El Secreto De La Reina...

Capitulo cinco

Los meses habían pasado y no por ello en el reino era aceptada mi presencia; aunque por muchos medios mejore la situación en algunos aspectos.

Mejore las instalaciones del mercado y brinde seguridad para impedir que saqueadores roben las provisiones, repartí monedas de oro para acelerar la recuperación de la economía en Mangotawa.

Los comentarios despectivos con respecto a mi no se hicieron esperar, ya que desde la caída de Ninfalio se ha buscado la difamación del palacio de gobierno.

Mi carácter se hizo de temer frente a los guerreros por lo que me gane su respeto a pulso, la reina firme pero justa.

Los días se mantenían pasando con prontitud, el palacio se preparaba para realizar una fiesta en donde se reunirán los reyes vecinos, era algo nesesario pues aun existía recelo hacia mi.

El día de la gran fiesta llego y yo me encontraba repasando todos los detalles, era nesesario juntar todos los representantes del reino para poder dar bases a mi gobierno.

- que terminen de montar las delicias que se van a repartir - digo con voz suave pero firme.

- coloquen las copas de igual manera, vacías y que los mozos las rellenen en la medida que lleguen los invitados.

Mi voz sonaba demandante movilizando a todos los sirvientes que preparaban la ostentosa cena, mi ánimo por otra parte se encontraba oscuro detestaba esas horribles conversaciones en donde se buscaba impresionar a los demás con hazañas ridículas; hombres mostrando su "honor" forjado con muerte y sangre.

Me dirigí a mis aposentos y comenze a vestirme, otro tema que me ponía de mal humor era la vestimenta, tenia que vestirme con vestidos y cubrir mi cara con maquillaje, peinarme para la ocasión, esto el resultaba muy incómodo por que durante la velada intentarían entablar conversación acerca del clima y esas cosas cuando en realidad mi deseo es de hablar de los logros del reino.

Me sentía fuera de lugar ahora mirándome al espejo con ese vestido rojo holgado hacia abajo, la corona me daba distinción y el maquillaje iluminaba mi cara.

Respire profundamente y me prepare para la noche tormentosa que me esperaba, salí por las puertas del aposento y me dispuse a caminar por los largos pasillos  de la habitacion.

-alteza está preciosa está noche.

Me gire hacia la voz tan conocida que me halagaba.

-consejero le he dicho que no me llame alteza, es como mi padre llámeme Indiana.

Veo el rostro de mi consejero brillar siempre le ha emocionado que lo llame así, y como no llamarlo el ha sido el único que me ha ayudado y me ha acompañado.

El ha tratado de canalizarme siempre, de impedir que desarrolle odio por todos los demás; luego de esa fatídica noche que desbarajo mi vida por completo el ha sido lo unico bueno.

-vamos -dije - no hay que hacer esperar a los invitados.

Mi consejero río ante mi gesto de desagrado era sabido por el que odiaba este tipo de cosas. Tome su brazo y entre a la sala del trono.

-atención -dijo uno de los guardias - la reina Indiana de Manzara hace acto de presencia en la sala.

Los sirvientes inclinaron sus cabezas y los demás reyes se pusieron de pie para examinar mis pasos, diligentemente me acerqué al primero.

- rey Sirio- lo salude con un asentimiento de cabeza evitando extenderle la mano.-es un placer tenerlo en la velada.

- para el reino de Maraiches es un honor estar aquí, puedo decir que me sorprendió la invitación.

- entre reyes debemos socializar -dije -se bien que existe un descontento y que aún no soy aceptada por los demás reinos.

- mi percepción acaba de cambiar - dijo con una mirada que conozco  bien- he visto un magnífico progreso en los habitantes, parece ser un gran reinado.

-lo es- afirme - poco a poco Mangotawa recupera su prosperidad.

- yo se de algo que podría mejorar la imagen del reino.-dice tratando de intrigarme.

Miro el rostro de mi maestro y este se encuentra más sereno de normal , eso me alarma maestro siempre sabe el rumbo de las cosas.

Miró el rey a la cara y observo su mirada escrutadora sobre mi, y por un momento me niego a pensar que su conversación está tomando el rumbo que más detesto.

- un matrimonio su alteza -dice haciéndome enojar - formemos una unión; cásate conmigo Indiana.

Escucho su proposición segada por una ira que desconocía podía sentir, mis manos forman unos puños que contienen todo mis impulsos de darle un golpe.

- cásate conmigo Indiana.

Mi mano tomo vida propia y se levanto para ir a parar a la cara de aquel idiota.

Mi actitud me sorprendio hasta mi misma.

- no se tome libertades que no le corresponden, yo soy la reina Indiana de Manzara y me gane el título con mucho trabajo para que vengas ahora pobre infeliz a querer faltar me el respeto de esa manera.

Lo vi mirarme con la mirada prendida de furia, sólo se acaricio la mejilla y sin dejarme intimidar me di la vuelta ante la mirada atónita de todos los presentes.

Por que no hay algo que enerve más a las personas que intenten rebajarlo, restandole méritos a algo que forjaron con esfuerzo y dedicación.

La Reina Indiana de Manzara....
 




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