El secreto de Apolo

LXIV

Phoebe

Son más cuatro de la mañana en el momento en que se va el último invitado. Pasaron muchas cosas esta noche. Luego de la inesperada confesión de Neo las cosas se pusieron un poco extrañas. Valerie aunque emocionada por descubrir los sentimientos del menor de los Lux se sintió muy presionada cuando todos los invitados pusieron sus ojos en ella.

Sé que Neo no pensó en eso al momento de planear esa sorpresa y entiendo que haya sido así por qué pensaba en crear un momento especial para ellos, pero creo que no fue el mejor momento.

Por un tiempo el cumpleañero desapareció con Valerie, entendía que luego de aquellas emociones tan intensas necesitaban un momento a solas. Cuando salieron el ambiente no era el mejor, pero no era malo tampoco era evidente para todos que algo había cambiado entre ellos y yo solo rogaba que fuera para mejor.

—Te noto muy pensativa. —La voz de Apolo me saca de mis pensamientos.

Me giro para enfrentarlo.

—Me quedé pensando en lo sucedido esta noche.

Ambos nos volvemos a ver cómo Neo sube la silla de ruedas en el maletero de su camioneta nueva, regalo de Kath y Thomas. Valerie se encuentra en el asiento del copiloto.

Uno de los miembros del equipo de seguridad se acerca a nosotros.

—Tenemos la salida despejada, los paparazzis seguramente estarán buscando una manera de colarse, lo mejor sería poder salir pronto.

—Entendido, gracias —responde con calma. El hombre se da media vuelta y regresa por donde vino. Apolo me toma de la mano y nos lleva hasta donde se encuentras los demás de sus hermanos reunidos—. Tenemos que salir pronto de aquí.

Sus hermanos se voltean serios. No hace falta decir que a más de uno de los hermanos no les pareció prudente la forma de comportarse de Neo esta noche y mucho menos el hecho de que Apolo y la productora lo apoyaran. Eso también tornó la noche un tanto tensa.

—Vamos cambien esas caras que ya está hecho. Neo está enamorado y lo hizo conocer al mundo, ahora compórtense como hombres —explota Nix al final. Esto va más dirigido a Basha quién fue el más reacio a la situación.

—Si, bueno. El enano la hizo ¿y qué? Apolo no se está subiendo a las pareces, ninguno de nosotros a muerto. ¿Cuál es el problema? —inquiere Timaeus encogiéndose de hombros.

—El problema es que ya tenemos suficientes cosas encima —corta Basha con voz molesta.

Siendo sincera no comprendo mucho la posición de Basha en este aspecto, había notado que su actitud hacia Neo había sido algo fría desde que decidió ser donador de Valerie y con la forma en la que se está comportando ahora, me parece que encierra más cosas de las que nos deja ver.

—Saben, basta. Ustedes me han jodido la puta paciencia todos estos años de que los deje hacer las cosas a su modo, de que confíe en ustedes. Ahora que he comenzado a hacerlo se ponen a enfurruñarse como un par de mocosos. Neo hizo lo que creyó correcto, una vez más. Y sí, yo lo apoyo, por qué al igual que yo lo soy ahora creo que todos ustedes pedazos de energúmenos merecen ser felices. —Aprieta mi mano y comprendo que es la señal para que nos vayamos.

Todos somos conscientes de que lo sucedido hoy en este momento estaba dando la vuelta al mundo por internet. Que mañana Danielle tendría mucho trabajo intentando mantener la situación a raya, pero Neo y Apolo se habían preparado para lo que venía y habían tomado algunas precauciones con la ayuda de la disquera.

Al entrar a la camioneta Apolo deja salir un suspiro resignado. Clava su mirada en Neo que se está subiendo en la camioneta.

—Tenemos que salir con Neo, quiero asegurarme de que lleguen bien y luego podemos ir a casa. ¿Te molesta?

Coloco mi mano en su mejilla en una suave caricia.

—Para nada, también me importa saber que llegan bien.

 

 

Está a punto de amanecer cuando aparcamos en el estacionamiento de nuestro edificio. Me siento agotada. Habría querido que la noche de Neo hubiera sido de otra manera, pero supongo que solo el tiempo dirá si fue buena o no.

—Esta será una mañana muy larga.

El comentario de Apolo me intriga. Todos en la banda no tienen agenda hasta la noche por lo que es obvio que tienen lo demás del día libre.

—Pensé que te quedarías en casa.

—Y pienso hacerlo luego de que resolvamos algo tú y yo —sentencia mientras llama al elevador.

No logro imaginar qué es eso que debemos resolver y estoy muy segura que no he hecho nada malo o por lo que deba preocuparme.

Entramos al departamento, el sol se cuela por las ventanas. Siento que los ojos me arden, hace un par de meses una mala noche habría sido un juego de niños, pero desde que estoy fuera del hospital mi sueño ha cambiado mucho y ahora no dormir me pone gruñona.

Apolo se deja caer en el sofá más cercano y me hace una seña para que me siente en su regazo. Con semejante invitación estoy segura que no estoy en problemas. Conozco muy bien cuando este hombre está enojado y hoy no es un día de esos.

—Futura señora Lux venga para acá.

No me hago de rogar, no creo que exista un mejor lugar para estar que en el regazo del hombre que amo y si a eso le agregamos que está como para comérselo, no es algo de lo que me vaya a perder.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.