Al otro día, cuando Ricardo despertó no encontró a Emma en su alcoba. El sueño de esa noche había sido profundo, no escuchó cuando ella abandonó la habitación. Ricardo vio la hora en su celular, supuso que ella ya estaría camino a casa de su abuelo, para arreglarse e ir a la escuela. Se apresuró a colocarse el uniforme. Cuando bajó a desayunar encontró a Emma platicando con David en el pasillo de la habitación de huéspedes.
- Entonces dormiste bien. – Decía su hermano mayor sonriente, mientras le acariciaba un mechón de cabello.
- Sí. Aunque debiste despertarme. Mis tíos deben estar molestos. – Comentó ella.
- Ellos saben que estás conmigo. – Él la veía con ojos centellantes. - ¿Sabes? Me da gusto que podamos hablar como antes. – David entrelazó tímidamente sus dedos con los de Emma, ella le sonrió.
- No debí ser tan grosera contigo. - Comentó apenada. – Lo siento. Nunca debí darte esa bofetada. Prometo que no volverá a suceder. ¿Te dolió mucho?
- ¿Qué si le dolió? Lloró tanto que Norma creyó que se desmayaría. – Comentó Ricardo en tono burlón,
- Lo siento. No debí hacerlo. – Reiteró Emma avergonzada.
- Mentira. No le hagas caso. – Dijo David tratando de disimular su enojo.
- Buenos días, Rick. – Saludó Emma.
- Creí que ya te habías ido. – Respondió tajante.
- Lo siento, es que bajé a cambiarme. Espera. - Emma regresó a la habitación y sacó unas prendas. – Ten. – Emma le acercó la camiseta y el pants que le había prestado. – Muchas gracias. – Ricardo le aventó la playera en la cabeza.
- Te dije que podías quedártela. – David los miraba atónito. – Dijiste que te era cómoda. – Ricardo miró hacia otro lado, al sentir un leve calor en las mejillas. David con la rabia en la boca del estómago, tomó la camiseta de la cabeza de su prometida y se la aventó a su hermano.
- No sé de qué hablan. Pero, créeme no es necesario. – Dijo tratando de contener su ira. Después David la tomó del brazo y la alejó de ahí. - Emma, vamos al comedor. Pedí que te prepararan algo que sé que te encantará.
- David no seas así. – Emma se soltó y recogió la camiseta del suelo para colocarla en una mesita que había en el pasillo y dirigiéndose a Rick: – Guárdamela para cuando me quede a dormir ¿Sí? – Emma los sorprendió a ambos hermanos tomándolos de la mano. – Ahora a desayunar. – Les dijo mientras los dirigía hacia el comedor.
- Espera. Me harás caer. – Gruñó Ricardo. Ya en el comedor, David se sentó del lado derecho de Emma.
- Ven, siéntate aquí. - Le pidió Emma a Ricardo señalando el asiento de su lado izquierdo. Rick vio a su hermano.
- Olvídalo, ratón. - Dijo molesto. David los miró desconfiado.
- Como quieras. – Respondió indiferente. La señora Norma les sirvió el desayuno. Omellete de champiñones con jamón y queso, acompañado de fruta picada. David comenzó a comer.
- ¿Qué tienes? ¿No te gustó? - Preguntó David al ver que ella no comía. David se quedó atónito al ver que Ricardo se sentaba a lado de Emma.
- No todos estamos sentados a la mesa. - Ella le lanzó una mirada a David como diciéndole “te lo dije”. A lo que David trató de cambiar el tema para disipar su enojo y desviar la atención de su hermano.
- ¿Y qué harás hoy? Si no tienes algún plan. Tal vez podríamos ir algún lado. – Tal comentario puso incómodo a Ricardo.
- En realidad estaré muy ocupada toda la semana con los preparativos del festival. Ayudaremos a Susy a finalizar detalles de la mega ofrenda y la decoración del salón, además, ayudaremos a Fer y a los chicos de teatro con su escenografía y crearemos un stand fotográfico para recaudar fondos. Este año habrá muchas actividades. – Dijo Emma emocionada. Los coordinadores de secundaria quieren que nuestra área se luzca.
- Suena divertido. ¿Y qué harás este año?
- ¿Otro stand de besos? – Dijo Ricardo echándose a reír.
- Noooo. – Contestó tratando de contener su enojo. Emma comenzó a picarle las costillas. – No creas que he olvidado que hace dos años llenaste de huevos podridos el stand. – Ricardo le detuvo las manos.
- Oye, no fue mi culpa que estuvieran a mitad de precio en la merced. – Dijo entre risas.
- Claro. Porque estaban podridos. – Emma siguió tratando de pellizcarlo.
- Entonces ¿qué harás? – los interrumpió David en tono molesto. Por dentro hervía de enojo al verlos.
- Seré la modelo del stand. Me disfrazaré de catrina y cobraremos por foto. Lo que recaudemos lo usaremos para comprar juguetes para donarlos a un orfanato en diciembre. Espero vayan a verme.
- Claro. – Contestó rápidamente David.
- No. – Dijo tajantemente Ricardo.
- ¿Por qué? – Preguntó ofendida a su amigo, quien ignorándola siguió comiendo su desayuno. A lo que David contestó.
- El año pasado, los de prepa presentarían la obra del “Fantasma de la Opera”, pero fue cancelada a la mitad del espectáculo. Porque alguien colocó una bomba apestosa bajo el escenario y la accionaron en el momento en que usaron hielo seco. La multitud salió corriendo, tuvieron que llamar a emergencias porque hubo una estampida, donde pisaron a algunas personas, nada grave, pero muchos asistentes tuvieron crisis nerviosas. Creyeron que era Ántrax. Nunca supieron quién fue.