Capítulo XVII
El mundo oculto
La reina Anna en vista de los recientes acontecimientos se vio en la obligación de suspender las festividades, informando que por motivos de fuerza mayor la ceremonias y banquetes acordados serian suspendidos ese año. Los nobles, algo impactados por la reciente noticia, no pusieron pero en el asunto y procedieron a retirarse de los dominios de Arendelle hacia sus reinos a la mañana siguiente, deseando buenos deseos y una pronta recuperación de lo que fuera que afectase a los reyes de tal manera, como para prescindir de sus obligaciones reales. Luego, inmediatamente, Anna dispuso de una pequeña escolta para que fuesen en busca del sabio trolls del bosque, en momentos así era de la única criatura que se podía fiar para confiar el reino.
Luego de la aparición de Grimmel, los guardianes, principalmente Norte, habían ideado un plan. Ir en busca de los dragones. Claramente para esto Hiccup se tuvo que quedar en el reino, no sin antes avisar que iría por unos amigos, y Rapunzel junto a Eugene habían acordado acompañar a este en busca de ellos. Anna estaba eufórica por la posibilidad de ver con sus propios ojos criaturas tan míticas, Pero trató de guardar apariencias para no verse truncada por la sobreprotección de su hermana, que los últimos meses había incrementado.
- ¿Estás segura en ir? - preguntó Kristoff en su recamara, Anna rodó los ojos
- ¿Tu también amor? ¿No confían en mi? - su rostro reflejaba la pena que sentía - Claro que estoy segura
- Está bien - susurró su esposo mientras besaba la coronilla de esta, Anna tomó su mano - solo quería asegurarme
- ¿Vendrás con nosotras? - le preguntó elevando su mirada a los ojos mieles de su amado
- ¿Qué clase de pregunta es esa? - rió besando sus labios ahora - Jamás te dejaría sola
Anna sonrió ampliamente apoyada aún en los labios de este.
Por otro lado Elsa preparaba su bolsa de equipaje, en su habitación se encontraba Mérida junto a ella afilando la punta de sus flechas. Ambas se conocían de tiempo atrás, cuando Elsa aún era Reina de Arendelle y debía viajar a diferentes reinos por relaciones diplomáticas, fue cuando conoció a la princesa del clan de Dunbroch. En un principio se habían llevado realmente mal, la personalidad introvertida y la máscara pragmatica de Elsa le sentaban como un puñado de plomo en el estómago de la colorina, y para Elsa, Mérida era la mismísima imagen de su hermana, tan efusiva y explosiva como su quería Anna, pero sin ese cariño que Elsa sentía por ella, descubriendo así que si no fuese por su enorme amor no se llevaría bien con su hermana. Pero justamente esa personalidad tan similar fue lo que terminó cayendole en gracia, recordándole lo único que extrañaba de sus tierras; Anna. Y en Mérida pasó algo similar, descubrir los poderes de Elsa le dió otro ángulo de apreciación, aprendiendo rápidamente a conocer genuinamente a la reina de Arendelle de ese entonces.
- ¿Irás con nosotros? - la interrogó mientras guardaba sus últimas pertenencias
- Puffff - soltó Mérida - no me perdería por nada el ver un dragón con mis propios ojos
- Si, lo supuse - suspiró imaginando los deseos de su hermana, tan similar a su amiga
- Con suerte podré domesticar uno - comentó comprobando el filo de su flecha
- No son mascotas, Mérida - le recordó
- ¡Vamos Elsa! Para ser un espíritu del bosque eres bastante escéptica
- No soy escéptica, es solo que son dragones
- Pero Hiccup dijo que eran amigables
Elsa guardó silencio ante las palabras de su amiga, ella también escuchó durante la charla algo parecido.
- Él es un domador de dragones, sabe lo que hace
- ¿Porqué siempre eres así de hostil con lo desconocido? - se quejó desplomandose en la cama, luego se acomodó para mirar a la rubia - Quizás alguno te elija
- Si, como su cena - negó cerrando el pequeño bolso
En eso Anna, ya lista con sus cosas, irrumpió en la habitación de Elsa regalando una entusiasta mirada a las presentes, Elsa volteo a examinarla notando claramente sus intenciones.
- Por supuesto que no irás - sentenció
- Pero porqué - se quejó Anna - es una estupidez, cómo no voy a ir
La reina reclamaba siguiendo a su hermana que ya había abandonado la habitación junto a Mérida, dirigiéndose al salón principal donde los demás aguardaban.
- Si, Elsa, porqué no puede venir con nosotras - preguntó Mérida irónica
- Es muy peligroso - dijo como única respuesta
- Oh, vamos, Elsa, claro que puedo hacerlo
- Anna - advirtió entre dientes antes de entrar al salón - ahora no, por favor
- Oh no, ahora sí - porfió - ¡Debe ser ahora, sino cuando! - exclamó llamando la atención de los demás
- Anna - repitió Elsa en una suave súplica
- ¿Qué sucede? - preguntó Kristoff buscando apasiguar las aguas
- Elsa no quiere dejar que vaya
- Es ridículo, Anna, solo vas a exponerte
- Tu también lo haces - le reclamó a su hermana como respuesta
- Yo poseo poderes para protegerme, tu no los tienes
Los presentes se miraron incómodos, Sandy infló sus mejillas para luego dejar salir el aire lentamente, mirando a Norte y Hada en el proceso quienes movían sus manos suavemente a sus costados nerviosos.
- Oh, usarás esa carta - sentenció ofendida - ¡Eres injusta! ¿Sabes qué? No irás sin mi, entiéndelo - le apuntó - escalé una montaña, sobreviví a ser congelada, te salvé de mi ex novio - enumeraba con sus dedos a vista y paciencia de los presentes - guíe a un montón de piedras gigantes por mi sola, liberé el bosque encantado y te salvé de tu propio congelamiento y todo eso lo hice sin poderes, así que creo que también voy - sentenció ahora Anna - además, ahora parece que los poseo - sonrió