El secreto de Apolo

XXXIV

Apolo

Escucho mi celular sonar, tomo la llamada con el manos libres del auto.

—¿Ha sucedido algo Jonás? Es extraño que tú me llames —digo tras mirar de reojo el identificador de llamadas.

—Phoebe me ha pedido que te avise que no pases por ella esta noche, ha surgido algo en el hospital y es probable que deba quedarse hasta las tantas.

Frunzo el ceño un tanto incómodo, no es la primera vez que eso sucede. En algunas ocasiones he tenido que llevarla hasta el hospital en medio de la noche cuando había alguna emergencia o la he esperado en su oficina mientras termina una cirugía. No me molestaba, de hecho, me hacía sentir orgulloso.

—Tengo una idea —le comunico— pasaré por comida y se las llevaré. Supongo que tarde o temprano tendrán hambre y si tengo un poco de suerte, puede que me gane un beso.

Escucho a Jonás reír del otro lado de la línea.

—Esa es una gran idea. Uhmm... —escucho que alguien más le habla, no comprendo que le dicen, pero parece urgente— tengo que colgar, nos vemos.

***

Tardo casi dos horas entre ordenar la comida y sortear el tráfico. A penas entro en el hospital una enfermera se me acerca y me informa que debo ir al tercer piso donde Jonás me espera. Cosa que me extraña ya que normalmente permanecemos en la oficina de Phoebe mientras esperamos, sin embargo, me pongo en marcha.

Observo curioso la escena que se desarrolla frente a mí. Veo a dos parejas, la una abrazada, la mujer llora desconsolada en los brazos de un hombre. Mientras que la otra es todo lo contrario, un hombre mayor se ve preocupado con sus codos descansando en sus rodillas, mientras que la mujer parece... enojada. Jonás quien está sentado en medio de ambos, como si se tratara de un árbitro, se pone de pie en cuanto me ve.

—Gracias a Dios que has llegado, no podía soportar más tiempo este ambiente.

Frunzo el ceño sin entenderlo.

—No entiendo por qué estás aquí.

—Ellos —señala a la pareja mayor— son los padres de Phoebe... tus suegros. Mientras él —señala a los otros— es su hermano mayor.

Pienso con rapidez y no soy capaz de recordar que Phoebe me haya mencionado que tiene un hermano mayor.

—¿Hermano mayor?

—Si bueno, nadie lo sabía hasta esta mañana que han llegado buscándola.

Vuelvo mi mirada a la incómoda escena y comienzo a pensar que debí hacerle caso a Jonás y no haber venido, no creo que sus padres estén muy felices de conocerme y mucho menos en estas circunstancias.

—¿Dónde esta Phoebe ahora? —es lo único que atino a preguntar.

—En cirugía, el hijo de su hermano estaba muy grave, por eso la buscaron. Pero tuvo una complicación esta noche y lo han tenido que intervenir de emergencia.

Asiento tratando de entender la situación. Deduzco que si buscaban a Phoebe se trata de algo neurológico.

—Vayamos por un café —propone indicándome el camino y una salida para evadir a los padres de Phoebe. Me siento aliviado.

Mientras caminamos por primera vez dedico un poco de atención a los que nos rodea, observo como es la vida en el hospital, veo a los enfermeros y doctores discutir de cosas que ni siquiera entiendo.

—Este lugar es enorme.

Escucho a Jonás reir con suavidad a mi lado.

—Hombre, el South es el mejor hospital de enseñanza de la costa oeste. Contamos con el más grande y mejor equipo de especialistas del país, cientos de aspirantes aplican para hacer su internado y residencia aquí.

—¿Qué es un hospital de enseñanza? —pregunto sintiéndome un completo ignorante.

Se detiene y me observa con una ceja enarcada.

—Un hospital de enseñanza es donde los doctores terminan de aprender cómo serlo, con práctica, con mucha práctica —comienza a caminar nuevamente— Los médicos titulares son los encargados de enseñarles o guiarlos en el proceso.

»Mira —dice señalando a un grupo de personas vestidas con un uniforme de color verde oscuro, igual al que Phoebe lleva normalmente— ellos son médicos titulares, existen muchas áreas así que son muchos —señala a otros que conversan llevando uniformes naranjas— Ellos son residentes, lo que se traduce en estudiantes y los de uniforme azul cielo son enfermeros.

»Phoebe lleva un año siendo cirujana titular, lo que créeme, es impresionante.

Se me escapa una carcajada.

—No necesitabas darme toda una clase para saber que Phoebe es impresionante eso ya lo sabía.

Coloca una mano en mi hombro con una gran sonrisa en su rostro.

—Ya decía yo que me caías bien.

—Eso es un alivio —menciono con sarcasmo.

—Eres un puto suertudo, ya lo verás.

***

Siento mi teléfono vibrar dentro de mi chaqueta y me llevo una sorpresa cuando veo el identificador con el nombre de «Jesse» en él.

Jesse es el vocalista de Four Points, quienes llegaron esta mañana. Tuvimos oportunidad de hablar e intercambiar números por un momento antes de que comenzará su apretadísima agenda en la ciudad.




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