho reír al otro lado de la línea y ruedo los ojos, ahora siento que no fue una buena idea hacerlo.

—No sé si sean buenas noticias, pero sí hemos encontrado algo. No quisiera que lo habláramos por teléfono por que no es seguro, crees que puedas venir a mi despacho.

—Si, claro dame la dirección.

Quedo en encontrarme con él una hora más tarde, lo que más o menos me toma cruzar la ciudad para llegar al lugar donde tiene sus oficinas.

En un edificio de tres plantas sobresalen las palabras Bodrov & Shaw Abogados. Entro y un joven me atiende en la recepción.

—¿Eres Apolo Lux? —me pregunta una voz femenina a mi lado. Me volteo y encuentro a una guapa morena a mi lado, va de traje y noto un ligero acento en su forma de hablar.

—Si, mucho gusto…

—Viviam Gonzalez —dice extendiéndome la mano—, Dominic me avisó que vendrías, sígueme por favor.

La sigo hasta el ascensor y subimos en silencio, hay algo en esta mujer que me parece familiar pero no logro identificar qué es.

Dominic nos espera apoyado en el marco de la puerta cruzado de brazos, va con un traje azul marino sin chaqueta. Nos acercamos a él y Viviam le extiende una memoria USB.

­—Aquí tienes toda la información que necesitan, Dom.

Él le da una sonrisa ladeada y le guiña un ojo. Toma la USB tomándose su tiempo para acariciar su mano.

—Gracias cariño, no me esperes despierta, es posible que llegue tarde.

—Vale, recuerda que te dije: nada de confianzas en el trabajo.

Dominic rueda los ojos antes de volver a sonreír.

—Relájate que Apolo es de confianza, nos mantendrá el secreto ¿no es verdad, Apolo?

—De mis labios no se saldrá.

Ella le da un beso en la mejilla y hace lo mismo conmigo antes de dirigirse hacia el ascensor.

—Pórtense bien, niños. —Es lo que dice antes de desaparecer dentro del ascensor.

Me vuelvo a Dominic a quien, por primera vez, veo relajado. Me hace una seña para que pase dentro de su oficina adoptando nuevamente su semblante serio.

Dentro no me sorprende encontrarme con una amplia oficina, con excelente vista de la ciudad, decorada con muebles oscuros y paredes pálidas dando una sensación de frialdad.

Toma asiento tras el escritorio, mientras hago lo mismo frente a él.

—Bueno, ya has conocido a mi novia, es un tanto particular mientras estamos en nuestro lugar de trabajo, no quiere que los demás miembros del buffete piensen que está aquí por salir con el jefe.

Arqueo la ceja, no esperaba que me diera explicaciones, pero he llegado a notar que Dominic, al igual que los demás amigos de Kath, son un poco difíciles de tratar en un inicio, pero después comenzaban a abrirse poco a poco.

—Pienso que es admirable que lo haga de esa manera —respondo recostándome en el respaldar de la silla.