El secreto de los guardianes 1

Capítulo V - Supervisar

Capítulo V
Supervisar

Elsa había llegado a Northuldra el mismo día en que habia dejado Arendelle, dejó el caballo de Ryder en el establo del pueblo después de darle de beber y comer, para luego adentrarse en el poblado en busca de Yelena.

Se sentía extraña, sus palmas estaban sudorosas y sus piernas se sentían ligeras, mientras tanto Elsa se trataba de abrir paso saludando a los indigenas que se alegraban al verla.

- ¡Elsa! - una voz que la guardiana conocía bien inundó sus oídos

- Honeymaren - saludó con una sonrisa - ¿Has visto a Yelena?

Elsa estaba muy contenta de ver a su amiga, pero su sentido de la responsabilidad era mayor, necesitaba arreglar prontamente todo, necesitaba encontrar a Nokk, necesitaba que Anna no se enterase y sobre todo necesitaba que los guardianes la guiarán con su creador. Sus ojos se perdieron atraves del bosque, buscando con la mirada un atisbo de paz, pero no encontró nada.

- Está por el rio, se la ha pasado por allá desde que te fuiste

Elsa asintió sabiendo que Yelena no iba a estar en cualquier parte de la corriente, se dirigió dónde tiempo atrás junto a Anna y los demás habían liberado a los espíritus del bosque. Yelena se encontraba ahí, observando el gran caudal caer por dónde antiguamente había una represa

- Elsa - dijo una vez la rubia llegó a su lado - algo nuevo por Arendelle

Su pregunta tenía un deje más de afirmación en ella que lo que la madura mujer esperaba desprender. Elsa entendió inmediatamente las intenciones de la anciana.

- ¿Ya lo sabía? - indagó con genuina curiosidad

- Lo sospechaba - respondió al cabo, sus ojos oscuros se perdían en el agua que fluía aún con libertad - No está muerto, ¿Lo sabes? - soltó buscando tranquilizar a la guardiana

- Claro que lo sé - se rió por lo bajo - es un espíritu

Yelena le dedicó una mirada condescendiente, tan intensa que provocó que Elsa se arrepintiera y pusiera en duda sus suposiciones.

- La mortalidad de los espíritus siempre será un misterio, joven guardiana - respondió sin despegar vista del agua - por ahora - continuó - solo hay que esperar por una señal - culminó para posar sus ojos en la magestuosa luna llena que adornaba el manto estelar esa noche

Elsa no quiso regresar a Arendelle inmediatamente, necesitaba terminar algunos pendientes que había dejado en el bosque encantado, debía ver a Bruni y los demás espiritus, necesitaba hablar con todos, tenía dudas y miedos, necesitaba contención, estaba cansada de sentirse como una amenaza.

Desde que el espíritu del agua había desaparecido, Elsa se había visto obligada a pasar sus días con los habitantes del pueblo de Northuldra, sabía de antemano que el pueblo siempre la recibiría con los brazos extendidos. Honeymaren le había preparado una pequeña ghatie junto a la suya para que la inmortal pudiese descansar.

Un ruido a sus espaldas saco a Elsa de su ensimismamiento para encontrarse con dos ojos oscuros que la observaban con alegría.

- Volviste

Elsa sonrió con una sensación de paz que nacía de la boca de su estómago, giró sobre sus talones para dar cara al dueño de la voz.

- ¿Qué haces aquí, Aegir? - Elsa reía risueña

- Quería verte - susurró este acercándose a ella

Aegir había aparecido por la aldea un poco después de la desapareción de Nokk, lo habían encontrado a las orillas del río inconsciente, casi sin ropajes y sin memorias. Elsa y Yelena habían resuelto darle alojamiento en la tribu mientras el joven se recuperaba, pero con el pasar de los días el moreno no solo no tenía idea de su procedencia y herencia, sino que había generado un lazo con la antigua monarca tan fuerte como inusual.

- ¿Si? - preguntó duditativa - ¿Sucede algo?

La pregunta de Elsa era completamente genuina, desprendía preocupación y un dejé maternal, Aegir solo amplió más su sonrisa. Algo tenía la platinada que le provocaba confianza.

- No, solamente quería verte

Los colores aflojaron en el rostro de Elsa, nunca nadie le habia hablado con tanta confianza y sinceridad, desde su infancia todos a su alrededor habían construido barreras para acercarse a ella, incluso su hermana Anna. La guardiana podía sentir la falta de barreras con Aegir.

- Luces cansada, ¿sucede algo? - su preocupación impregnaba la pregunta

- Un leve dolor de cabeza - susurró sentándose en su cama, instando al joven a sentarse a su lado - ¿Qué hay de ti? ¿Has recordado algo hoy?

Pero antes de que este pudiese negar ante las preguntas, Elsa sintió un escalofrío subir por su espina para luego vislumbrar un rayo de luz cegarla, sus oídos zumbaron y un dolor tan agudo como asfisciante se coló en su cabeza hasta que todo se volvió negro. Su cuerpo cayó como sacó de papá sobre el colchón sin previo aviso, a su alrededor nada había sucedido.

Aegir se sobresaltó y corrió inmediatamente en busca de la anciana que siempre estaba con la guardiana, no tenía idea que era lo que estaba sucediendole a su amiga, no tenía idea si era peligroso, si era normal o siquiera algo más, constantemente el miedo le abrumaba y el desconocimiento lo fatigaba, pero junto a Elsa, desde la primera vez que la vio, se sentía en paz.

No permitiría que algo le pasase.

Yelena seguía erguida en las orillas de dónde alguna vez hubo un puente, la brisa le golpeaba el rostro y agitaba algunos cabellos, sus ojos reposaban sobre las calmas aguas que sin previo aviso se comenzaron a agitar, su caudal aumento y su fuerza provocaba sonidos fuertes de las rocas al chocar bajo de esta.

Nokk

Pero la figura del espíritu del agua no se hizo presente, en su lugar el forastero desprovisto de memorias había llegado a su lado tan agitado como las aguas tras ellos.



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En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 17.09.2024

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