El Secreto De La Esmeralda

Capítulo 2: Parte 2 1999

—Entonces, ¿tu papá te dijo que simplemente te encontró en una canasta frente a su casa? —preguntó Alex otra vez mientras caminaba de un lado a otro en mi habitación, dándole un bocado al sándwich que mi papá nos había preparado.

—Así es —respondí por milésima vez.

—Es que no entiendo... Tus ojos son una combinación de rosado, verde y azul, pudiste invocar el agua sin decir una palabra como suelen hacer las brujas y...

—¿Dijiste azul? —pregunté aturdida.

—Ajá, sí. ¿Qué sucede?

—Mis ojos solo son rosados y verdes —dije corrigiéndola—. Jamás han tenido azul.

—Bueno, querida Esme, a menos que seas daltónica, lo cual dudo, no sé por qué ahora tienen azul. Mírate en el espejo —dijo, dándome su pequeño espejo de Hello Kitty.

Lo tomé y me miré. Efectivamente, Alex tenía razón. Mis ojos ahora tenían tonalidades azules.

Joder, no entiendo nada. No entiendo absolutamente nada de lo que me está pasando.

Solté el espejo y caminé hacia la ventana. Necesitaba sentir aire fresco, pensar un poco. En ese momento, noté cómo aquel chico del salón pasaba caminando. Llevaba puesta una camisa blanca junto a unos jeans azul oscuro y unas Nike Air Force 1 blancas con el logo azul. Hoy era viernes, y como siempre, él salía los viernes y no lo volvía a ver hasta el sábado en la mañana con la misma ropa.

Sentí una opresión en el pecho, pero decidí ignorarlo. Tenía cosas más importantes en las que pensar.

—Sé que es difícil ser diferente —murmuró Alex detrás de mí.

Me senté en la cama y, tratando de distraerme, decidí saber un poco más de ella. Si iba a ser mi amiga, debía conocerla, ¿no?

—¿Cómo te convertiste?

—Aún no lo sé. Estoy buscando a mi creador.

—¿Qué edad tienes?

—17.

—Sí, pero... ¿17 de qué año?

—17, chica. No soy Stefan Salvatore con sus, ¿qué?, ¿145 años?

—O sea, ¿llevas poco tiempo siendo vampira?

—Así es —respondió con sutileza.

—Genial.

—¿Y tus padres?

—Bueno... sobre eso. Mi mamá murió en el parto y mi padre... bueno, me lo comí.

—¿Que tú qué? —Abrí los ojos espantada y, por alguna razón, comencé a reírme. No sé si por los nervios o por lo casual que lo acababa de decir.

—Sí. Era un maldito. Descubrí que estaba tratando de venderme a un ruso donde solía apostar, drogarse y beber como un infeliz.

—Qué valiente fuiste —dije, levantándome para abrazarla. Noté que se quedó confundida por mi acción, pero luego aceptó el abrazo.

Me aparté y volví a sentarme en la cama.

—¿Qué tal si vamos a la fiesta? —preguntó Alex.

—¿Cuál fiesta?

—Escuché a Cassie hablar de eso con sus amigas en el baño esta mañana. Será en el garaje de la 27. Vamos, quiero disfrutar este último año. Nunca hice amigos en la escuela, siempre me miraban como la rara del salón.

Entendía el sentimiento. Yo también fui de esas chicas que no pudieron hacer muchos amigos. Aunque, en realidad, nunca lo intenté. Siempre vivía en mi mundo. Alexandra era la primera chica que se había acercado a mí... o bueno, el destino lo hizo.

—Está bien, vale. Pregunto y vamos.

—¡Sí! Nos vemos frente a tu casa en dos horas —dijo Alex antes de salir por la ventana y correr rápidamente.

Joder, así que lo de que los vampiros tienen súper velocidad es cierto. Pero... ¿por qué Alex no huyó del incendio?

Ignoré la pregunta y salí de mi habitación, caminando hacia la sala. Mi papá estaba terminando un cuadro que el alcalde le había encargado.

—Papá, ¿puedo ir a una fiesta con Alex?

Se detuvo y me miró, sonriendo. Estaba todo manchado de pintura.

—De acuerdo, llegamos a esta etapa. Puedes ir, solo no bebas mucho, toma agua, tienes mi número y no vengas pasada la medianoche. Pero agradecería que estuvieras aquí a las 11.

Sonreí con alegría. Mi papá era el mejor. Siempre había sido muy cuidadoso conmigo, pero confiaba en mí tanto como yo en él. Me había dado una buena educación sobre la vida. No niego que a veces necesité de una mamá, pero él siempre se encargó de todo.

—Muchas gracias, papá.

Fui a mi habitación. Alex me había dado mucho tiempo, así que tomé un largo baño con agua fría, escuchando música mientras lo hacía. Cuando salí y me sequé, me coloqué mis lociones y me vestí de manera casual: un top blanco, jeans negros y mis Nike rojas. Me solté mis dreadlocks y me puse una gorra que hacía juego con mis tenis.

Salí de mi casa y vi a Alex en la entrada. Llevaba un vestido ajustado color rojo sangre, con las mismas tenis que yo y una chaqueta negra de cuero.

—Qué hermosa estás, amiga —dijo sonriéndome.

—Gracias, tú también estás preciosa. Toda una vampiresa —respondí.

—¡Sí! Así quería verme. Vámonos.

Reímos y nos fuimos.

~*~

Los cazadores comenzaron a correr para ponerse en sus posiciones. Habíamos estado buscando a la heredera durante 17 años, y hoy, finalmente, daríamos con ella. Nuestro mundo estaba siendo invadido por los demonios, que estaban exterminando nuestra raza. Necesitábamos a ella.

—¿Estás seguro de que ella estará aquí? —preguntó uno de los cazadores.

—Si la bruja que atacó la escuela me aseguró que ella estará aquí, la sintió —respondí.

—¿Cómo que la sintió? ¿Activó sus poderes? Joder, sabes que si activa todos sus poderes será imposible atraparla. No sabemos si está تم التلاعب به من قبل شخص آخر (manipulada por alguien más).

—Espero que no... por las estrellas, espero que no —murmuré.

^

Llegamos a la fiesta, y esto era una locura total. Todos mis compañeros de clase estaban bailando y cantando. Jamás había visto algo así. Noté que un chico de mi salón estaba de DJ, mezclando sonidos electrónicos con música latina muy eufórica. Era una experiencia completamente nueva para mí, ya que siempre me había dedicado a leer y aprender a pintar con mi papá, disfrutar de la naturaleza, pero esto nunca lo había vivido. Tomé a Alex de la mano y nos guiamos hacia la multitud. Comencé a mover las caderas y Alex me observó impresionada. A los pocos segundos, empezó a bailar conmigo. Nos tomamos por la cintura y seguimos bailando el "kulikitaka electrónico", sonriendo.




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