El secreto de la princesa -parte uno-

Prefacio

Parte uno: Encuentro

―¿Ya estás aquí? ―se escuchó la voz de una niña, la cual se acercaba a toda prisa a la cascada. Sus piecitos parecían fantasmas debido a la velocidad que corrían. Los animalitos poco a poco se fueron alejando y otros más ocultándose mientras observaban a la pequeña que llegaba al charco formado por la cascada.

―¿Ya llegaste? Dime que sí, por favor ―agregó la niña con una voz dulce; pero el lugar estaba solo, bueno, estaban los animalitos, pero ellos no le podían contestar.

―Parece ser que te gané, te gané otra vez ―dijo ella y soltó una risa encantadora.

Su carita se veía feliz, enmarcada por unos bucles dorados que le caían alrededor de su rostro. Su cabello le llegaba debajo de sus hombros y sus mejillas estaban sonrojadas. Tallaba manos en su vestido, pues le sudaban un poco. Miró alrededor, observando con atención. Lo hacía con sus intensos ojos verdes, de una pureza profunda.

Se sentó a esperar en una piedra plana y espaciosa, cerca del charco cristalino. Ahí la alcanzaba la fresca brisa que caía de lo alto. Comenzó a tocar el agua con sus manitas y notó que estaba muy fresca.

De pronto escuchó el trote de un caballo. Ella lo sabía, alguien venía y era la persona que estaba esperando. Se dibujó una sonrisa en su rostro, pues la aventura estaba a punto de comenzar.

Escuchó unos pasos entre los arbustos y la silueta de un niño surgió a lo lejos, caminando entre los árboles; sí, era el niño que la pequeña esperaba. Ambos cruzaron sus miradas.

El niño comenzó a correr hacia ella. La niña se puso de pie y brilló en su rostro una sonrisa. Él llegó pronto. Traía una pequeña flor azul en sus manos.

―Es para ti, con todo mi corazón ―dijo el niño con la voz agitada. Ella la tomó y la abrazó contra su pecho.

―Gracias, está hermosa ―le dijo sin dejar de verlo a los ojos. Él tenía unos ojos dorados. Se quedaron mirando sin decir nada, solo sonriendo entusiasmados. Él tenía once años y ella diez. Era más que claro que ya tenían tiempo de conocerse y al parecer ese era el lugar favorito de los dos y durante mucho tiempo se habían visto ahí, en secreto.




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