El secreto de Apolo

XXXV

Phoebe.

Termino de suturar la herida, siento las piernas a punto de ceder ante mi peso. Aun no se como es que he sido capaz de mantenerme en pie durante seis horas.

Me vuelvo para observar al pequeño Frankie sobre la mesa del quirófano, la cirugía no solo fue complicada estuvimos a punto de perderlo un par de veces mientas operaba, no me siento capaz de soportar nada mas el día de hoy, pero me siento contenta al mismo tiempo porque ese pequeño demostró ser un verdadero guerrero aferrado a la vida.

Debe pasar en observación hasta que despierte, solo en ese momento seremos capaces de saber su condición real.

Pero gracias a Dios, pude extraer todo el tumor y en teoría no debería existir ningún problema durante la recuperación de ahora en adelante, pero eso es algo que solo el tiempo lo dirá.

Salgo del quirófano, retirando el tapabocas de mi rostro, en la habitación de preparación desecho mis guantes que están cubiertos de sangre y aun sin ser necesario lavo mis manos una vez más. Me retiro con rapidez el resto del implemento de cirugía para salir y poder hablar con sus padres.

Me doy un momento para soltar un poco de aire y así también la tensión que he acumulado en las últimas horas.

Observo a las enfermeras llevarse al pequeño a la sala de recuperación, ahora que sé que el pequeño ha pasado por la peor parte solo el tiempo dirá que consecuencias pueda traer esta intervención.

—Buen trabajo Cleveland, cada vez te superas a ti misma —es la voz del Dr. Parker el jefe de pediatría, entra en el ante sala del quirófano tomándome por sorpresa.

—Le agradezco el cumplido — normalmente no suelo ser tan borde, pero hoy ha sido un día extraño y demasiado largo.

—Un día pesado Cleveland, acostúmbrate por que en la escuela de medicina no te advierten que son más los días difíciles que los felices —dice antes de salir dejándome con un sabor amargo.

 

Salgo hasta la sala de espera donde no se como reaccionar al ver a mis padres ahí, sobre todo en como se forma la escena. Mi madre es evidente que esta furiosa, mi padre esta preocupado y triste, por un momento me siento mal por el, a la final Frankie es su nieto también y supongo que toda la situación es una mierda también para él. Por otro lado me enternece ver a George y su esposa juntos abrazados, como una unidad dándose fuerza el uno con el otro, en medio de toda esta locura es algo hermoso de ver.

Tomo un par de respiraciones profundas antes de comenzar a avanzar en su dirección, el primero en verme es mi padre y aunque me parte el alma, le doy una mirada de advertencia de que tenemos mucho de que hablar. Sin embargo, aunque estoy molesta, muy molesta con él no me impide abrazarlo. Mi madre nos mira con el cejo fruncido y niega con la cabeza como si no aprobara que abrace a mi papá.

George y su esposa se ponen de pie y recuerdo que debo darles noticias sobre Frankie.

—¿Cómo esta? ¿Salió todo bien?...

Levanto la mano para que me permita hablar, George da un paso hacia a mi y puedo leer en su rostro que espera lo peor.

—La cirugía salió bien, tuvimos unas complicaciones sin embargo él va a estar bien, tendrá que estar en observación un par de días para ver su evolución, pero va a recuperarse.

No estoy preparada para lo que sucede a continuación, George me envuelve e con sus brazos y siento como su cuerpo se sacude por el llanto, llora de tal forma que me quedo paralizada, si alguien nos viera pensaría que le he dado la peor noticia del mundo. Aun sin estar muy segura de como reaccionar le doy unas pequeñas palmaditas en la espalda a la espera de que en algo lo ayude a calmarse.

Pasan unos minutos en los que estamos así, el silencio reina entre nosotros y es incómodo, mucho, a decir verdad.

En ese momento escucho voces familiares acercarse. Reconozco de inmediato la de Apolo y siento como de alguna forma me da alivio saber que está aquí cuando literalmente mi vida esta de cabeza, además escucho a Jonás quien ya me había dicho que se quedaría para esperarme y una tercera voz que no reconozco.

George afloja su agarre y me observa con una pequeña sonrisa de disculpa antes de volverse a su esposa. Fuera de todo pronostico el ambiente se vuelve más hostil cuando Apolo se acerca a mi y me abraza frente a mi madre.

—Phoebe... —comienza mi madre, pero no estoy de humor para más drama, estoy exhausta y lo único que deseo ahora es darme un baño y mi cama. Si eso incluye a Apolo, me doy por bien servida.

—Phoebe nada mamá, he tenido suficiente de «familia» por un día —me vuelvo hacia George y digo con sinceridad—, sin ánimo de ofender. No tengo nada contra ustedes se los aseguro. Pronto una enfermera saldrá y les dirá cuándo podrán reunirse con Frankie. Si me disculpan estoy agotada y tengo que regresar en unas horas a trabajar.

No mentía, debía estar en el hospital nuevamente en menos de seis horas lo que me daba apenas oportunidad de descansar un momento.

Mi madre frunce los labios y me mira furiosa. Me encojo de hombros y les doy la espalda. Apolo camina a mi lado en silencio y me sorprendo al encontrarme con un hombre que rivaliza con cualquiera de los hermanos Lux en atractivo, pero al que me sorprendo reconociendo como el vocalista de la banda con la que Lux hará su colaboración.




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