Capítulo II
La audiencia
El escenario era salido de una fábula, una fabula fantástica y retorcida; Norte se escontraba en espectaculares condiciones, sus ojos azules se iluminaban ante la grandeza del reino frente de él, en contraste Conejo se encontraba aferrado a un árbol mientras dejaba su dignidad escapar en forma de vómito.
- Podia haber llegado por mi cuenta - se quejaba mientras agarraba su estómago, seguía mariado por atravesar el portal
Norte se carcajeo aferrado de su barriga para luego palmear la espalda de Conejo, un impulso desde sus entrañas obliga al animal antropomorfo a doblarse nuevamente y vaciar el contenido que subía por su esófago.
Por otra parte Thoothiana y Jack se perdían en el paraje. Sus ojos se agrandaban ante la imagen del magestuoso castillo que se levantaba en medio del fiordo. Los barcos navegaban por sus alrededores mientras el otoño iba cambiando sus suaves y frescas brisas por unas más gélidas, dando paso el inminente invierno. Las ojas de colores decoraban los montes aledaños generando una imagen multicolor, un atardecer en el prado.
Depronto el gran hombre barrigón tomo el mando y se dispuso a tratar el plan que debían realizar. Si bien, anteriormente, le había concedido a Jack vacacionar, lo cierto es que su visita a los reinos de Arendelle estaban lejos de ser con propósitos recreativos. El hombre de la luna les había dado una señal, una no muy clara y algo ambigua, pero una señal al fin y al cabo. Y no había encontrado peor momento para aparecerse ante ellos con su mensaje, la navidad estaba próxima y sus deberes estaban contra reloj.
- Creo - comenzó norte elevando la voz para llamar la atención de sus compañeros guardianes - que lo más sensato es prevenir a su magestad de la posible amenaza que se avecina
- ¡Una estupenda idea, Norte! De paso podemos pedir que nos lleven a su bosque encantado dónde nos ayudarán todos los espíritus que viven aquí - ironizó conejo, Santa Claus solo asintió un tanto confundido por el disparate de su peludo amigo - ¡Oh, vamos! No seas ingenuo
- Creo que es una estupenda idea - la hada revoloteaba sobre Norte de acuerdo con la idea expresada, conejo solo esperaba que fuera una broma de mal gusto - podría funcionar, quizás nos ayuden si les explicamos la situación - los violetas irises del hada brillaron con esperanza
- ¿Hablan enserio? - conejo tomo exasperado sus largas orejas entre sus manos estirandolas al borde del colapso - ¿enserio piensan que unos reyes van a creer en nosotros?
- ¿y qué planeas hacer tu, conejo? - espetó Jack con burla - no creo que un montón de huevos pintados sean de utilidad
Sandy carraspeó tras de todos llamando su atención antes de que el guardian de la diversión y el guardian de la esperanza se enfrascaran en otras de sus discuciones. El grupo de guardianes se volteo para observar al guardian de los sueños que elaboraba una de sus mecanografias con la arena sobre su coronilla.
- ¿Cómo dijo? - preguntó el de cabellos blancos más que nada para verificar que había entendido lo mismo que los demás y no porque no lo entendiera realmente
- Ya se le congeló el cerebro - suspiró Aster antes de confirmar las suposiciones de Jack - piensa que lo mejor es que Norte y tú vayan al reino debido a nuestras apariencias
Thoot asentía convencida mientras agarraba con suavidad su mentón, completamente convencida de la idea de su amigo, más no contenta por ella.
- Tiene razón, es más probable que los adultos puedan verlos a ustedes que a nosotros - concordó el hada, Meme sacudía la cabeza apoyando sus palabras
- Sigo pensando que es una real estupidez mandar a esos dos solos, pero es la única opción por el momento - se lamentaba Aster
- Jojojo - carcajeo Norte dándole una palamada igual de fuerte que la anterior a Conejo pero sin surtir el mismo efecto - tu confía pequeño amigo...
- No soy pequeño - contradijo él molesto pero Norte continuó con su monólogo de costumbre
- Jack y yo lo haremos estupendo, le explicaremos todo a la Reina y ella sabrá cómo ayudarnos
- No creo que eso sea del todo sensato - continuaba Aster siendo ignorado nuevamente
- Si le hablamos con la verdad y le explicamos la situación estoy seguro que nos abrirán muchas puertas
A Aster ya le tiraba una ceja sobre su ojo izquierdo, más que el guardian de la ilusión, el conejo cría que Norte era el guardian de la ingenuida. Quería sacarse al viejo guardian de encima y hacerles entender a todos que mandar a Norte era una locura, pero enviar a Norte junto a Frost era una condena.
- Calma, peludo amigo,- intervino Jack flotando al lado de los dos guardianes mientras reposaba sus brazos y rostro sobre su cayado - todo está bajo control, el viejo y yo hacemos un estupendo equipo
Conejo estaba seguro de que todo estaba perdido.
Los reyes de Arendelle esperaban con ansias en sus tronos, más uno que otro en realidad. Anna era un torbellino de emociones, cada una más fuerte y efusiva como la anterior, sus manos estaban sudorosas y continuamente las limpiaba con "disimulo" sobre la falda de su vestido, Kristoff a su lado la observaba mientras reposaba su mano sobre una de las de ella, conocía tanto a su esposa que ya sospechaba de los laberintos que Anna recorría perdida en sus pensamientos.
La entrada real, dos puertas aparatosas, fueron abiertas por los guardias, quienes dejaron una abertura lo suficientemente amplia para que un robusto hombre y su presunto hijo ingresaran al salón, Anna parecía ceder un tanto a la calma y Kristoff pudo prestar más atención a los recién llegados.
Los reyes observaron a los guardianes con un brillo de curiosidad, desencajaban con el ambiente, sus vestimentas eran extrañas y sus peinados peculiares. Anna detuvo sus ojos en los brazos del mayor, quien llevaba arremangadas la mangas de su abrigo rojo, que contenían dibujos y palabras grabados en ellos. Ella ahogó un gritillo de la impresión. Por su parte, Kristoff, decidió romper el hielo después de que un largo silencio se instalará.