El secreto de la mansión encantada

Capítulo 14: El Fin de la Maldición... o el Comienzo?

— No creo que esto haya terminado — dijo Amelia, con un gesto de preocupación, mientras observaba a los policías registrar el sótano. Habían logrado derribar a Lord Blackwood, pero la historia de Blackwood Manor parecía tener un sin fin de capas.
— Yo tampoco — respondió Ethan, con un tono de acuerdo, apoyándose en la barandilla de la escalera. La emoción de la victoria se había disipado un poco, dando paso a una sensación de incertidumbre. — Pero tenemos que ser fuertes. Tenemos que enfrentar el futuro con valor.
Ethan y Amelia se miraron, una nueva comprensión brillando en sus ojos. No solo se habían enfrentado a Lord Blackwood y a sus secretos, sino que habían descubierto una conexión más profunda entre ellos. Habían compartido la aventura, el miedo, y la determinación.
— Amelia, — comenzó Ethan, con una sonrisa tímida, — me gustaría que...
En ese momento, un grito resonó desde el sótano. Un grito de horror que hizo que la sangre se les helara.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Amelia, con la voz temblorosa.
Ethan y Amelia corrieron hacia el sótano. Los policías se habían agrupado en la entrada, con caras de asombro.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Ethan, con un tono urgente.
— Hemos encontrado algo terrible. — respondió el oficial Williams, con una voz grave. — No sé si están preparados para ver esto.
Amelia y Ethan se miraron con miedo. Sabían que algo malo había pasado.
El oficial Williams se apartó para dejarlos pasar. Amelia y Ethan bajaron las escaleras del sótano. La oscuridad era densa y la humedad fría les envolvía como un fantasma.
Al fondo del sótano, se veía un pequeño cuarto con una mesa y unas pocas sillas. En el centro del cuarto, había un círculo dibujado en el suelo, con símbolos extraños y letras en un idioma que no reconocían. Y dentro del círculo, yacía el cuerpo de Thomas Thorne, con la cara desfigurada por el horror.
— ¡Oh, Dios! — exclamó Amelia, con un grito de horror. — Esto es horrible.
Ethan se acercó al cuerpo de Thomas Thorne.
— No es un accidente. — dijo Ethan, con un tono firme. — Alguien lo ha matado.
Amelia observó el círculo en el suelo. Los símbolos le parecían familiares, como si los hubiera visto en algún lugar.
— ¿Qué es eso? — preguntó Amelia, con un gesto de confusión.
— No lo sé. — respondió Ethan, con un tono de duda. — Pero no me gusta nada.
En ese momento, se oyó un ruido débil desde el fondo del sótano. Un susurro que parecía venir de la oscuridad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.