El Secreto De Emma. Tomo Ii. Ricardo

CAPÍTULO 3. RESULTADOS.

El lunes temprano Emma subió a la azotea de la secundaria a saludar a Ricardo.

- Hola – Saludó animada, pero él no contestó - ¡Oye! Hola. – Volvió a saludar. El muchacho la miró con molestia. - ¿Qué tienes? – Emma notó que el semblante de su amigo se veía demacrado como si no hubiera dormido en días - ¿Qué sucede? – Ricardo se alejó de ella.

- La primera vez que subiste. Te dije que sólo yo podía estar aquí. ¿Lo recuerdas? – Emma lo miró extrañada, no comprendía su actitud.  Él al ver que no se iba, gritó: – ¡Es mi espacio! ¡Sal de aquí, asqueroso ratón!

- ¡¿Pero que demonios te pasa?! ¿Estás enojado conmigo?

- Creíste que me ibas a ver la cara de idiota. Ya descubrí tu plan.

- ¿De qué carajos estás hablando? ¿Estás loco? ¿Cuál plan? – Preguntó incrédula.

- Tu plan para fastidiar a mi hermano. Ya sabía que eras una falsa creída, pero no Emma yo no me presto para tus estúpidos juegos. – Ricardo se acercó a ella, el muchacho desprendía un ligero aroma a alcohol.

- ¿Estuviste bebiendo? – Preguntó ella extrañada, nunca había visto a Rick así.

- ¡¿No escuchaste?! ¡Que te largues! – Rick la iba a tomar del hombro para empujarla, pero Emma le detuvo en seco con un golpe en la mano. Ella lo miró con los ojos llenos de sentimientos de furia y decepción. Las lágrimas comenzaban a acumularse. Emma decidió irse. Antes de que la chica entrara a la escuela, Ricardo le gritó:

- ¡Y no vuelvas a entrar aquí! – A lo que ella contestó.

- ¡Y tu no me vuelvas a hablar! – Cerrando la puerta de golpe tras de ella. Ricardo corrió hacia la puerta de la azotea en ademán, de seguirla. Pero se detuvo al escuchar que Emma ya había cruzado la segunda puerta que conectaba con el pasillo.

- Carajo. – Se dijo así mismo.

 

***

 

Emma bajó corriendo las escaleras, quería hacer la mayor distancia entre Ricardo y ella. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin control. Tanto esforzarse para que todo terminara así. Decidió refugiarse en los baños de la planta baja, que se ubicaban en la parte posterior del edificio de la secundaria, para evitar a los demás alumnos y poder calmarse. Emma meditó las palabras de Ricardo, repasó lo sucedido el día anterior. <<¿Qué habrá ocurrido entre aquellos dos cuando ella se fue?>> Tratando de comprender sus palabras, le vino a la mente la amenaza que le hizo a David recién había vuelto de EU, que le haría la vida imposible. Sin embargo, no entendía de que manera Ricardo se sintió utilizado por ella. Cuando se sintió lista, regresó a su salón, pero se encontró con una sorpresa esperándola…

 

***

 

Más temprano, esa mañana. El viaje hacia la escuela de los Leo‘s fue muy silencioso. Leobardo no le había dirigido la palabra a su hermano durante todo el fin de semana. Al arribar al colegio, Leon se encontraba muy nervioso. Miró el edificio de la secundaria, sabía que Ricardo estaría en la azotea. Pero ¿qué pasaría si él subía? ¿Ricardo lo recibiría con un abrazo, o lo echaría de ahí como si fueran desconocidos? ¿Podrían seguir hablando de la misma manera que antes? ¿Su amistad sería igual? ¿Y si ya no quería verlo? El esfuerzo de Emma sería en vano y su familia lo odiaría para siempre.

- Ya llegamos chicos. – Anunció Gerardo. El corazón de Leonardo comenzó a latir con fuerza y sintió que las piernas le temblaban. – Tranquilo Leon sé que harás lo correcto. – Le dijo su hermano mayor al notarlo nervioso. Leobardo gruñó antes de salir del auto y aventar la puerta. - ¡Leo! – Lo regañó. Los hermanos vieron a Leobardo alejarse refunfuñando. -  No te preocupes aceptaremos la decisión que tu tomes. Aunque… - Gerardo vio el rostro asustado de su hermano menor. Intuitivamente le acarició el cabello, lo abrazó y le dio un beso en la frente. Gerardo sabía que también era una situación difícil para Leonardo y lo necesitaba de su lado. – Ten un buen día hermano. Te amo. – Leon sonrió y le devolvió el abrazo.

 

***

 

En tanto Leobardo entraba en la escuela echando chispas. David al verlo, sólo caminó a la par de él.

- Mal día ¿Eh?

- No quiero ver cómo la vida de mi hermano se va por el drenaje. Esto no estaría pasando si… - Carmen llegó a interrumpirlos para saludar a Leobardo, se dieron un beso breve y seco, el joven tenía la mente en otro lado. La muchacha al notarlo extraño se acercó a abrazarlo. En eso Leobardo vio algo a lo lejos, hizo a un lado a su novia. – Espera. – Intempestivamente se echó a correr.

- ¿Qué pasa? – Le preguntó ella a David. Este no supo que contestarle. Ambos miraron hacia donde se dirigía.

- ¡Crees que te saliste con la tuya! ¿No es así? – Gritó Leobardo a su prima. Emma se asustó mucho al verlo, no lograba entender muy bien lo que ocurría, así que no dijo ni una palabra. – ¿Qué te pasa Emma? ¿Estás loca? ¿Nos odias tanto que quieres destruir a nuestra familia? – La chica se quedó pasmada ante sus agudas palabras.

- Ay, no. – Dijo David preocupado al ver a su amigo atacando a su prometida.

- ¡¿Acaso sabes lo que hiciste?! Ya habíamos logrado que Leon estuviera lejos de ese idiota. ¡Y llegas tu a cagarla! ¡Todos estamos muy cabreados contigo! ¡Mi mamá y yo no te perdonaremos si Leon comienza a meterse en problemas por tu culpa! – Leobardo comenzó a empujarla. - ¡¿Tu familia y tu qué harán si eso pasa?! ¿Eh? ¿Emma? ¡Contesta! ¿Ayudarán a Leon? ¡Dime Ema! ¡Contesta! – La niña no pudo soportar más y decidió irse, pero Leobardo la detuvo tomándola fuertemente de la muñeca. – No, Emma. ¡No te irás hasta que me digas que arreglarás todo esto!




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