El viento susurraba a través de las ramas esqueléticas de los robles centenarios que rodeaban Blackwood Manor, un eco fantasmagórico que parecía susurrar historias olvidadas. La mansión, imponente y oscura, se erguía como un espectro solitario en el paisaje, sus ventanas como ojos vacíos que observaban el mundo con una mirada fría y distante.
Los lugareños contaban historias de Blackwood Manor desde generaciones atrás, historias de una familia aristócrata que había vivido allí en tiempos pasados, una familia cuya historia se había vuelto leyenda. Se decía que un mal antiguo había caído sobre la mansión, un mal que se había alimentado de la tristeza y la desesperación de sus habitantes, convirtiéndola en un lugar de sombra y desasosiego.
Nadie se atrevía a acercarse a la mansión por la noche. Las criaturas de la oscuridad, se decía, se reunían en sus alrededores, y sus lamentos se podían oír en el viento. Algunos decían que los espíritus de la familia aún vagaban por los pasillos, buscando paz en un lugar que se había vuelto su propio infierno.
Sin embargo, un nuevo capítulo de la historia de Blackwood Manor estaba a punto de comenzar. Ethan y Amelia, dos jóvenes con un alma aventurera y un deseo de resolver enigmas, se encontraban en el borde de un descubrimiento que cambiaria sus vidas para siempre. El destino los había llevado a las puertas de la mansión, invitándolos a descubrir el secreto que se ocultaba entre sus muros, un secreto que podía liberar a Blackwood de su maldición, o atraparlos en su oscuridad para siempre.
La historia de Blackwood Manor comenzaba a escribirse de nuevo, con los nombres de Ethan y Amelia como sus protagonistas, y la pregunta que quedaba en el aire era: ¿Serían ellos los que romperían el mal que la había atrapado, o se convertirían en sus prisioneros?
Editado: 01.09.2024