El Secreto De La Reina...

Epílogo

Mercia muchos años después ....

La tumba tenia flores frescas como siempre, la nostalgia me invadía, sin poder evitarlo mis ojos se humedecieron al recordar que ya estaba.

Fueron muchos los años que lo tuve, pero nunca se esta preparado para decir adiós a alguien que se ama con el corazón.

Mi maestro había partido dejando un gran vacío en tres corazones que habían completado uno con el de el; Estela aun lloraba por las noches su ausencia, mi hija oraba para que su abuelo estuviera en el cielo junto a su papa y yo pedía siempre sentir su presencia para poder continuar con la dura tarea de vivir.

Miraba el atardecer caer y reflexionaba en mi interior acerca de lo rápido que pasaron los años, años que parecian no volver y días que según pasaban se perdía en mi memoria.

Me marché del cementerio ese que daba la seguridad de que se terminaba la travesía por lo que se llamaba vida y daba paso al descanso.

Mire la tumba de mi esposo y me sentí compasiva muchas cosas habían pasado pero no podía negar que había sido feliz, y la muestra de ello era que el se había marchado joven aquejado de una enfermedad de temporada.

Tal vez ni lo ame pero si lo quise y me dio uno de los mejores regalos mi hija tuve.pasada.tiempo.

La tumba tenía flores frescas como siempre, la nostalgia me invadía, sin poder evitarlo y mis ojos se humedecian al recordar que ya no estaba.

Fueron muchos los años que lo tuve pero, nunca se esta preparado para decir adiós a alguien que se ama con el corazón.

Mi maestro había partido dejando un gran vacio en tres corazones que habían completado uno con el de él; Estela aun lloraba por las noches su ausencia, mi hija oraba por que su abuelo estuviera en el cielo junto a su papa y yo que pedía siempre sentir su presencia para poder continuar con la dura tarea de vivir.

Miraba el atardecer caer y reflexionaba en mi interior acerca de lo rápido que pasaron los años, años que parecían no volver y días que según pasaban se perdían en mi memoria.

Me marche del cementerio ese que daba la seguridad de que se terminaba la travesía por lo que llamaban vida y daba paso al descanso.

Mire la tumba de mi esposo y me sentí compasiva muchas cosas habían pasado pero no podía negar que había sido feliz, y la muestra de ello era que el se había marchado joven aquejado de una enfermedad de temporada.

Tal vez ni lo ame pero si lo quise y me dio uno de los mejores regalos, mi hija Laurana que creció rodeada de todas aquellas cosas que en su momento yo no tuve.

Al llegar a casa me senté frente al viejo espejo de mi habitación, mi hija estaba en mi pequeño negocio el que por años me empecine en mantener y cabe destacar que ahí estaba aunque ya nuestra temporada como administradoras estaba pasada.

La juventud se estaba despidiendo de mi y pese a todo me sentía bien por que había logrado hacer algo de mi en todo este tiempo.

- aun no me acostumbro - escuche desde la puerta - la soledad pesa mucho.

-siempre hemos estado solos lo que pasa es que al perder a alguien la soledad se desata como si fuese un monstruo que lentamente te devora.

-¿crees que algún día deje doler ?¿que se valla la nostalgia?

Camine hacia una ventana próxima y mire el cielo que aunque azul se veía opaco.

- creo que es la nostalgia la que siempre no dejará que el recuerdo se valla, la nostalgia siempre lo mantendra vivo en nuestro corazón.

Trate de darle el mayor consuelo a Estela y luego salude casa para dirigirme a mi negocio.

Mire la cesta y recordé el día que llegue a Mercia dispuesta a empezar de nuevo parecía ue hubiera sido ayer, un sentimiento de desolación me embargaba aún sin saber por qué.

Al llegar mire a mi hija que despidió de mi para ir a entregar unos vestidos a una poca distancia del negocio, mire por todos los lados y supe que era hora de redecorar e invertir un poco.

Mis pensamientos estaban lejos cuando una voz me saco de mi ensoñación.

-buenos días -dijo aquel hombre entrando por la puerta.

Me gire para atenderlo pero su rostro me detuvo, estaba un poco más mayor y sus cabellos comenzaban a tornarse blancos.

- rey Carlos - dije visiblemente afectada.

Habían pasado años pero aún llevaba en mi memoria su rostro grabado y sobre todo la triste historia que actuamos al son del dolor en el escenario de la vida.

-ya no soy el rey Carlos - respondió - ese rey murio aquí sólo por que se cansó de buscar a la reina Indiana y le dijeron que aquí no había ninguna.

- quisiera preguntar que lo trae por aquí pero temo la respuesta - me sincere.

- el amor sólo eso me trajo hasta aquí y me habria llevado al fin del mundo de haber sido necesario.

- tal vez ya no halla tiempo ,tal vez ya no halla amor.

- por supuesto que lo hay -dijo con seguridad.

- como puedes estar tan seguro.

- lo se por que esto no depende de nosotros- sin saber cómo tomó mi mano y la coloco en su lado izquierdo del pecho- depende de aquí.

un silencio se estableció en medio de nosotros mientras mi mano se mantenía en su pecho.

-Nos volveremos a amar como no pudimos hacerlo ahora; algún día si la vida lo decide, si el destino lo aprueba y nuestros corazones lo desean.-dijo haciéndome recordar aquel momento en que leía la carta con la certeza de que todo había acabado.

- tal vez la vida aún no lo ha decidido - la confusion me invadió-  tal vez nuestro tiempo pasó ya.

- me niego a creer eso y de ser asi estoy aquí para comprobarlo.

La vida... Un escenario donde se despliega dolor, tristeza y sufrimiento pero sobre todo amor.
   
 


 

Fin .




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.