El día de la boda amaneció con un cielo despejado, y los rayos dorados del sol iluminaron Amberleigh Manor con un resplandor que parecía una bendición. El aroma dulce de las flores impregnaba el aire, y los jardines, adornados con guirnaldas de rosas y lilas, estaban listos para recibir a los invitados.
En la privacidad de su habitación, Eleanor se preparaba con la ayuda de Alice. Su vestido de novia, hecho de seda marfil y delicados encajes, abrazaba su figura con elegancia. La falda caía en suaves pliegues, y un velo de tul transparente, bordado con pequeñas flores, enmarcaba su rostro. Su cabello, recogido en un moño bajo, estaba adornado con un delicado peine de perlas y flores de almendro frescas.
—Está usted hermosa, Lady Eleanor. Pareciera una reina —dijo Alice, con lágrimas en los ojos.
Eleanor sonrió a través del reflejo del espejo.
—Gracias, Alice. Hoy no solo es un día especial para mí, sino para todos los que han creído en lo que Nicholas y yo hemos construido juntos. Amberleigh significa tanto para ambos, y ahora será el hogar de nuestra nueva vida.
Cuando la señora Carter llegó para avisar que todo estaba listo, Eleanor sintió que su corazón se aceleraba. Pero en lugar de nerviosismo, lo que sentía era una felicidad indescriptible.
**La Caminata Hacia el Amor**
En los jardines, Nicholas esperaba bajo un arco hecho de ramas de almendros en flor. Su traje, negro con un chaleco blanco y una flor de almendro en la solapa, realzaba su porte imponente. Sus ojos verdes buscaban ansiosamente a Eleanor, y cuando la vio aparecer al final del camino, su respiración se detuvo.
Eleanor caminaba hacia él del brazo de un amigo cercano que representaba a su familia en la ceremonia. Con cada paso, las flores caían suavemente a su alrededor, como si la naturaleza misma celebrara su unión. Cuando finalmente llegó a su lado, Nicholas tomó su mano con una mezcla de amor y reverencia.
—Eleanor, está usted más hermosa de lo que jamás podría haber imaginado —susurró él, su voz cargada de emoción.
—Y usted, Nicholas, es todo lo que siempre soñé y más —respondió ella, con una sonrisa radiante.
**La Ceremonia**
Bajo la sombra de los almendros y rodeados de amigos cercanos, Eleanor y Nicholas pronunciaron sus votos. Prometieron amarse, honrarse y apoyarse mutuamente en cada paso de sus vidas. Las palabras, sinceras y llenas de amor, dejaron lágrimas en los ojos de muchos de los presentes.
Cuando el oficiante los declaró marido y mujer, un aplauso resonó entre los árboles, acompañado por el canto de un ruiseñor. Nicholas inclinó la cabeza hacia Eleanor, y sus labios se encontraron en un beso que selló no solo su unión, sino también la promesa de una vida llena de amor, luz y esperanza.
**La Celebración**
La recepción fue una celebración alegre en el salón principal de Amberleigh. Los invitados disfrutaron de un banquete delicioso y música en vivo mientras felicitaban a la feliz pareja. Eleanor y Nicholas bailaron su primer vals como marido y mujer, moviéndose con gracia bajo la luz de los candelabros.
Mientras la noche avanzaba, Nicholas llevó a Eleanor de nuevo al Pabellón del Ruiseñor, ahora iluminado por suaves luces y adornado con flores. Allí, lejos de los invitados, compartieron un momento privado.
—Gracias, Eleanor, por hacerme el hombre más feliz del mundo —dijo Nicholas, tomando sus manos.
—Gracias a usted, Nicholas, por mostrarme lo que significa el verdadero amor —respondió ella, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad.
Bajo las estrellas y rodeados del dulce aroma de los almendros, Eleanor y Nicholas comenzaron su nueva vida juntos, sabiendo que no importa lo que el futuro les depare, siempre tendrán el amor que floreció en Amberleigh.
FIN