El secreto de Apolo

XIX

Phoebe

Observo sus facciones mientras duerme, sus pestañas largas, sus cejas espesas, su nariz perfecta, me detengo en sus labios rememorando nuestro encuentro en su habitación. Me sentía una adolescente de nuevo con las hormonas alborotadas, me sentía más viva que nunca. 


Lo que resta del viaje me dedico a observar por la ventanilla, no podía creer lo hermosas que se veían las nubes bañadas con la luz del sol, contrastadas con el cielo azul, era surrealista.

Apolo se despierta en cuanto la azafata nos anuncia el descenso hasta Santorini.

—Estoy seguro que te gustará — comenta dándome un ligero apretón en la mano, aunque me sonríe puedo sentir que algo le preocupa, pero era mejor dejarlo estar, era el tipo de hombre que no sabes su tipo de reacción tendrá bajo presión.

Había tomado una decisión, quería intentarlo con Apolo, me atraía como un imán, aunque sabía que chocaríamos mucho, me gustaba esos momentos en los que se mostraba tierno y protector, cuando sonreía que era una pena que no lo hiciera tan seguido.

—Gracias por traerme.

—Comienzo a sospechar que lo hice por mi propio beneficio — dice juguetón — soy un egoísta sin remedio.

—Yo pienso que eres adorable — respondo con gracia.

Timaeus hace un gesto como si vomitara desde el asiento de en frente provocando la risa de todos y por sorpresa la de Apolo también. Me vuelvo hacia la ventanilla y siento como si fuera un sueño, se divisa con claridad una isla, rodeada por el mar azul, salpicada por pequeños barquitos, que supongo a escala real no serán tan pequeños, observo embelesada por tanta belleza las cúpulas azules y las casas blancas bañadas por el sol en el cerro.

—Es hermoso — comento en voz alta para mi misma. Escucho una ligera risa por parte de Apolo, pero no me importa no puedo apartar la mirada.

Unos minutos después el avión comienza el descenso final hacia el aeropuerto de Santorini.

—Ten — me vuelvo hacia Apolo quien me ofrece su abrigo de punto azul — estará refrescando fuera, te hará falta.

Lo tomo con una sonrisa y él sonríe en respuesta, sus ojos oscuros vuelven a tener la misma alegría de horas atrás, parece que sea lo que fuere que le preocupará ya no estaba más ahí, y prefiero no darle importancia.

 

Al aterrizar, Neo se acerca a nosotros sonriente como siempre, veo que también se ha colocado un abrigo, veo que soy la única que no se ha enterado que hace un poco de frío en esta época del año.

—Phoe, no te sorprendas — comienza y lo observo con sospecha, se encoje de hombros y continua — habrá una cantidad grande de fans esperándolos en el aeropuerto, no podemos venir a menudo a Santorini, y tenemos muchas fans aquí que nos siguen fielmente, así que cuando tenemos la oportunidad hacemos algo de fanservice para ellas y a cambio, pues podemos disfrutar de una estancia tranquila.

» Lo mejor será que nos esperes junto a Nix, podrán verlo si quieren pero no creo que sea muy entretenido para ustedes.

Veo de reojo que Apolo asiente y Basha hace su aparición.

—Nos llevará unos veinte minutos como mucho, no podemos hacer mucho revuelo aquí, pero es algo que les debemos.

Asiento, sintiéndome un poco fuera de lugar, pero comprendo lo que dicen, es importante para ellos hacerles saber a sus fans que son valiosas para ellos y lo que más me gusta es saber que son completamente sinceros con eso y no lo hacen solo por mantener su fama.

Mientras los hermanos Lux desembarcan Apolo toma mi mano y con la mirada me pide que espere, en cuanto nos quedamos solos veo como su mirada se vuelve oscura, toma su abrigo de mi regazo y me ayuda a colocármelo con mimo, este hombre es como estar en una montaña rusa.

—Mucho mejor — comenta al ver su obra, su abrigo me queda al menos tres tallas mas grande, comienza a arremangar las mangas, hasta que queden del tamaño perfecto para mis brazos, se toma su tiempo y observo que frunce el ceño cuando se concentra en algo, lo que me lleva a darme cuenta lo poco que conozco de él, ni siquiera se que edad tiene, y aquí estoy yo en el avión privado de su familia, en una isla a miles de kilómetros de distancia de mi casa, he perdido la chaveta.

Suelto una carcajada irónica.

—¿Qué es tan gracioso? — pregunta deteniéndose.

Niego con la cabeza, ya tendremos la oportunidad de conversar en otro momento. Me mira curioso, pero lo deja estar, cosa que agradezco, se pone de pie y me ofrece su mano para ayudarme a levantarme, con calma caminamos a través de la aeronave hasta la salida.

 

Apolo no mentía cuando dijo que necesitaría su abrigo, el ambiente es un poco más frío del que estamos habituados en Los Angeles, pero luego de haber crecido en New York, el ambiente era agradable, rondaba los quince grados, pero el ambiente era húmedo lo que hacía que la sensación térmica fuera un poco mas cálida, eran pasadas las cuatro de la tarde cuando desembarcamos.

Ahora con Nix quien está más interesada en su celular, y dos guardaespaldas que nos hacen de niñeras, esperamos a que los demás Lux terminen de tomarse fotografías y firmar autógrafos a las trescientas fans que han venido a recibirlos.



#43630 en Novela romántica
#11625 en Joven Adulto

En el texto hay: bandas, famosos, musica rock

Editado: 05.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.