El Secreto De La Esmeralda

Capítulo 11: Invasión y Corazones Rotos

Kele

Salgo de la casa, listo para entrenar con los de mi manada. Hoy era sábado, así que tocaba entrenamiento cuerpo a cuerpo con los chicos. Me detengo en seco cuando escucho un murmullo al fondo que me desconcierta un poco.

— Escuché que la manada Sun ha sido atacada, han muerto la mayoría —dice Arthur.

— Sí, también lo escuché. Estaba con mi mamá cuando su hermana la llamó. Gracias a la Luna logró escapar. Espero que el alfa la acepte aquí... le asesinaron a su esposo —comenta Ethan.

— ¡Carajos, qué horror, hermano! —responde Arthur.

Salgo de mi escondite y todos se ponen en posición. No sé si debería estar aquí o caminar hacia donde está mi padre para ofrecer ayuda. Seré alfa en un futuro, debo ayudar a los míos. Cuando estoy a punto de decirles que mejor se fueran a sus casas, la alarma se activa. Hay una manada entrando sin autorización, pero lo que realmente me alarma es la cantidad de personas que vienen: hombres y mujeres heridos, niños llorando, rostros desesperados.

— Ayuden a todos los que puedan. A los heridos, llévenlos a la enfermería; a los niños solos, a la guardería. A los demás, si no están heridos o en shock, llévenlos al refugio. Denles agua y comida —ordeno con firmeza. De inmediato, todos comienzan a moverse para cumplir mis instrucciones.

Entro a la casa en busca de mi mamá, pero no me sorprende verla a ella y a mi padre ya vestidos y listos para ayudar a las personas que están entrando a nuestra manada.

— Papá, ya di las órdenes. Envié a los heridos a la enfermería, a los niños solos a la guardería y a los demás, si no tienen heridas o signos de trauma, al refugio. Les envié agua y comida —digo algo nervioso.

Mis padres me observan sorprendidos y asienten al unísono.

— Muy bien, hijo —dicen al mismo tiempo.

Mi mamá me hace una seña para que la acompañe a un rincón.

— Hijo, tengo un mal presentimiento. Creo que debes buscar a Esmeralda y traerla a vivir aquí junto a su papá y su amiga —dice en voz baja—. Las brujas se han comunicado conmigo. La manada Sun no ha sido la única atacada. También atacaron las manadas Darzee, Blue, Los Gigantes y la manada Geri, hijo.

Abro los ojos impactado al escuchar esos nombres, sobre todo el último.

— ¿Mamá... sobrevivió...?

Ella me interrumpe con un leve movimiento de cabeza.

— No sobrevivió nadie, hijo —murmura—. No sé cómo ellos lograron escapar. Ve por ellos, pero no regreses hasta que te avise.

Asiento y corro hacia mi camioneta. Antes de subir, llamo a Sam para explicarle todo y pedirle que se prepare por si tiene que salir corriendo. Estoy a punto de arrancar cuando siento que alguien me toca el hombro. Al girarme, me encuentro con Cassie.

— Necesitamos hablar, Kele —dice ella, algo inquieta.

— Ahora no es un buen momento, Cassie —respondo.

Me subo a la camioneta y la escucho golpear el cristal, pero la ignoro. Sé que debemos hablar, lo sé... pero no sé cómo hacerlo.

~*~

Llego a la casa de Esmeralda y veo a su padre regando las plantas mientras tararea una canción. Desde adentro, escucho a Esme y Alex reírse de una película de comedia. Si me guío por el diálogo, estoy casi seguro de que están viendo Ricky Ricón. Camino hasta la puerta y golpeo dos veces con el puño. Alex abre con una sonrisa, pero esta se desvanece al verme.

— Necesito hablar con ustedes —digo.

En ese momento, Esme y su padre también se asoman, ambos con expresión preocupada. Alex se hace a un lado para dejarme pasar, y Conrad, el padre de Esme, viene detrás de mí. Esme me hace una seña para que me siente, pero niego con la cabeza. Estoy demasiado ansioso como para quedarme quieto.

— Habla, hijo. Tienes cara de haber visto un fantasma —dice Conrad.

— Sí, Kele, ¿qué sucede? —cuestiona Esmeralda, cruzándose de brazos.

— Invadieron una de las manadas vecinas. Llegaron muchas personas heridas, entre ellas niños... Todo un caos —comienzo a explicar—. Mis padres me encomendaron venir por ustedes para que vengan conmigo a la reserva o... nos vayamos todos de New Kai —murmuro esa última parte, esperando lo peor.

— ¿Irnos? ¿De qué demonios estás hablando? —responde Conrad alarmado—. Falta algo... no nos has dicho todo.

— Además de la manada Sun, también invadieron las manadas Darzee, Blue, Los Gigantes y la manada Geri —murmuro, sintiendo una opresión horrible en el pecho al imaginar esas escenas.

Noto cómo Esmeralda abre los ojos, impactada y asustada.

— La manada Geri... es la manada de donde viene tu mamá, Kele —murmura ella—. ¿Hay sobrevivientes de esas otras manadas?

— No, Esme. No sobrevivió nadie... y eso es lo que preocupa a mi madre. Ella cree que las personas que lograron escapar lo hicieron porque las dejaron vivir o porque usaron un poder del que no sabemos nada. Por eso vine por ustedes, para que se preparen y nos vayamos ya sea a la manada o fuera del pueblo.

— Chicas, vayan a preparar todo. Necesito hablar con Kele un momento —dice Conrad.




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