El Secreto De La Reina...

Capítulo veinte

Me deje caer con el cuchillo a mi lado el chico entró mirando con asombro el cuerpo que sin vida yacía en la silla.

-hay que deshacernos de el -dije mirando el cadáver- piensa en algo.

-si claro alteza.-Salió de la habitación y volvió con una pala en la mano.- valla al palacio alteza yo me encargo.

Le di una ultima mirada y me dirigí al palacio; camine sintiendo liberación por un lado y una opresión en el pecho por el otro. Actúe por un impulso pero me siento tranquila por que después de mucho pagó por lo que me hizo  más me siento intranquila por que acabe de matar cualquier posibilidad entre Carlos y yo, sin decir que tenía que darle una explicacion extensa a mi maestro en cuanto lo viera.

Intente escabullirme al palacio por la puerta trasera pero me sorprendí al encontrar a Arturo de frente.

-Indiana pero que te ha pasado -pregunto asombrado.

Corrí hasta el y me lanze a su brazos a sacar todo lo que por dentro traía.

- se acabo -declare.

- ¿como que se acabo? De que hablas.

- lo mate.

Lo mire a los ojos y comenze a reírme como desquiciada, una risa estruendosa y bastante macabra Arturo me tomo por los brazos que ensangretandos se encontraban y me guió hacia su habitacion.

- ¿que paso? -interrogo.

- atravesé su pecho con un cuchillo y luego repetí la acción una vez más - dije con la mirada perdida.

                          ****
El tiempo pasó y con ello la feria llego estaba siendo de lo más fructífera y sus participantes se encontraban sumamente complacido pues había resultado de mucho beneficio para el pueblo.

Con el asunto del príncipe no había vuelto a saber nada mas, mis visitas al bosque habían sido clausuradas y el chico que era el único testigo de como mis manos habían tomado justicia tomo suficiente recompensa y se fue lejos.

Momentos duros han sido para mi ya que tarde varios días en poner en orden mis emociones y en poder dar la cara por el reino. Recibí varias cartas de Carlos que exigían verme pero todas quedaron sin respuesta y de a poco nuestros días de platica quedaron en el olvido.

Mangotawa nesesitaba una reina fuerte y para nada una mujer con problemas emocionales lo era, el día de hoy me encontraba disfrutando de la brisa y mirando todas las cosas en ventas.

Mire unos aretes, un vestido color cereza, un collar y un labial rosa cada uno en diversos puestecitos por los que pase un poco camuflada para evitar que me atosigaran con atenciones; mi cabello rizo se encontraba planchado y mi vestido más que de una reina parecía de una criada, tenia mis zapatos para montar que lucían muy desgastados y varias gotas de sudor que me daban un aire más campesino.

- que hermosa mujer se admira por estos lugares-dijo una voz detrás de mi- no se como te ves mas hermosa si cómo campesina o como reina - susurro tan bajo que solo yo pude escuchar.

La respiración empezó a tornarse forzosa mientras su brazo tomo posesión de mi codo  con suavidad haciendo que gire hacia el.

-si la montaña no va a mahoma, mahoma va a la montaña de veras pensaste que con ignorar mis cartas no iba a  buscar la manera de llegar a ti.

- pensé que con no responder entendería que mi deseo no es volver a verlo. Se propaso conmigo faltandome el respeto de manera atroz.

- el simple hecho de que mis acciones no  fueran las correctas en el momento no quiere decir que halla sido una falta de respeto, bien sabe cuales son mis sentimientos hacia usted; no era el momento lo acepto y quizás mis bajos instintos me traicionaron, pero debe tener en cuenta algo alteza, que la pasión se halla apoderado de nuestros cuerpos no quiere decir que no esconda amor detrás de ellos, he soñado con tu mirada cuando tus labios aceptaron mi beso y no he deseado nada mas que volver a besarlos.

No se como ese momento podía volverse tan íntimo habiendo tantas personas, aunque cabe destacar que pasábamos desapercibidos entre tanta multitud y su capa por encima de su ropa no delataba personalidad.

- nesesito hablar contigo te vere está noche.- declaro marchándose y dejándome ahí anhelando un beso tan sensual como el que nos dimos aquella vez.

- Indiana a donde parara esto- dije para mi misma.

Si esos tontos encuentros no paraban podría ser muy peligroso por que no había una frontera delimitada.

Volví a palacio a prepararme, la reina visitaría la feria en la tarde y debía alistarme me marche y exigí a alguien que me trajera mi vestuario.
 


 

Un vestido verde con entallado yacía sobre la cama, zapatos a juego lo acompañaban mientras mi peinado era recogido con alguna piedras de decoración trate de vestirme sin ser ostentosa y con el paso de las horas nos dirigimos a la feria.

Todo lucia sumamente limpio y la seguridad sobraba como era de esperarse, mis pies no pisaban el camino si no mas bien presidía una mesa con los personajes más influyente del reino y los comerciantes mostraban los suyo frente a nosotros.

Las horas pasaban dolorosamente lentas y hacia mi mejor actuación para no mostrar el aburrimiento que me embargaba.

-¿que le ha parecido la feria alteza? - pregunto un hombre a mi lado.

- me ha parecido muy dinámica hasta ahora - sonreí solemne -creo que era lo que le faltaba para que el reino prosperara.

- ciertamente y todo eso ha sido gracias a su magnífica labor alteza.

- yo solo hago lo que debo, mantener el bienestar del reino-dije.

La estadía de la reina llego a su fin y me marche a palacio a recostarme luego de un día sumamente largo estaba por preparar la cama cuando algo llamo mi atención.

El vestido que tanto me había gustado aquella mañana junto al collar  y los aretes y para completar el labial estaban sobre ella.

Mire por toda la habitación que aún se encontraba a oscuras y me dispuse a encender alguna luz.




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