El Secreto De La Esmeralda

Capítulo 8: Ya Entendí

Lo habíamos hecho. Estábamos unidos, en sangre, alma y espíritu. La unión que habíamos consolidado iba más allá de lo inexplicable. Podía escuchar sus pensamientos, así como saber lo que él sentía; era como si dos almas se convirtieran en una. Y aquello me perturbaba, porque jamás me imaginé sentirme tan bien con esa unión.

Tiene sus cosas raras. Por ejemplo, si se me antoja algo, Kele lo sabe, y me encoge el corazón cada vez que me complace con alguno de mis caprichos. Su relación con Alex mejoró mucho, supongo que porque ahora él siente lo que yo siento por ella, y agradezco a la luna que eso haya sucedido, ya que me dolía mucho el trato que él tenía hacia ella. Alex es la hermana que jamás tuve, y somos muy unidas. Por supuesto, ahora Alex le huye, ya que no entiende el cambio radical de tratarla mal un día y al otro tratarla como si fueran amigos de toda la vida.

También me pasó lo mismo: entablé una muy buena relación de amistad con los amigos de Kele. Ellos se encargaban de protegerme a mí y a Alex cuando Kele no se encontraba. Papá no quedó muy contento al enterarse de que nos habíamos unido, pero entendía la situación.

Además, los padres de Kele hablaron con él sobre el hecho de que no viviríamos juntos hasta que estemos casados y hayamos resuelto la incógnita del problema que se avecina. Y más aún, el hecho de que todavía no he conocido a mis otras almas gemelas los preocupa. Quieren prevenir cualquier situación negativa en caso de que mi próxima alma gemela sea un vampiro. La manada no sabe, o al menos no tiene la certeza, de mi origen. Enzo, el mejor amigo de Kele, me dice que la manada tiene sus teorías, pero lo mejor es que el secreto siga oculto, ya que no todos estarán de acuerdo, especialmente los ancianos. Ellos son los que manejan todas las manadas del mundo. Y por lo que nos explicaron Kamal y Amina, si los ancianos llegan a enterarse de la situación, es posible que nos lleven a Kele y a mí para matarnos.

Dejo mis pensamientos a un lado cuando escucho que el profesor de español habla sobre la semana de la Literatura, donde se realizarán varias obras de teatro y, al final, una pequeña fiesta en celebración.

—Como ya saben, hoy comienza la semana de la literatura. Quiero tomar estos pocos minutos que nos quedan de clase para felicitarlos, ya que están haciendo un excelente trabajo con las cinco obras —dijo, a lo que todos comenzaron a aplaudir. El profesor tiene razón, están haciendo un trabajo excelente. Lo único que no me agradaba es que la historia de Romeo y Julieta tenía como protagonistas a Cassie y Kele. Aquello me volvía loca de los celos.

Pero de las cuatro obras, mi favorita es Ana Karenina, donde Alex era la principal. Las dos amábamos Ana Karenina, pero no por Ana, sino por la historia de Levin y Kitty. Mi mejor amiga y hermana está haciendo un excelente trabajo, y tanto papá como yo estábamos muy orgullosos de ella. Yo estoy a cargo, junto a otras personas, del vestuario de la obra de Ana Karenina, así que tengo la certeza de que mi amiga se verá espectacular.

—Hoy comenzamos abriendo la festividad con Ana Karenina, que les comento que es mi favorita hasta el momento, y cerramos la noche con la fatídica historia de Romeo y Julieta —comentó el profesor, y a los pocos segundos, el timbre de la escuela sonó, provocando que todos mis compañeros salieran del salón.

—Esmeralda, estoy nerviosa. ¿Crees que lo haré bien?

—Por supuesto, te verás tan hermosa que harás lo que Vronsky no tuvo el valor de hacer: secuestrarte a ti con tu hijo e irse lejos a vivir su amor prohibido —le dije, a lo que ella sonrió y me abrazó. Seguimos caminando hacia el teatro, ya que teníamos que empezar con los preparativos para esta noche. Alex fue primero a realizar el último ensayo, así que me senté en uno de los asientos de la primera fila.

Ahora mismo iban en la escena donde Ana comienza su relación extramarital con Vronsky, y no pude evitar sentir una incomodidad extraña recorrerme todo el cuerpo. ¿Cómo reaccionará Kele cuando encuentre a mi otra alma gemela? ¿Dejaré de amarlo?

El solo hecho de pensar que es posible que traicione sus sentimientos me pesa, porque yo no quiero que él me haga lo mismo. La sola idea de compartirlo con alguien más me quema las entrañas de los celos.

Sentí un aroma acercarse, y enseguida supe que se trataba de él. Tan pronto como siento ese olor y calor acercarse, me siento en casa.

—Hola, hermosa, te traje tus favoritos —dijo, tendiéndome un paquete de chocolate Twix.

—Muchas gracias —respondí, tomándolo. Él se sentó a mi lado, juntó su mano derecha con mi mano izquierda y nos quedamos tranquilos viendo la obra.

~*~

Observé a Kele desde la distancia. Sus ojos brillaban cada vez que él estaba con Esmeralda. Podía sentir mi pecho apretado por angustia, algo que ya no podía ignorar. Kele se ve tan feliz... ¿pero realmente feliz? ¿Con ella o solo por la situación que no sabe cómo controlar? No lo sé. Todo lo que sé es que me quema verlo tan cerca de ella, tan ajeno a lo que siento, a lo que nos une.

No sé cuánto más podré soportar este dolor de amarlo y sentirlo tan lejano, tan ajeno a mi mundo.

Pero no puedo hacer nada más que esperar, seguir en silencio, observando cómo su felicidad brilla para otros. Mientras tanto, me consumo por dentro, preguntándome si alguna vez seré suficiente.

—Si realmente quieres que sea tuyo, tienes que hacer que Kele dude de Esmeralda —susurró Karime con una sonrisa cómplice, mientras se revolvía un mechón de su cabello rojo.

—Si vamos a hacer esto, tenemos que hacerlo bien —dije, inclinándome hacia ella. Luego me giré porque las dudas no paraban de torturarme—. Olvídalo. Kele jamás me mirará, y menos ahora que ambos se unieron. Es imposible tratar de separarlos.

—Puedo ayudarte con eso. Tengo una bruja que es capaz de hacerlo... por un buen precio —dijo Karime con aquella mirada que es capaz de convencer a cualquiera.




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