El secreto de los guardianes 1

Capítulo XVIII - La calma antes de...

Capítulo XVIII
La calma antes de...

- Pensé que te perdería - le dijo mientras se sentaba a su lado

Anna y Elsa se había. Quedado a solas en la entrada de la cueva, contemplando el fuego quemar la madera en la fogata, suaves crujidos se escuchaban salir de esta.

- Si, yo también - admitió

- Tampoco es como si pudieses morir ¿No? - rió nerviosa, esperando una confirmación pero no hubo respuesta - ¿No? - preguntó nuevamente dedicándole una mirada dudosa - eres inmortal ¿No?

- La mortalidad de los espíritus siempre será un misterio, Anna

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Cómo sé si soy inmortal? - le preguntó

- ¿A qué te refieres, Elsa? - preguntó confundida

- La única manera de saber si realmente soy inmortal es... - dejó la frase suspendida queriendo evitar la idea

- ¿Cómo lo sabes? Es ridículo, claro que eres inmortal, son solo tus miedos, Elsa - trató de calmarla - te sientes así por lo que pasó hace un rato

Elsa guardó silencio pensando en las palabras de Anna, por un lado tenía razón, hace unos días le aterraba la idea de existir por siglos y ahora estaba asustada de quizás perecer en el intento. Suspiró queriendo despejar su mente, pero las memorias de los recientes hechos la atormentaban, podía sentir una vez más la sensación gélida del miedo mellandole el alma, recordaba los latidos de su corazón disparados, zumbandole en los oídos, la boca seca y pastosa, las manos sudorosas y el terror creciente desde sus entrañas.

- Si, puede ser - aceptó - ignorame, han pasado muchas cosas, no estoy pensando con claridad - confesó pasando sus manos por su rostro, buscando despejarse

- Lo sé - susurró abrazandola - puedo cantarte si quieres - ofreció

- Me encantaría

Anna acariciaba los cabellos claros de Elsa mientras está escuchaba atenta la melodía que tanto le recordaba a su infancia. Estaban cansadas y hambrientas, pero juntas todo se sentía bien.

- ¿Cómo van? - interrumpió Hiccup, traía consigo algo de fruta fresca que habían recolectado - pensé que tendrían hambre - ofreció

- Gracias - sonrió Anna

- No hay cuidado - respondió mientras se sentaba al lado de Anna, observando las pavezas danzar sobre la fogata - lo que pasó está tarde - comenzó a hablar interrumpiendo el silencio - fue asombroso, tu eres asombrosa, Elsa - la aludida levantó la mirada hasta encontrar los profundos ojos verdes de Hiccup que la miraban con intensidad

Anna observaba la escena entre ambos, atrapada entre la atmósfera que se cernía entre ellos, rápidamente se sintió sobrar.

- Oh, iré junto a mi esposo, creo que me necesita - se escusó antes de levantarse, pero no hacía falta, fue claramente pasada por alto - bien, hasta luego - sonrió para si misma

- ¿Yo? ¿Asombrosa? - negó halagada por las palabras del castaño - muchas gracias, pero no comprendo

- Ella te eligió - trató de explicar

- ¿Quien me eligió? - preguntó mientras apoyaba su cabeza sobre sus rodillas, con sus brazos rodeaba sus piernas

- La furia luminosa, así la llamamos

- ¿Hablas del dragón blanco? - él asintió - Oh - exclamó como respuesta

- No tienes ni idea de lo que significa ¿Verdad? - Elsa rió apenada

- No, la verdad no - admitió mientras Hiccup acomodaba un mechon rubio, que se escapó a Elsa, tras la oreja de esta

- Disculpa - dijo después de haberlo hecho

- Tranquilo, continúa - le instó

- Ella conectó contigo, ahora tu eres su jinete, la confianza que tendrán será única - le explicaba, Elsa lo miraba con fascinación - te protegerá ante todo

- Como Nokk - susurró

- ¿Nokk? - preguntó ahora él confundido

- Es el espíritu elemental del agua - aclaró - yo era su jinete por decirlo así

- ¿Eras? - preguntó curioso, Elsa arrugó el entrecejo

- Soy... Soy su jinete - se corrigió

- ¿Qué sucedió?

- Pitch - susurró como única respuesta

- También a ti, ¿Eh?

- Lamento lo de tu esposa

- Si, eso apesta. - dijo lanzando una piedra hacia la nada - No creo que esté muerta - admitió luego

- Lo mismo siento con Nokk

Ambos, acompañados de un agradable silencio, contemplaban hacia el cielo por las aberturas que le dejaban los muros, varios dragones cruzaban por el manto estrellado.

- Lo ataqué - admitió Elsa cortando el silencio

- ¿A quién atacaste? - le preguntó dedicándole una mirada escrutadora

- Al dragón - respondió sin dirigirle la mirada

- ¿A la furia luminosa? - interrogó con un dejé de impresión

- ¡No! - se apresuró a aclarar - a otro, otro dragón - respondió levantando la mirada - al que aplastó los huevos

Hiccup guardó silencio sin despegarle la mirada de encima a Elsa, Pero lejos de ser acusatoria u hostil, tan solo la contemplaba, como queriendo rescatar algo más allá de sus palabras.

- Lo lamento... Sé que dijiste que no los atacaramos aunque nos atacarán, pero no podía permitir que dañara a los huevos - se escusó en un suave ruego, esperando que el encantador de dragones la entendiera - ahora entiendo que fue impertinente e irresponsable, pude haber puesto en peligro a muchos, no debí alejarme del grupo

- ¿Lo hiciste por salvar los huevos? - interrogó alzando una ceja

- Si - respondió no muy convencida de la única respuesta de Hiccup a sus palabras

- ¿Por qué? - Elsa calló

¿Por qué lo hizo? Ni ella lo sabía.

- Era lo correcto - dijo al fin

- Bien, cómo dije, ella te eligió - dijo como única respuesta parándose apoyado de su pierna buena - Ve a descansar, Patapez y yo tomaremos la primera ronda esta noche - Elsa guardó silencio examinando los gestos del castaño, quien no parecía ni enojado ni molesto



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En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 25.09.2024

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