El Secreto De La Reina...

Capitulo diecinueve

Le dije todo a mi maestro y me sentí tranquila le conté de mis miedos y de mi odio de esas dos sensaciones que se mezclaban dentro de mi dejándome confusa.

Las fuentes habían sido instaladas y me preparaba para hacer diversos proyectos , entre ellos una feria para mostrar lo mejor de nuestro reino: comidas, artesanía, pinturas, vestidos y demás serian expuestos y bueno todo aquello que los comerciantes consideren apropiado.

Invitaciones se habían enviado a todos los habitantes de los demás reinos y posadas se habían dispuesto para aquellos que se dispusieran a quedarse.

Varios días habían pasado, no había vuelto a donde Cesar pero me mantenía informada a travez del chico que lo cuidaba y este reclamaba mi presencia.

Había tenido varios encuentros fugaces con el príncipe Carlos en donde nos habíamos visto y la conversación había fluido.

No había vuelto a hablar de sus sentimientos hacia mi y lo agradecía más bien hablabamos de diversas cosas entre ellas su pasión por las flores y por la naturaleza; me contó de su niñez y de las cosas clandestinas que hizo ya que como príncipe las tenia prohibidas.

Sus salidas a escondidas, los libros que robó para leer y sus muchos enamoramientos con las chicas del servicio, me contó que fue Analize a la primera chica que se le declaró y que sufrio mucho con su partida.

Sonreí como boba mientras recordada todo aquello termine de alistar mi vestimenta y me prepare para salir.

Camine por los verdes prados deteniendome a observar algunas flores, las margaritas que orgullosas mostraban su belleza y su perfume me relajaba en sobremanera.

Continúe tocando las hermosas flores, sin duda había sido una maravillosa idea regar miles de semillas de diversas flores para que crecieran entre mezcladas.

- hermosa vista no te parece- sonreí y me di la vuelta para encontrarlo parado frente a mi- la naturaleza se esfuerza para mostrarse siempre imponente.

Sonrei entendiendo el doble sentido de sus palabras y me prepare para reponer con propiedad.

- ciertamente la madre naturaleza embellece mas sus paisajes con cada amanecer.

- la madre naturaleza hace muy bien su trabajo -dijo paseando una mano por mi mejilla.

Los roces inocentes se daban y yo no los detenía aunque en un principio me encontraba reacia con los días empece a ceder de poco en poco.

Su compañía era de suma excelencia y muy agradable, además de que su voz sonaba con cierta propiedad aunque estuviera hablando de los temas más triviales.

- luces sumamente bella el día de hoy - dijo acariciando mi cabello.

-gracias- respondí encajando perfectamente el comentario.

- no se cual de tus matices me gusta mas ver. - agrego de repente.

-¿matices?- pregunte no sabiendo con exactitud a lo que se refería.

-la etapa de la reina, de la anfitriona, de la guerrera, de la mujer valiente, de la mujer bella, de la mujer tierna que esta ahora mismo frente a mi.

Con cada palabra que decía se acercaba más a mi al punto que lo tenía a un palmo de mi cara su mano recorrió mi mejilla levantando un poco mi cara y creando una manta de comodidad que pronto fue reforzada por sus labios sobre los míos.

Mis labios se movían con torpeza sobre los suyos mientras sus brazos estrechaban mi cintura pegandome mas a él.

Por un momento me embargo una sensación placentera sus labios saboreaba los míos cual manjar con más delicia y de mis labios escapó un leve gemido cuando su lengua acarició la mia.

Nos despegamos unos leves momentos mientras nuestras miradas se conectaron, nuestro labios rápidamente se volvieron a entrelazar ahora tenía un poco mas de soltura y aun mas seguridad de lo que quería.

Mis labios buscaron los suyos mientras mis brazos a su vez se enganchaba a sus hombros y empezaban un recorrido por su majestuosa espalda.

Sin darme cuenta mis piernas estaban amarradas a su cintura mientras el tomaba una actitud más atrevida, sin saber cómo estaba recostada sobre el pasto.

Su mirada se mantenía fija sobre la mía como si buscará algún tipo de emoción, mi cuerpo se encontraba en un tipo de trance en el que no era capaz de oponerse a nada.

Mis ojos se cerraron nueva vez cuando sintieron un nuevo beso sus manos empezaron a tallar mi cuerpo y mientras más tocaba más adormecida me sentía.

Las palmas de su mano rápidamente encontraron el dobladillo de mi vestido y con una suavidad exquisita acariciaron mi piel desnuda, el beso subió con una intensidad asombrosa una pasion brutal era quien ahora poseía a Carlos, su caricias llegaron a tornarse a un tanto violentas lo que me obligó a abrir los ojos.

Mi ojos se abrieron repentinamente y buscaron los suyos, esa llamarada tan extensa que era como si me atravezara el corazon con una daga.

Lo empuje de mi con todas las fuerzas que podía y mientras rodaba a mi lado me pare corriendo alejándome de el.

- Indiana -escuche que vocifero a los lejos, mientras yo corría sin especificar una dirección.

Agradecí que no me halla seguido y me deje caer luego luego de que mi pecho ardía por el esfuerzo.

Me llene de rabia y me dirigí hacia la casucha dónde tenia escondido a Cesar, abrí la puerta mientras el chico que lo atendía se asombraba al verme alli.

No le hize mucho caso más bien entre a la habitación donde un hombre ojeroso, desnutrido, con barba y hediondo me daba la bienvenida.

-al fin te dignas a venir -me dijo con sorna- y por lo que veo no en el mejor de tus momentos.

Lo mire y aun con más seguridad de lo que quería hacer busque mi objeto, volví con el en las manos y lo blandia frente a él.

Cansada de luchar, de fingir, de huir, de perder y de esconder avanze hacia el enterrando con fuerza el cuchillo en el centro de su pecho.

La sangre rápidamente tiñó sus desgatadas vestiduras, el cuchillo fue retirado e impacto una vez mas en su cuerpo robandole la vida a cada segundo que pasaba, haciéndole escupir la sangre y dejándolo inerte....




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