El secreto de Apolo

XXVIII

Apolo

Apenas quedan dos días para que regresemos a nuestras vidas caoticas a Los ángeles y comienzo a tener mis dudas de como manejaremos nuestra relación con Phoebe, por supuesto que no se lo he dicho, pero entre mis horarios y los suyos en el hospital no veo muchas oportunidades para que podamos estar juntos, y si a eso le aumentamos que la prensa va a estar tras ella acosandola para averiguar cuanto puedan de nosotros pues tenemos una bomba en proceso.

—No te ves muy bien hombre — comenta Basha sentandose frente a mi en la cocina, es temprano por la mañana, no he podido dormir pensando en nuestro regreso — que te tiene tan preocupado?

—No lo sé, solo estoy un poco ansioso por regresar eso es todo.

Me observa con los ojos entrecerados y niega con la cabeza, se levanta y se sirve una taza de cafe recostandose contra la encimera.

—Apolo dime la verdad.

Levanta una ceja y me mira interrogante.

—¿En qué momento te has convertido en el hermano mayor?

—Pues en el momento en que te has convertido en un puto adolescente, suelta, ¿qué te ocurre?.

Deja la taza de lado y se cruza de brazos. Ruedo los ojos resignado. Supongo que no me queda mas opción.

—Me preocupa lo que sucederá una vez regresemos a Los Angeles.

—Así que... te preocupa de que se reviente la jodida burbuja de felicidad en la que te has metido aquí —Asiento a regañadientes —. Y no se te ha ocurrido la brillante idea de contarle a tu querida novia, quien te recuerdo es una mujer perfectamente razonable.

—No quiero agobiarla con esto.

Rueda los ojos y suspira exhasperado.

—Pero si estás calato, primero entérate que estos secretitos comienzan a arruinar una relación, segundo hay formas, ni Phoebe ni tú son niños, si no tienen tiempo de verse en el día, genio, puedes ir a su casa o ella puede venir a la nuestra — ladea la cabeza — la prensa, estoy seguro de que aprenderá a manejarlos, de la misma manera que a las fans.

Paso mis manos por mi cabello, me cuesta admitir que no lo había pensado. Basha tiene razón hay muchas formas en las que podríamos encontrarnos.

—Hay un asunto que también me preocupa, antes de viajar Phoebe recibió uno de esos regalitos extraños.

Basha cambia de posición y se acerca a mi con preocupación.

—¿Animales mutilados?

Asiento.

—Demonios, eso si puede complicar las cosas, ¿has hablado con Phoebe de eso?

Niego con la cabeza.

—No desde que sucedió, parece que lo ha olvidado y no quiero hacerle pasar un mal momento hasta que no sea necesario, hablaré con ella antes de regresar.

—Me parece bien, ¿Quién se esta encargando de eso? —pregunta volviendose por su taza de café.

—Les deje a los muchachos averiguando y rastreando a quien envío el paquete.

—¿Te ha dado alguna respuesta?

—Ninguna, y eso no me gusta, la última ocasión que algo así sucedió supimos quien era el responsable en un par de días, pero ya son dos semanas.

Ambos permanecemos en silencio el resto del desayuno, en cuanto los demás comienzan a aparecer en la cocina, decido que es el momento de ir a hablar con mi chica.

 

Subo las escaleras, mientras escucho las animadas voces de mis hermanos desde la cocina, en cuanto entro a la habitación observo a Phoebe aún profundamente dormida. La observo con detenimiento, su pecho suve y baja en un suave respirar, su rostro se encuentra relajado y se ve aun mas hermosa si cabe la posibilidad de que ello fuera posible. Me siento al otro lado de la cama tratando de no perturbar su sueño.

Decido revisar mi correo mientras espero a que despierte. No me sorprende encontrar un correo de Kath Black, enviandome el borrador del anuncio para los medios de la integración de Lux a Star Records, eso será una verdadera bomba.

Pero no es hasta que entro en la carpeta de correos no deseados que encuentro algo que no me gusta para nada.

"¿Es que tu piensas que me puedes cambiar por una cualquiera?

Estás muy equivocado Apolo Lux si crees que te permitiré ser feliz luego de lo que me hiciste, que iluso eres. Haré que te arrepientas de todo lo que me has hecho y será por donde más te duele."

No reconocía la dirección de correo electronico, pero solo conocía a una mujer capaz de soltar tanto veneno.

La cabeza comienza a dolerme, me paso la mano por la cara varias veces tratando de calmarme, ese es un gran problema de mi temperamento, cualquier problema necesitaba pensar en una solución tan pronto cuando aparecia o comenzaba a pensar demasiado en ello.

—Te está doliendo la cabeza ¿no es así?

La voz de Phoebe fue capaz de sacarme un momento de mis pensamientos y devolverme a la realidad. Me giro y enfrento su mirada llena de preocupación. Alarga sus brazos, me rodea y nos jala a ambos hasta la cama. Comienza a acariciar mi cabeza con delicadeza, no dice nada pero las palabras sobran en este momento. Es increíble pensar que en este preciso momento me sienta más conectada a ella que con nadie con quien haya compartido mi cuerpo.

Deposita unos cuantos besos en mi coronilla y me atrae más hacía ella. La envuelvo entre mis brazos disfrutando el roce de nuestra piel. Esta mujer hace que olvide todo lo que me preocupa solo con su mera precencia, alivia todos mis dolores con el solo toque de sus manos. En este momento viendo en el profundo verde de sus ojos me pregunto ¿cómo es que yo le he llamado vida a lo que he estado haciendo antes de conocerla?




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