Capítulo XIII
Luna
- ¿Cuál es el plan?
- Salvar la Navidad - respondió inmediatamente el mayor de los guardianes
- Eso ya lo sé, Norte. Me refiero a qué haremos para lograrlo
- Por ahora tenemos que terminar los juguetes faltantes y luego los repartiremos - respondió hada muy emocionada mientras llevaba de un lado a otro paquetes con regalos listos para repartir - será igual que cuando recogimos mis dientes - canturiaba risueña mientras su voz se perdía por el pasillo al igual que su imagen, para luego reaparecer asomada tan rápido como había desaparecido - ¿Y Jack?
- Oh, si, el mocoso - recordó Conejo para luego proceder a explicar los acontecimientos ocurridos en el bosque encantado
- ¿Entonces lo dejaste con su alteza? - preguntó divertido Norte - ¿Tu no fuiste el primero en quejarse en el 57? - Conejo se encogió de hombros
- En ese entonces solo era un mocoso más
- ¿Que sucedió en el 57? - preguntó una confundida hada, quien de respuesta recibió imágenes por parte de las arenas de Sandman - Oh, ya veo
- Ya, ya, ya, no perdamos el tiempo en charlas inutiles, hay que enfocarnos en lo que realmente importa: la Navidad - los cortó Norte
Meme observaba como espectador la escena; hada realmente estaba confundida, Aster discutía con Norte sobre la importancia de cada celebración festiva, ninguno era consciente del gran brillo que atravesaba la ventana, tan irregular como intenso, llamando la atención del guardian de los sueños. Sandy intentó por todos los medios llamar la atención de sus compañeros presentes, pero estos estaban afanados en su charla, provocando el enojo del guardian. Meme tomó un martillo que estaba cerca y con gracia lo hizo chocar en repetidas ocasiones con un platillo de batería que estaba a la mano, los demás se voltearon a verlo asustados.
- ¡Oh, la luna! - exclamó norte una vez notó el brillo irregular entrando por las ventanas del taller - ¿Porque no nos dijiste Meme? Hay que llamar a Jack, el hombre de luna nos solicita nuevamente - declaró con solemnidad
En Arendelle la situación era similar que en el polo. La reina estaba de ahí para allá por el palacio organizando las actividades para esa noche, que estaba a la vuelta de la esquina, labores que había descuidado. En un principio, la reina Anna había pensado en cancelar las festividades por fuerza mayor, su hermana tenía razón, no era momento para nada fuera de lo que significaba detener al Coco, pero también la misma Elsa la había instado a continuar con las festividades ya que muchos reinos vecinos estaban invitados y no eran horas para cancelar, la noche ya se cernía sobre ellos. Kristoff apoyaba a su joven esposa con diligencia, preocupado por las náuseas que esta sentía debido a la tensión, que la hermana de susodicha viniera a primera hora del día posterior no la ayudaba para nada, Anna era un nudo de nervios.
- ¡Me quitó del camino! - se quejaba la reina mientras elegía las decoraciones en el salón del banquete, luego debía ir a alistarse - soy su hermana, por favor, por supuesto puedo ayudarla, ya la he ayudado antes en situaciones más complejas... ¡Dos veces!
- Elsa sabe lo que hace - la tranquilizaba a su esposo - vendrá mañana y continuarán con la búsqueda de Nokk
- ¿Nokk? - Anna se detuvo a contemplar las palabras del rubio - No me refiero a Nokk - respondió frunciendo el entrecejo - ¡Hombres! - exclamó apuntandolo con una servilleta de tela color crema - ¡Hablo de hombres!
- Si - alargó Kristoff - no creo que le interese eso presisamente ahora
- Oh, por supuesto que le interesa, no lo ves porque eres un muchacho...
- ¿Qué quieres decir?
- No puede pasarse la eternidad sola vagando por el bosque
- Creo que esa es decisión de Elsa
- Si, si, es decisión de ella, pero yo soy su hermana, mi misión en su vida es presentarle algún muchacho - Kristoff rió ante las palabras de su esposa para acercarse a ella y tomar su pecoso rostro entre sus grandes manos - Elsa debe experimentar el amor verdadero - susurró en un puchero
- Lo sé, lo sé, - respondió entre risas para depositar un casto beso en los labios de su esposa - tu te encargas de eso - agregó entre beso y beso - pero a Elsa no le va a agradar - culminó mirándola a los ojos en un abrazo expontaneo
- No tiene que agradarle - se defendió escondiendo su rostro en el pecho de Kristoff
Y definitivamente no le agradaba a Elsa.
Una vez Anna se fue junto a Kristoff, Olaf y Sven, Elsa sabía que era cuestión de tiempo para que su hermana retomara el tema. Anna no entendía lo confundida que se sentía la reina de las nieves.
Aegir solo era un amigo más, no despertaba nada más en Elsa que un cálido sentimiento de protección, se lo había confesado a Anna rogando que entendiera algo lo que la propia Elsa no lograba comprender, pero en su lugar saco al relucir el nombre del guardian y su sola mención había descolocado a Elsa en más de una forma. ¿Realmente le interesaba el guardian? Elsa sacudió sus ideas tratando de centrarse en el problema principal: Nokk.
- ¿En qué piensas?
Jack y Elsa se encontraban al borde de las ruinas de la represa. Una vez los reyes se fueron y el guardian de la esperanza emprendio camino al polo norte, la noche había caído en el bosque haciendo más espesa la neblina que los cubría. Elsa decidió ver por sus propios ojos el rio, lo necesitaba, por fin comprendía el porque Yelena se la pasaba todo el tiempo por sus alrededores; necesitaba comprobar que Nokk siguiera ahí.
- En las memorias de Ahtohallan - susurró en respuesta mientras sus ojos celestes se perdían en las aguas oscuras, su rostro se componía en una mueca debido al dolor de cabeza que persistía - debemos ir a un nuevo sitio - soltó luego