El secreto de la mansión encantada

Capítulo 16: El Laberinto de Blackwood Manor

Ethan y Amelia salieron del sótano, con un sentimiento de incertidumbre y determinación. La oscuridad de Blackwood Manor se sentía más densa que nunca.
— ¿Por dónde empezamos? — preguntó Ethan, con un tono inseguro. — No tenemos idea de quién es este "guardián" o cómo encontrarlo.
— Tenemos que pensar como el guardián. — dijo Amelia, con un brillo de inteligencia en los ojos. — Él dijo que ha visto pasar a muchas generaciones de Blackwood.
— ¿Y si buscamos en los registros familiares? — propuso Ethan, con un tono de esperanza. — Tal vez haya algún registro de un guardián, o un cuidador misterioso.
Amelia asintió con la cabeza. — Es una buena idea.
Se dirigieron a la biblioteca, con la esperanza de encontrar alguna pista. Las estanterías de madera oscura estaban llenas de libros antiguos, llenos de historia y secretos.
— Aquí debería haber un registro de todos los empleados de la mansión, desde los jardineros hasta los mayordomos. — dijo Amelia, con un tono seguro.
Se pusieron a buscar entre los libros viejos, con el olor a papel viejo y a polvo llenándolos los pulmones.
Después de una larga búsqueda, Amelia encontró un libro con un titulo intrigante: "Los Guardianes de Blackwood".
— ¡Este es el libro que estamos buscando! — exclamó Amelia, con un gesto de triunfo.
Ethan se acercó a ella y comenzó a leer en voz alta.
— "Los Guardianes de Blackwood han sido los protectores de esta mansión desde tiempos inmemoriales. Han velado por el bienestar de los Blackwood y han mantenido la oscuridad a raya. Su identidad ha sido un secreto celosamente guardado, pero su presencia se ha sentido en cada rincón de Blackwood Manor".
Ethan se quedó pensando por un momento.
— Pero ¿quién es el guardián? ¿Cómo podemos encontrarlo? — preguntó Ethan, con un tono de preocupación.
— No lo sé. — respondió Amelia, con un gesto de desesperación. — Pero algo me dice que esta información no es la única clave.
— ¿Qué quieres decir? — preguntó Ethan, con un tono de confusión.
— Tenemos que buscar al guardián en los lugares donde los Blackwood han ocultado sus secretos. — dijo Amelia, con un brillo de inteligencia en los ojos. — Tenemos que descubrir qué es la oscuridad de la que habla y cómo podemos detenerla.
Ethan asintió con la cabeza.
— Tienes razón. — dijo Ethan, con un tono de acuerdo, un brillo de determinación brillando en sus ojos. — Tenemos que encontrar el lugar donde los Blackwood han ocultado sus secretos.
— Pero ¿cómo podemos saber dónde es? — preguntó Amelia, con un gesto de confusión. — ¿Deberíamos buscar en los registros?
— Puede que haya alguna pista en el diario de Isabel — dijo Ethan, recordando el diario de la antigua propietaria de Blackwood Manor. — Ella era la última Blackwood que vivió aquí.
Tomaron el diario de Isabel, un pequeño libro con cuero desgastado. Las páginas estaban amarillentas por el tiempo, pero la letra de Isabel era elegante y firme.
— Aquí hay una frase que me llama la atención — dijo Amelia, señalando una frase en una de las páginas.
"El verdadero secreto no se encuentra en las estanterías, sino en el corazón de la casa", decía la frase.
— ¿Qué significa eso? — preguntó Ethan, con un tono de confusión.
— Puede que se refiera a un lugar secreto dentro de la mansión. — dijo Amelia, con un gesto pensativo. — Un lugar que no está a la vista.
— Un pasillo secreto, una bóveda, o una habitación oculta. — añadió Ethan, con un tono excitado.
— Tenemos que encontrar ese lugar. — dijo Amelia, con un tono resuelto. — Esa es la clave para resolver el misterio.
Ethan y Amelia comenzaron a explorar Blackwood Manor, con el diario de Isabel como su guía. Bus
caron en cada habitación, cada pasillo y cada rincón. Golpearon las paredes, movieron muebles y buscaron cualquier indicio de un lugar secreto.
— ¡Mira esto! — exclamó Ethan, señalando una pequeña placa de metal en la pared de un pasillo. — No estaba ahí antes.
La placa de metal tenía un círculo con un símbolo extraño en el centro. El mismo símbolo que habían visto en el círculo en el sótano.
— ¡Es el mismo símbolo que el círculo en el sótano! — exclamó Amelia, con un tono de sorpresa.
— Tal vez esta es la clave. — dijo Ethan, con un tono de esperanza.
Ethan y Amelia se quedaron mirándose con una mezcla de intriga y miedo. Sabían que estaban acercándose a la verdad, pero también sabían que el peligro estaba cada vez más cerca.

Ethan y Amelia se quedaron mirándose con una mezcla de intriga y miedo. Sabían que estaban acercándose a la verdad, pero también sabían que el peligro estaba cada vez más cerca.
— Tenemos que tener cuidado. — dijo Ethan, con un tono preocupado. — No sabemos qué es lo que nos espera detrás de esa puerta.
— Pero tenemos que saber la verdad. — dijo Amelia, con un tono firme. — No podemos dejar que la oscuridad se apodere de Blackwood Manor.
Ethan asintió con la cabeza. — Tienes razón.
Ethan y Amelia se acercaron a la placa de metal. Ethan señaló el círculo con el símbolo extraño.
— ¿Qué crees que hagamos? — preguntó Ethan, con un tono inseguro.
— No lo sé. — respondió Amelia, con un gesto de desesperación. — Pero tal vez tenga que ver con la oscuridad de la que hablaba el guardián.
Ethan tomó una profunda inspiración.
— Prueba a ver si se mueve. — dijo Ethan, con un tono resuelto.
Amelia puso su mano sobre la placa de metal. La placa se enfrió de repente y comenzó a brillar con una luz azul pálida.
— ¡Oh, Dios! — exclamó Amelia, con un grito de sorpresa. — Se está moviendo.
En ese momento, la placa de metal se deslizó hacia un lado, revelando un pequeño pasillo oscuro.
— ¡Una puerta secreta! — exclamó Ethan, con un tono excitado.
Ethan y Amelia se miraron con una mezcla de miedo y curiosidad. Sabían que se acercaban a un lugar secreto, un lugar donde los Blackwood habían escondido sus secretos más profundos.
— Tenemos que tener cuidado. — dijo Ethan, con un tono preocupado. — No sabemos qué nos espera detrás de esa puerta.
— Pero tenemos que saber la verdad. — dijo Amelia, con un tono firme. — No podemos dejar que la oscuridad se apodere de Blackwood Manor.
Ethan asintió con la cabeza. — Tienes razón.
Ethan y Amelia entraron en el pasillo secreto. La oscuridad era densa y la humedad fría les envolvía como un fantasma.
— ¿Qué es ese ruido? — preguntó Amelia, con la voz temblorosa.
Ethan escuchó con atención. Un ruido débil procedía del fondo del pasillo. Un ruido que parecía ser un susurro o un grito.
— No lo sé. — respondió Ethan, con un tono de preocupación. — Pero no me gusta nada.
Ethan y Amelia avanzaron con cuidado por el pasillo, con las manos extendidas para protegerse.




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