El secreto de Apolo

LII

Apolo

«Grupo Alfa y Beta en posición norte y este»

«Grupo Delta y Omega en posición sur y oeste»

«Vigilantes, hemos encontrado la furgoneta, ubicación confirmada»

«Equipo de extracción proceda a discreción»

 

Eso es lo último que escuchamos, la estancia se sume en un profundo silencio donde todos contenemos el aliento.

 

«Objetivo capturado, equipo médico entrada autorizada»

«Operación extracción exitosa»

Al escuchar esto todos comenzamos a mirarnos entre nosotros.

 

—Oh mi Dios —exclama Esther, la madre de Phoebe aferrándose a su marido.

Sin perder un momento más me acerco al agente quien habla por teléfono en este momento.

—¿Cómo esta ella?

Me mira, y pasa su mirada por encima de mis hombros antes de hablar.

—El equipo médico la está trasladando al hospital más cercano, nos confirmaran la ubicación tan pronto como lleguen, está con vida, pero en un estado delicado. Lamento no poder decirte más, pero es lo que conocemos hasta el momento.

 

Dos horas más tarde estamos en camino a Santa Mónica donde fue trasladada Phoebe, de la poca información que nos dieron su condición era delicada y llevaría un poco de tiempo para que podamos verla.

Al llegar al hospital nos encontramos con George, en su rostro está reflejada la preocupación.

—¿Pudiste verla?

El asiente y deja salir un suspiro.

—Su vida no corre riesgo, pero tomará bastante tiempo su recuperación total. —Me observa de una manera extraña—. Sus padres desean llevársela para New York.

—No creo que Phoebe vaya a estar de acuerdo con eso. —Es lo que respondo

—No, posiblemente tienes razón, ahora tienes un problema extra entre manos —Comienza a caminar y lo alcanzo preocupado—. Phoebe te ha puesto a ti como persona encargada de decidir en caso de que ella no pueda, como es este caso. Cualquier tratamiento o decisión está en tus manos.

 

Phoebe

 

En el momento que comienzo a recuperar mi consciencia, automáticamente mi subconsciente recuerda el trauma al que me vi sometida la última vez que desperté.

 

Me pongo en tensión de inmediato, pero comprendo que es una mala idea cuando comienzo a sentir dolor en lugares que solo conocía teóricamente.

 

Respiro profundamente antes de abrir los ojos, me sorprendo al reconocer ese olor tan característico de desinfectante de hospital, y por primera vez en mucho tiempo me siento feliz de estar aquí. Abro los ojos y confirmo que en efecto me encuentro en una cama de hospital. Llámenme rara, pero un gran sentimiento de felicidad se apodera de mí, aunque no tengo la menor idea de cómo terminé aquí, para mí es suficiente para saber que estoy a salvo.

 

Una lagrima desciende, poco a poco comienzo a ser consciente del dolor también, eso ya no me hace tan feliz, pero al menos es una muestra de que sigo viva.

 

Como es mi mala costumbre comienzo a hacer control de daños, mi brazo derecho ahora lleva una férula nuevamente pero no es del todo malo ya que puedo mover mis dedos aun, lo que me da tranquilidad. En mi brazo izquierdo está conectada la vía del suero y veo también que cuento con dosis de morfina, supongo que mi estado es bastante malo si tienen que mantenerme dormida.

 

Mi mente no está muy clara por lo que aún no soy capaz de pensar con claridad. Tampoco sé cuánto tiempo ha pasado, creo que en general, no sé muchas cosas.

 

Una enfermera entra en la habitación y me sonríe amable, camina hacia mí. Es una mujer mayor y de un rostro dulce, me hace sentir cómoda de inmediato.

 

—¿Cómo se siente?

 

—Como si una maniaca me tomo de juguete personal —Rio ante la cara de incredulidad de la enfermera—. Solo bromeo. Voy a necesitar un coctel muy fuerte de analgésicos pronto.




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