El secreto de Apolo

XV

Phoebe

Siento la mirada de Jonas sobre mí, no me ha creído ni un momento cuando le conté sobre la invitación de Apolo.

—Joder, mujer, que fuerte — dice mientras finge que se abanica. Le lanzo uno de los cojines para que se calle, le atino justo en la cabeza y comienza a reírse — tienes que admitirlo, es sexy esa actitud arrogante.

 

Desperté mucho antes que la alarma sonara, tenía el equipaje listo desde la noche anterior. Debía admitir que estaba muy emocionada con el viaje. Jamás tuve oportunidad de salir del país ¿A quién engañaba? Nunca me daba la oportunidad de divertirme.

Athan invitó a Jonas al viaje también, pero este lo rechazó gentilmente, pasaría las fiestas junto a su hermana y madre como es su costumbre, por lo que Athan lo entendió a la perfección. Había tenido la oportunidad de hablar con mi amigo, y me agradaba ver que por primera vez se lo estaba tomando muy en serio.

Camino alrededor de la habitación en busca de cualquier cosa que pueda estar olvidando, pasados quince minutos me doy por vencida, decido que es momento de comentarle a mi madre que no solo no regresaré a casa para las fiestas, sino que me iré en unas vacaciones soñadas, todo pagadas y con seis chicos que no estaban nada mal.

Tras unos minutos al teléfono con ella no solo me ha hecho ver su enojo y decepción, sino que ha obligado a mi hermana a hacer lo mismo y sin mencionar la toda clase de barbaridades en cuanto le he dicho que me iba con unos amigos. Mi buen humor se ha ido al suelo con esa llamada.

Aún afectada por lo sucedido decido que lo mejor es dejar de pensar en eso, en el hospital me han dado libre hasta el día de reyes, y por primera vez en mi vida tendré un poco de tiempo para mi y para hacer lo que me plazca.

Cuando estoy finalizando de limpiar la casa a fondo mi teléfono suena y por alguna extraña razón me emociono cuando el nombre de "Apolo Lux" aparece en la pantalla, me apresuro a responderle y me informa que esta en camino por mí, escucho que llaman a la puerta apenas cuelgo.

Voy hasta a ella con paso decidido, me sorprendo al encontrarme con un repartidor, quien me entrega el paquete y se marcha, me quedo con una extraña sensación oprimiéndome el pecho, lo primero que veo es que no contiene remitente, todo es muy extraño.

Siento los nervios a flor de piel, el paquete me da muy mala espina, unos minutos más tarde cuando llaman una vez más a la puerta, me apresuro a comprobar de quien se trata por la mirilla y me siento aliviada al comprobar que es Apolo quien se encuentra del otro lado. Abro la puerta con las manos un tanto temblorosas, su rostro relajado cambia de inmediato en cuanto me ve.

—¿Qué ha sucedido? — pregunta, me aparto para que pase, lo hace, pero no quita su mirada de mí.

Sin ser capaz de articular palabra lo guío hasta el paquete, mi instinto me dice que no contiene nada bueno. Él lo observa sin decir nada, observo que sus rasgos se han endurecido y puedo notar que piensa lo mismo que yo.

—¿Tienes guantes? — asiento y voy directo hacia la cocina.

Unos instantes después regreso y se los entrego, fascinada observo como con destreza se los coloca y comienza a quitar la cinta de seguridad que rodea la caja. En cuanto la abre no estoy preparada para el contenido, ahogo un grito cuando lo veo, su pelaje blanco se ve manchado por sangre, han arrancado la cabeza del cuerpo de un pobre gato, y por alguna razón han pensado que era una buena idea que este llegará a mí. Un nudo se forma en mi garganta siento que en cualquier momento me romperé a llorar, quien sería capaz de hacer semejante barbarie. Apolo me rodea con sus brazos y caigo en cuenta que estoy en shock mientras me aleja.

Me deposita en el sofá, aun no puedo creer lo que está sucediendo, quien podría ser tan desalmado para hacerle eso a una criatura inocente, Apolo desaparece un momento de mi vista, realmente estoy agradecida de su presencia aquí, regresa al cabo de unos segundos con un vaso con agua.

—Bebe.

Sin ánimo de pelear y agradecida con el gesto bebo hasta terminarlo.

Apolo toma asiento a mi lado, me sorprendo en el momento en que pasa su brazo sobre mis hombros y me atrae hacia él, tal vez sea por cómo me encuentro en este momento o porque su cercanía me afecta más de lo que quiero admitir, pero el corazón comienza a latirme como loco al solo roce de nuestros cuerpos, permanecemos de esta manera unos minutos hasta que él rompe el silencio.

­—Llamaré a alguien de mi equipo de seguridad para que se encargue de eso – me comunica, mientras saca el teléfono del bolsillo sin romper nuestro contacto.

Por unos minutos lo escucho hablar con alguien de nombre John, le explica lo que ha sucedido y le pide que venga a llevárselo e investigue de donde pudo haber salido. Al finalizar estoy mucho más tranquila, yo hubiera llamado a la policía pero que podría haber dicho.

—Venga vamos por tu equipaje aún tenemos un vuelo que tomar.

Asiento obediente, por primera vez en mi vida quiero alejarme de mi casa, me toma de la mano y vamos juntos hasta el piso de arriba. Me felicito a mí misma por haber dejado todo en orden esa mañana.

Suelta mi mano para tomar las dos maletas que descansan junto a la cama, algo dentro de mi protesta ante la pérdida de contacto, pero decido no escucharla.




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