El secreto de Apolo

XII

Apolo

 

Observo a Neo hablar con Phoebe de manera despreocupada, sin poder evitarlo siento una punzada de celos por la buena relación que parecen tener. Hablan de todo y nada a la vez, me siento mal escuchando su conversación, pero al mismo tiempo no deseo moverme de aquí, caigo en cuenta que el café que me he preparado de ha enfriado por completo, tras pensarlo mucho lo uso como excusa para entrar en la cocina y alejarme un momento.

Dentro dejo salir un suspiro de fastidio, la cocina es un completo desastre, Eleonor se encuentra en sus vacaciones y supone que nosotros podemos hacernos cargo de los que haceres de la casa, niego con la cabeza pensando en lo ingenua que he sido al pensarlo, dejar a seis hombres a cargo, por un momento la idea de reprender a mis hermanos me pasa por la cabeza, pero se desvanece con la misma facilidad con la que ha llegado, a quien engaño, ni siquiera yo me veo haciendo la limpieza.

Me apoyo en la encimera de la cocina y me cruzo de brazos, por primera vez en el dia me permito pensar en lo sucedido en la noche anterior.

Escuchar a ese tipejo, había sido todo un reto por gran parte de la noche, no me considero ningún santo pero el hombre se expresaba con tanta vulgaridad de una mujer a la que había engañado por años que dentro de mi surgían las ganas de matarlo con mis propias manos, y eso se creció a niveles insospechados cuando vi a Phoebe mirarlo con una expresión indescifrable, que lo conocía era evidente, no tuve que esperar mucho tiempo para descubrir que la mujer de la que había estado hablando era ella, eso hizo que perdiera los papeles frente a Kath la dueña de la nueva productora que desea representarnos. Por fortuna era una mujer extraordinaria, entendió a la perfección cuando me excuse y camine decido hasta Phoebe.

Aun no entiendo del todo el porque lo hice, pero la vi ahí, en su rostro reflejado que se había resignado a ser humillada por ese mal nacido que no pude contenerme y quedarme viéndolo con los brazos cruzados, me miento a mí mismo pensando que lo hice por mis hermanos, por que ella es su amiga y la aprecian mucho, pero en el fondo muy en el fondo sabía que nada tenía que ver.

Como si con el pensamiento la llamara, a mi celular entra un correo de Kath, lo leo con rapidez, me pide que nos reunamos nuevamente, esta vez en su oficina, no me sorprende cuando la dirección que me envía es en el Black Tower.

Sin perder tiempo camino hasta mi habitación, ante la atenta mirada de mis hermanos, me ducho y alisto, la oportunidad de trabajar con Star Records es como mínimo tentadora.

Era una productora con gran renombre desde que se había fundado cuarenta años atrás un cantante de rock, sin embargo, fue comprada por Katharina Bortton quien era hija de uno de los más importantes empresarios de la ciudad, la productora representaba a four points una banda que tenía mucho éxito y a quienes admiraba y respetaba, por lo que era una excelente oportunidad.

Al llegar al edificio donde funcionaban las oficinas de Star Records, la Black Tower era uno de los emblemas arquitectónicos de la ciudad con setenta pisos, su diseño se asemeja a dos dragones ascendiendo al cielo, realmente imponente, fuera de este reluce en letras plateadas "Black Group", todo aquello era de Thomas Black, uno de los más grandes empresarios de la década, además del marido de Katharina, apenas me llevaba dos años y era impresionante todo el emporio que había creado.

Por un momento me impresiono, pero recordando el porque estoy en ese lugar, me recompongo en unos segundos y me adentro en el edificio.

Una amable señorita me acompaña hasta el piso 15 donde se encuentran las oficinas, me mira de reojo en varias ocasiones, tantas que comienza a ser incomodo, en cuanto salimos del ascensor su fuerza de voluntad claudica y me pide que nos tomemos una fotografía juntos, aunque la mayoria del tiempo tengo mala cara, no puedo resistirme cuando una fan se acerca, acepto encantado de que a la final se haya atrevido a pedírmelo.

En cuanto entro a la oficina me encuentro con Kath que ha estado esperando mi llegada, viste sencilla unos jeans de corte clásico, una blusa de estampado de flores en varias tonalidades de rojo, es una morena muy guapa, su cabello café lo lleva recogido en una cola de caballo y su maquillaje casi imperceptible, es una de las cosas que me agradan de ella, a pesar de ser una mujer que nació en cuna de oro, sabe mantenerse sencilla.

—Apolo — dice acercándose a mi y depositando un beso en mi mejilla — me alegra que pudieras venir tan pronto, disculpa que te tenga con estas prisas.

—No te preocupes— le resto importancia, la verdad es que me sentía mal luego de lo sucedido la noche anterior. Me guía a través de la oficina, con sutileza observo como todos los trabajadores le sonríen en el momento en que pasa cerca, debo admitir que me sorprende el ambiente relajado del lugar.

—Pasa — abre la puerta para mi y me siento extraño, pienso que lo normal es que fuera al reves, dentro me espera una oficina sencilla, cosa que llama mi atención, no se esperaba algo mas ostentoso, tiene un escritorio de madera perfectamente ordenado, unas cuantas plantas en las esquinas y una pequeña sala de muebles blancos, a la espalda de su escritorio tiene una bonita vista del edificio de en frente — espero no estés decepcionado, soy una persona muy práctica.

Camina hasta su escritorio y se sienta detrás de el, con la mano me invita a sentarme frente de ella.




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