Amalia despertó tan ansiosa como un niño que espera por abrir sus regalos en navidad. Corrió a abrir la puerta de su habitación para atravesar el pasillo lo más rápido que pudo, pero llegando a la escalera, se desvió a chequear su aspecto en el baño. Cuando se preparó bajar, imaginó a su madre sonriendo. Por fin su adorada hija estaba lista para seguir adelante.
Cuando estuvo frente al comedor, irguió su figura y entró fingiendo tranquilidad, pero Diego ya no estaba en la mesa del desayuno.
—Lo siento hija, se fue temprano, dijo que Reina estaba por volver —los ojos de Amalia brillaron de emoción.
—¿Reina? ¿Adelantó su regreso? —contestó emocionada, pero su mente rápidamente se desvió hacia un panorama más oscuro. Tal vez su viaje no había resultado bien, y antes de preguntar por su nuevo compañero de vivienda, tomó su teléfono para telefonear a Reina, no sin antes buscar la respuesta a una gran interrogante que no le había permitido descansar del tobo bien—. Papá, ¿Por qué conoces a Diego?
Ernesto arrojó una mirada de culpa a su esposa y un escalofrío recorrió el cuerpo de Amalia. Imposible. Pensó.
—No sé cuánto conoces de él, pero supongo que si vivirá aquí, es justo que estés al tanto. ¿Qué sabes de su familia?
—Solo lo de su madre y de la existencia de Amparo.
—Bien. Debes saber que su madre de suicidó cuando él tenía 15 años. Diego la encontró Amalia, fue una intoxicación con medicamentos, y yo estaba de turno cuando eso ocurrió. Fue algo impactante, cariño. Un pequeño de tu misma edad, con un bebe en brazos y su madre muriendo en una sala de hospital. Luego de eso, me aseguré de que el Servicio de Protección al Menor investigara sobre su vida, sé que su familia paterna no quiso reconocerlos, que estuvo junto a su a abuela unos años y que al tiempo perdió a su hermana. No he perdido el contacto con él, lamentablemente, por motivos poco agradables. Él ha estado involucrado en algunos problemas, y siempre le pedí que preguntara por mí, antes que por otro médico.
—¿En qué tipo de problemas? —indagó.
¿Sería posible que se refiriera a eso? Ernesto aclaró su voz antes de continuar.
—Verás, al parecer su genio no es muy bueno —dijo Ernesto sonriendo—. Ha golpeado a un par de personas, un chico de la escuela y un par de peleas callejeras. —Amalia abrió sus ojos con asombro.
—¿Diego? No lo creo, eso es imposible.
—Lo sé, es impresionante. —indicó entre risas—. Pero estoy seguro de que ellos se lo merecían. Siempre molestando a ese chico e inventando esos horribles rumores que supongo también has escuchado—. Por desgracia, ella sabía muy bien a que se refería. Pero no iba ser quién lo confirmara. Todo estaba a punto de quedar atrás y era mejor para todos comenzar a olvidar.
—Y ahora están otra vez con lo mismo... —respondió cabizbaja, sabiendo que mentía.
—No les prestes atención. Yo mismo hice la denuncia, porque debo admitir que también tuve la sospecha. Es muy difícil para un adolescente quedar solo. Pero no debes preocuparte, no encontraron nada, y denuncié directamente al Servicio de Protección al Menor. Diego es un chico normal, con una vida muy complicada, pero es igual a ti. No te separes de él y haz que su paso por nuestra casa sea agradable. Le he ofrecido apoyo en sus estudios mientras él se comprometa a dejar de trabajar. Deberías aprovechar que es un excelente estudiante e imitarlo.
—¿Entonces no tendrá mi apellido? —preguntó con entusiasmo. Ernesto respondió negando con su cabeza, y la alegría desbordó la sonrisa de su hija—. ¡Papá, eres el mejor! —gritó Amalia abrazándolo con fuerza.
—Lo sé, lo sé. Pero dormirán con las puertas abiertas y estoy pensando seriamente en que cambies de habitación y te ubiques en el primerpiso.
Esa mañana, Ernesto recibió muchísimos besos, Elena cantaba feliz por toda la casa, y Amalia tendría a Diego junto a ella. ¿Qué podría salir mal?
La misma pregunta se repetía Diego, una y otra vez, ¿Qué podría salir mal? Esa inmensa felicidad le parecía sospechosa. Tanto, que había tenido que escribir de noche a Reina para hablarle. Y es que no podía creerlo. Cada mañana despertaría y vería a un padre, una madre, a Amparo y a Amalia. No había forma, por más que lo pensara, de que aquello pudiera resultar mal.
Reina tampoco podía creerlo y temblando de emoción, tomó el primer tren para volver a casa.
—Entones, explícame, ¿nunca te dijeron que tenían una hija?
—Sí, lo sabía, pero jamás me dijeron el nombre.
—Dios, no puedo creer esto. En serio. Ahora sí que tu vida parece novela de Wattpad.
—Ni sé que es eso. Demonios. ¿Qué haré ahora? ¿Qué acaso el padre de Amalia no se da cuenta que somos dos adolescentes? ¿Sabes cuánto me ha costado contenerme junto a ella?
—No te contengas más entonces.
—No es tan fácil. No puedo tocarla sabiendo que hace una semana... bueno... ya sabes.
—Tienes que olvidarlo, y pronto. Debes comenzar a disfrutar el regalo que la vida te está dando.
Él sonrió con una alegría que Reina no conocía. Pero no todo se trataba de él, pero en el momento justo en que Diego iba a comenzar a preguntar sobre su viaje, una desesperada Amalia llamaba por teléfono.
—¡Reina! ¡No cuentes nada antes de que llegue! ¡Ya voy para allá!
Ambos rieron, y Diego pudo adivinar que también Reina había tenido un resultado favorable. No tuvieron más opción que esperar. Almorzaron los tres, rieron, bromearon y hablaron sin parar. El aire que se respiraba había cambiado por completo. Realmente, ¿Qué podía salir mal?
—Reina, te extrañaré tanto. Pensé que había salido mal y que por eso volvías —dijo Amalia tomando la mano de su amiga.
—No era eso, loca. Alguien aquí necesitaba una charla de chicas —respondió ella, lanzando una mirada cómplice a Diego.
— ¿Cómo salió todo? —preguntó él, intentando desviar el tema.
—Estuvo bien. Mi padre se acercó muy poco al principio, pero luego se rindió. Me siento un poco culpable, él realmente quería a un chico. Mamá lloró el ochenta por ciento del tiempo. Incluso vinieron algunos familiares a saludarme. En Marzo me matricularé en la escuela para adultos, terminare de estudiar y trabajaré en la florería de una de mis tías. Wow, suena lindo cuando lo digo en voz alta.
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Editado: 18.04.2025