El secreto de los guardianes 1

Capítulo VIII - Pesadilla

Capítulo VIII
Pesadilla

- Estoy bien - se defendió inmediatamente la rubia - solo algo mareada

Los ojos de Anna se intercalaba entre el rostro levemente sonrojado de Elsa y la expresión ocurrente del guardian que la llevaba en brazos. La reina cubrió su boca con sus manos.

- Elsa, pero cómo - se acercó a ambos, tomo a su hermana para ayudarla a apoyarse mientras sus pies tocaban tierra

- Debe ser por no comer - mintió Elsa

- Vamos a Arendelle, buscaremos a gran Pabbie, no me parece normal todo esto, - la reina hablaba estrepitosamente mientras caminaban de vuelta al trineo que estaba cerca de ellos - primero tus dolores de cabeza, después que ya no puedes...

- ¿Dejaste solo al reino? - interrumpió Elsa buscando callar a Anna, aún así su pregunta era genuina y estaba plagada de un suave reproche

- Oh, no, cómo crees - respondió ofendida - la corte real quedó a cargo

Jack y Anna dejaron a Elsa en el trineo, Kristoff se había adelantado para acomodar las cosas improvisando una pequeña cama en la parte trasera de este, Olaf en cambio había reunido las cosas del picnic en la canasta y la arrastraba hasta el trineo. En un pequeño impulso el muñeco de nieve salió expulsado hacia atrás mientras sus ramitas seguían aferradas a la aza de la canasta.

- Anna - Elsa llamó una vez acomodada

- Dime - está se volteo inmediatamente dispuesta a atenderla

- Se puede saber ¿Que traes en la cabeza?

Anna, Kristoff y Bunny se miraron entre ellos, se habían olvidado completamente de los pintorescos regalos que Olaf les había dado la noche anterior. Jack, que ya había analizado las truculentas gorras, voló sobre Aster tomando con ambas manos las orejas de lana que sobresalían de su cabeza.

- Tienes una grave crisis de identidad - concluyó

Nuevamente el tic de Aster reconoció al Frost manifestándose.

El camino al palacio estuvo plagado de una confunda charla, Jack trataba de explicar que había sucedido, como una misteriosa ventisca los habían empujado a refugiarse en un abandonado castillo de hielo, pero Elsa interrumpía cada tanto tratando de desviar la historia.

Una vez en palacio Anna solicito que Elsa fuese llevada a su alcoba para reponerse, los demás fueron guiados hasta el salón del te para por fin entender que había pasado sin interrupciones.

- ¿Una ventisca? - interrogó entrando al salón donde estaban los demás

- Si, no tengo idea de dónde salió

- ¿No fuiste tu? - interrogó Conejo

- No, no, lo mío ya se había ido hacia el sur - respondió mientras frotaba su barbilla - además ese castillo...

- Oh, yo no me preocuparía por eso - intervino Anna

- Anna - advirtió Kristoff susurrando entre dientes

- ¿A qué se refiere, su magestad?

- Ese castillo lleva años ahí, no es algo de ahora - el rubio se encogió de hombros restándole importancia

Y entonces como si de una explosión se tratase, algo hizo clic en el cerebro de Olaf. Quizás nadie se daba cuenta, pero faltaba algo importante en la historia y debía hacerlo saber. Se paseo en medio de los guardianes y los reyes con una expresión confusa, Anna pudo notarlo y decidió agacharme hasta la altura de su amigo.

- ¿Sucede algo Olaf?

- Algo falta - respondió - no se dan cuenta, pero algo falta

Los demás lo miraron inquisitiva mente esperando las palabras del helado personaje.

- Mis hermanos... - susurró al fin

Anna abrió los ojos como platos y volteo a ver a Jack esperando que entendiera, pero claro, el guardian no entendía nada de aquellas palabras.

- Jack, - le llamo Anna - el castillo ¿Había alguien en él?

- Estaba abandonado - confirmó - ¿Qué sucede?

Los presentes se sostuvieron la mirada, Jack y Bunny eran los únicos confundidos.

- Ese palacio está custodiado por criaturas de hielo

- ¿Cómo?

- Guardianes de hielo, marshmallow y los snowgies, Elsa los creo o algo así...

Kristoff ya cansado de intentar interrumpir a Anna y Olaf en sus constantes indiscreciones respecto a la vida personal de Elsa decidió por se el parche antes de la herida. Al fin y al cabo ellos le ganaban en número.

- Estoy harto - dijo interrumpiendo a su esposa mientras se levantaba apoyado de su rodillas - que quede claro que he intentado proteger la privacidad de Elsa pero me superan ustedes dos - se quejó apuntando a Anna y Olaf - que Elsa se entere que esto no es responsabilidad mía

Dicho eso Kristoff abandonó el salón dejando a la reina y su helado amigo a solas con los guardianes.

- Oh, cielos - suspiró Anna - es complicado, como mi esposo dijo, a Elsa no le gusta que hable de sus cosas - Anna hacía memoria de las veces que su hermana la había reprendido por hablar de más - Elsa creo ese castillo hace años atrás, cuando recién la habían coronado, es una historia muy larga y no va al caso - se encogió de hombros - la cosa es que en ese palacio quedaron algunas de las criaturas que creo Elsa en ese entonces, ellos cuidan el castillo, que no los vieran es extraño

Jack trató de ocultar con todas sus fuerzas la decepción que sentía. Si bien él no fue el mejor libro abierto, no mintió propiamente tal, en cambio la antigua monarca no había tenido problemas en negar varias veces su conocimiento de la procedencia del palacio, por más que Frost le hubiese preguntado. Por otro lado también sentía una especie de revoloteo en las entrañas, en la boca del estómago, era un vacío estremecedor, se sentía sobrecogido al saber que la esquiva quinto espíritu era la creadora de tal colosal extructura. Jack se sintió avergonzado por sus pensamientos, Elsa de todas formas era el quinto espíritu, no debería impresionarle que ella pudiera hacer tal cosa.



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En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 17.09.2024

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