El Secreto De Los Collins

CAPITULO 19

Reese

Una semana había pasado ya desde que Stephen me confesó que me quería y no se alejaría de mí, al igual una semana había pasado que descubrí que el accidente que tubo de pequeña no es como recordaba y aún no encuentro una explicación a por qué mis padres me ocultan lo algo.

Me encuentro sentada en las gradas de la cancha de voleibol un partido que se está disputando nuestra escuela con la escuela del pueblo vecino, las chicas están a lado mío y cada que pueden gritan animando al equipo.

Me concentro en el juego faltan 2 minutos para que acabe y el equipo rival lleva un punto más que nosotros, pero en un ágil movimiento Luke hace un punto todos los espectadores gritan, el tiempo sigue corriendo y faltando escasos segundo para que el silbato suene Paul le pasa el balón a Stephen este brinca lo más alto que puede su mano impacta contra el balón asiendo que este cruce la malla y se estampe contra el suelo del equipo contrario dándonos el punto de la victoria, se arma un alboroto, todos los de las gradas bajan para felicitar el equipo, Eun y Valentai bajan más rápido que yo y corren a felicitar a Paul, la morena se cuelga de su novio y su hermano los molesta, desde la grada hago contacto visual con Stephen que en un movimiento me indica que nos vemos en el pasillo, me escabullo sin que me vean y cuando salgo lo encuentro apoyado de la pared, trae unos shorts y una camisa sin mangas que me dejan ver sus trabajados músculos, el cabello se le pega a la frente y en cuanto me ve sonríe.

—¡FELICIDADES!— lo abrazo y él me levanta dando vueltas con él

—¿En serio Reese, nada más felicidades? —me dice mientras me baja.

—No—coloco ambas manos a los lados de su cara y lo beso. Al principio se torna suave y lento, pero poco a poco va subiendo la intensidad, pero me separo de él.

—Alguien puede vernos.

—No me importa.

—¡Ay, qué mal! a mí si me importa.

—Bueno, salimos hoy.

—Por supuesto que si—vuelve a besarme antes de que todos comiencen a salir del gimnasio.

Después del juego todos fuimos a comer y celebrar el campeonato del equipo.

Las chicas sabían que yo quería estar a solas con Stephen y se marcharon llevándose a Paul arrastrar del lugar pues el insistía en quedarse.

—Creí que no se iría—menciona Stephen.

—Lo mismo pensé y estaba casi segura de que si no se iban Valentai iba a empezar a gritar de rabia por culpa de su hermano.

—Esa chica es intensa, ¿Cómo es qué la soportas?

—Bueno todas nos complementamos de alguna manera.

—¿Cómo? — veo la cara de confusión en su rostro.

—No lo entenderías.

—Ni me interesa entenderlo, nos vamos al cine.

—Sabías que aveces puedes llegar a ser un grano en el culo.

—Si pero, así te gusto

—¿Por qué tan seguro Douglas? —le digo con picardía.

—Por la forma en la que me miras y en como pronuncias mi apellido

—Y según tú ¿cómo te miro y digo tu apellido?

—Con auténtica adoración

—Mejor vámonos al cine ya.

Pero antes de salir del restauran mi teléfono suena en un mensaje, lo saco de mi bolsillo trasero para ver de quien se trata, pero es un número desconocido, abro el chat y lo que leo me deja pasmada:

Es en serio con tu primo, de todas las personas en el mundo tu primo, sabes que eso es pecado Reese, pero tú no eres la única que ha hecho cosas malas era lo menos que se esperaría de ti.

Veo que el que mando el mensaje aún se encuentra en línea:

—¿Quién eres?

—¿Qué si quién soy? Soy la persona que dirá todas las verdades de tu apellido

—¿Qué verdades?

Pronto lo sabrás, mientras disfruta el cine con él.

Intento volver a preguntar quien es pero me ha bloqueado.

—Reese, ¿Reese estás bien? —la voz de Stephen me trae de vuelta.

—Si, solo que ya no quiero ir al cine llévame a casa porfa.

—¿Qué? pero ¿por qué?, paso algo te pusiste muy pálida?

—No para nada, es solo que recordé que tengo mucha tarea no puedo ya.

—Está bien vamos.—dice extrañado.

Stephen conduce hasta mi casa y en el camino no dejo de pensar en todo lo que el desconocido me dijo, sabe que salgo con Stephen, pero esas dos personas solo son mis amigas y eran las únicas que lo que ahí entre él y yo, ellas deben ser jugándome una broma, pero de que secretos están hablando se lo abran inventado o no son ellas.

Cuando llegamos intento bajarme, pero Stephen me detiene.

—¿Estás bien Reese?

—Sí.—Me limito a responder 

—¿Segura estuviste callada todo el camino? 

—Es que un mensaje extraño me llego, pero deben ser las chicas.

—En qué sentido extraño.—pregunta le muestro los mensajes y puedo ver la confusión en su rostro.

—No le encuentro sentido para que tus amigas te hagan esta broma.

—Yo tampoco, pero ellas a veces se pasan con las bromas, mañana voy a hablar con ellas.

—Bueno si eso piensas—hace un encogimiento de hombros y cambia su cara de preocupación a una con una sonrisa coqueta- te hablo en la noche.

Me olvido del mensaje y me dejo contagiar por él—por supuesto—me acerco a él para darle un beso, pero me para.

—Nos pueden ver Reese y en serio que yo también lo quiero.—Él solo deposita un beso en mi mejilla y yo bajo del coche.

Cuando entro en casa mama viene bajando las escaleras con su impecable traje.

—Hola, mi vida—besa mi frente—tienes visitas te esperan en tu habitación.

—¿Quién es mama? —pregunto mientras ella sale por la puerta y no recibo respuesta de ella, pero si de quien me espera.

—Hola— escucho la voz detrás de mí es Lyra.

—¡Hey hola! — respondo y es ahí donde recuerdo que el maestro me pidió que le pasara mis apuntes para que se ponga al corriente y le dije que pasara a buscarlos- discúlpame si te hice esperar mucho había olvidado por completo que vendrías hoy.



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En el texto hay: un secreto que descubrir

Editado: 12.02.2021

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