Esmeralda
La noche estaba en silencio, pero mi mente no. Faltan muy pocos días para la boda y siento que las cosas en mí no están bien. Hace varios minutos que desperté de golpe, jadeando, con el cuerpo cubierto en sudor. Había soñado con mi padre. Pero no era como antes, no era un recuerdo: era una advertencia. He tratado de averiguar quiénes son las personas que están en nuestra contra y mis investigaciones han sido en vano. No he querido decirles lo que me pasó. Su rostro estaba cubierto de sombras, y sus ojos eran completamente blancos. Me hablaba con una voz que no era suya.
"Esme... te están cazando..."
Me incorporé en la cama, temblando. Las sábanas flotaban a mi alrededor, como si alguien invisible las agitara. La lámpara a mi lado estalló en mil pedazos sin que la tocara. Grité. Algo está a punto de pasarnos y lo peor es que no sabía cómo detenerlo.
"No soy yo. No soy yo" – me repetía una y otra vez tratando de calmar aquellos demonios en mí. Pero estos parecían burlarse de mí.
Me cubrí la cara con las manos rompiendo en llanto. Tenía miedo de mí misma. Miedo de lo que podía hacer sin querer.
Miedo de que, esta vez... no pudiera salvarlos o pudiera salvarme a mí misma.
~*~
Karime
— La chica está perdiendo el control —dijo Yumna, con una sonrisa torcida, mientras colocaba velas negras alrededor del círculo de invocación.
— Perfecto —respondí, cruzando los brazos, sintiendo la brisa del bosque helado acariciar mi piel. Mis ojos brillaban con satisfacción—. Quiero que la termines de romper.
— ¿La quieres muerta? —sonrió con maldad—. Sabes que, aunque quisiese que Esmeralda muriera, no puedo hacerlo, se formaría un caos que nadie puede controlar.
— No, tranquila, mi madre también me lo ha dicho —negué con calma—. Solo que pierda la memoria. Que no recuerde nada de su pasado y presente.
— Eso tomará un ritual más fuerte —dijo Yumna, mientras trituraba huesos de cuervo y le cortaba la cabeza a una gallina que me había pedido. Vi como colocaba todo en un mortero negro—. Necesitaría un sacrificio, un lugar de poder... y sangre. Mucha sangre.
— ¿Varios lobos te sirven? —pregunté. Yumna se detuvo. Me miró fijamente. Luego asintió, encantada.
— Oh, sí... eso servirá de maravilla.
— Entonces prepáralo todo —ordené—. En dos noches nos vamos a deshacer de Esmeralda —sonreí feliz de que todos nuestros planes estén saliendo a la perfección.
Unas ramas crujieron a pocos metros. Me giré de inmediato, esperando lo peor, que nos hayan atrapado, pero me tranquilicé cuando me fijé que no se trataba de un enemigo.
Se trataba de mi madre.
Aziza se acercó con paso firme, envuelta en su característica ropa negra con bordados rojos que la hacían resaltar su belleza, pero ya aquello no me doblegaba, no tenía efecto en mí porque yo soy la copia exacta de ella. Estaba hecha a su semejanza.
— No seas blanda, Karime —dijo con dureza—. Esa niña es una amenaza. Lo ha sido desde el primer momento en que pisó esta manada.
Yumna la miró con respeto, casi como si le rindiera reverencia. Aziza tenía poder, uno antiguo, uno que ni siquiera la bruja se atrevía a desafiar. Jamás pude entender cómo es que mi madre es tan fuerte, pero jamás fue capaz de revelarse contra Amina. Al contrario, estaba empeñada en unir nuestras familias, a pesar de ser consciente de que Kele no es mi alma gemela. Era tanta su obsesión que convenció al débil de mi padre de que unirme con Kele era lo correcto. Jamás respeté a mi padre porque jamás tuvo el valor de enfrentarse a mi tío, Abdel. Para mí, era un ser débil, sin voz, sin nada. Solo existía para complacer los caprichos de mi madre, aunque solo a veces, porque hasta para eso es un inútil.
— ¿Estás segura de que deseas usar magia de posesión y olvido? —preguntó Yumna, con voz baja—. Podría perder la mente por completo y debes tener en cuenta que, para estos tipos de hechizos, el siempre exige el alma de un ser querido a cambio de otra alma – aviso Yumna, pero no entendía nada hasta que entonces entendí que Yumna le había leído la mente a mi madre.
— Eso es exactamente lo que quiero —intervino Aziza—. Quiero que desaparezca su esencia, que se convierta en un ser sin alma. Que ni Kele ni nadie más pueda reconocerla. No me importa las consecuencias. Él puede tomar lo que quiera.
Quiere borrar a Esmeralda del mapa.
Sentí un escalofrío, incluso yo, que estaba dispuesta a todo. Mi madre no quería simplemente venganza. Quería aniquilar lo que Esmeralda representaba. Su sola existencia parecía ofenderla. Y lo sé por todas las veces que la maldijo cuando no pudo vencerla, cuando atacó al cadáver de su amiga. Aquel suceso la había marcado, la había hecho entender que con la presencia de Esmeralda no podía llevar a cabo sus planes de unirme con Kele. Ni siquiera la frágil de Cassie le había provocado este odio. Mientras mi madre y la bruja hablaban de ingredientes y portales, una pequeña parte de mí se preguntó si esto no era demasiado. Pero callé esa voz. La enterré. Porque ya no había marcha atrás.
~*~
Laila
Estaba en medio del bosque cuando escuché sus voces. Karime y Yumna, luego mi madre, lo que provocó que las cosas se complicaran más. Me detuve a unos metros, pegada a un árbol, mareada y agitada, sintiendo cómo el corazón me palpita con fuerza. Escuché palabras que me helaron la sangre: "desaparecer", "sacrificio", "olvidar quién es" y lo que me dejó con un mal sabor en la boca: "Un alma querida a cambio de otra alma".
No podía creer lo que estaba oyendo. Mi madre y mi hermana habían ido demasiado lejos, esa opción de convertir a mi hermana en la Luna de los Sangre Luna, estaba llevándolas a la locura. Esto no está bien. Y lo peor es que no sé a quién acudir porque si hablo con el Alfa o Amina, ninguno dudará en asesinar a mis padres y a Karime. ¡Joder! ¡Maldición! ¿Qué hago?
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Editado: 13.04.2025