El secreto de la princesa -parte uno-

Parte cuatro: Hogar, dulce hogar

Llegaron a la puerta principal que daba entrada a las instalaciones del palacio. Entraron y Gisselle expresó su asombro al mirar alrededor.

―Papá, todo sigue tan hermoso como antes, mira hasta la estatua del gato sigue donde mismo, y mi muñeca también ―dijo la princesa contenta.

Al entrar a la sala principal, Gisselle apreció una hermosa vista que le era muy familiar. Eran las escaleras que daban a la segunda planta. Solo que a la mitad se bifurcaban. Una conducía al ala derecha otra al ala izquierda, donde estaba el dormitorio de Gisselle. Pero en el rellano que estaba a la mitad, donde estaba la bifurcación, en lo alto de la pared, se encontraba un cuadro muy grande y llamativo: era una mujer de belleza extraordinaria.

―¡No puede ser! ―exclamó Gisselle cubriéndose la boca de la emoción―. Has puesto un cuadro mío en esa gran pared, papá ―afirmó la princesa muy segura de que aquella mujer era ella, pues eran prácticamente idénticas. Aunque en el retrato aquella mujer lucía un poco más madura.

―No hija, tú no eres quien está en el cuadro ―dijo Albert preocupado por romper las ilusiones de su pequeña.

―¿Cómo dices papá? ¿No soy yo? ―de pronto una sonrisa en el rostro de Gisselle se dibujó―. No lo puedo creer, entonces si no soy yo, es… ¡mamá! ―y los ojitos de Gisselle se llenaron de agua―. ¡Oh papá, muchas gracias! Después de todo este tiempo me permites conocer su rostro, yo era igual a ella, ¡no lo puedo creer! ―la princesa estaba muy emocionada porque después de tanto tiempo, al fin conocía el rostro de su madre. Abrazó a Albert con fuerza y lo llenó de besos, estaba feliz. Eso no evitaba que también llorara.

―Majestad, ¿sirvo la mesa ahora? ―preguntó la voz de Paulette interrumpiendo el momento.

―No lo sé. Hija, ¿tú qué dices? He mandado preparar un banquete exquisito para recibirte ¿quieres comer ahora?  ―preguntó el padre esperando respuesta de su hija.

―Creo que mejor más tarde papá, es que ahora me siento algo cansada por el viaje y antes me gustaría tomar un baño ―repuso Gisselle.

En ese momento Gloriett le colocó en las manos la pequeña ave y Gisselle la recibió gustosa.

―¿Entonces no sirvo la comida aún, señor? ―comentó la sirvienta Paulette con su rostro mirando al suelo, pues también tenía prohibido ver a la princesa.

―Así es Paulette, ya escuchó a la princesa, por el momento espere, cuando ella esté lista se servirá la cena ―dijo el rey regalándole una sonrisa a su princesa, a lo cual ella correspondió con otra.

―Está bien majestad, como usted ordene, con su permiso ―concluyó Paulette y se dio media vuelta con la intención de marcharse.

―Espere Paulette ―dijo el rey en un tono amable―. Usted ya tiene varios años trabajando en el palacio y nunca ha visto a mi hija, qué le parece si levanta esa mirada y conoce a mi princesa ―sugirió el rey.

La muchacha regresó y tras levantar el rostro, conoció a la princesa. Se sorprendió por lo hermosa era. Ahora entendía por qué el rey la ocultaba tanto.

―Es un placer conocerla, su alteza, estoy para servirle ―dijo la servicial mujer, con su acostumbrada voz clara y potente. Gisselle era mucho menor que ella, pero era la princesa y Paulette estaba muy consciente de ello.

―Me da gusto conocer a alguien más en este reino, ya ve que mi padre me tiene oculta de todos. ¡Es un placer! ―dijo la princesa tratando de ser agradable y riendo un poco a lo cual Paulette también sonrió.

Después de que la muchacha de servicio se fue, la princesa siguió recorriendo aquellos lugares que le traían tantos recuerdos. Observaba cada espacio, cada cosa, cada detalle con admiración. Todo seguía igual como la última vez que había estado allí. Recorrió la sala principal en el primer piso, que ofrecía una vista maravillosa hacia el reino a través de los ventanales enormes. El sol ya se había ocultado y solo se veían pequeñas luces en el exterior y a la distancia. El rey se despidió de ella y le dijo que estaría esperándola para cenar. Así que Gisselle, su nana y la  paloma se dirigieron a la alcoba de la princesa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.