El secreto de los guardianes 1

Capítulo XXX - De las pesadillas a la realidad

Capítulo XXX
De las pesadillas a la realidad

Un dolor punzante y agudo le inundaba cada vez que trataba de respirar, el aire entraba por su boca ardiendo hasta llegar a sus pulmones, se sentía aturdida y desorientada, en sus oidos retumbaba una voz desesperada, tratando de hacerla reaccionar. Elsa intentó mover sus manos en vano, apenas sentía sus brazos y la mayoría era una sensación de desgarrador escozor, intentó decir algo pero solo pudo soltar un débil quejido, la luz la cegaba mientras unas suaves manos tocaron sus hombros quemandola con el calor del contacto, como si estas estuviesen echas de fuego.

Le dolía el calor.

Le dolía el frío.

Le dolía respirar.

Le dolía pensar.

Momentos atrás, Elsa, caía hacia la oscuridad, dispuesta a llegar hasta el fondo para encontrar a Nokk, dispuesta a sacrificarse para remendar su error; ahora sentía que mil agujas le clavaban tan fuerte la piel que podía sentirlas llegar hasta su alma.

Qué Nokk estuviese vivo hacia que todo valiera la pena.

Jack en cambio estaba desesperado, sus manos temblaban buscando ayudar a la rubia, quien en su desesperación por el espíritu del agua se había lanzado sin meditarlo directo hacia la perdision. Elsa se había congelado parcialmente en el pozo de la verdad, de dónde Jack a duras penas la había logrado sacar.

Si lejos vas, será el final.

Las palabras que le había dicho Elsa la primera vez resonaban en su memoria, como una agria broma de parte de su subconsciente, trató de disipar los pensamientos intrusivos para concentrarse en su helada compañera. Elsa lucia más pálida de lo usual, dando la apariencia de porcelana fría y violacea, sus manos y piernas estaban tan escarchados que sus dedos ya eran hielo puro, sus mejillas rosadas por el frío también estaban cubiertas por una fina capa de escarcha, por sus labios se escapaba el aliento de esta en forma de vapor, tan rápido como su pecho subía y bajaba. Jack intentó hablarle buscando una respuesta por parte de la otra, pero tan solo el ruido de las demás memorias inundaban el lugar, tomó a Elsa por los hombros escuchando un débil quejido escapar en forma de aliento por parte de ella, su piel estaba helada al contacto, incluso para Jack.

- ¡Elsa! - exclamó varias veces mientras la devolvía con delicadeza al frío suelo

Sus pensamientos iban tan rápido como estrellas fugaces por el cielo, intentó varias veces retroceder el hielo con su magia, pero el desconocimiento de como hacerlo y la falta de su cayado le impedían controlar sus poderes con presicion. Vio a Elsa cerrar sus ojos y volvió a sacudirla una vez más.

- No te duermas - le ordenó con brusquedad, su voz salió rasposa debido a la tensión - no te duermas - repitió con algo más de urgencia

Nuevamente volvió a concentrarse en hacer algo más, un sentimiento abrumador se acrecentaba a medida que transcurría cada segundo como si fuese una hora completa, hundiendo al guardian en un mar de incertidumbre y culpas, hasta que la suave risa de Elsa lo trajo de vuelta al silencio de sus pensamientos. Jack levantó la mirada para encontrarse con el recuerdo de ambos en uno de los balcones del palacio, compartiendo una taza de chocolate caliente mientras Jack le contaba alguna anécdota a Elsa, exagerando con sus gestos y manos, ambos sumidos en su propia burbuja, el brillo del recuerdo trajo algo más consigo para Jack.

Su centro.

Cerró una vez más sus ojos mientras tomaba a Elsa por los hombros, acomodándola entre sus brazos, luego una tibia sensación los cubrió mientras la escarcha retrocedía lentamente por la piel de Elsa, su respiración se pausaba y sus ojos volvian a brillar.

- Estás completamente loca - sonrió Jack mostrando sus dientes blancos en un gesto de alivio

Elsa intentó reír, pero de sus labios salió una especie de sonido inteligible, luego solo tocio algo ahogada.

- ¿Estás bien? - Elsa asintió con suavidad, en un movimiento casi imperceptible

Se mantuvieron en la misma posición por un par de minutos, en lo que la guardiana volvía a recomponerse de su baile con la muerte, si es que una existencia eterna en el hielo era equivalente a eso. El silencio fue participe del momento, siento perturbado por algunas cuantas memorias que estaban cerca de ambos, Elsa trataba de no tomarles atención, repasando en su cabeza el recuerdo de Nokk cayendo al océano, transformándose y cambiando en un intento de ocultar su naturaleza y poder; mientras Jack, quien estaba aún aturdido por sus recientes sentimientos, trataba de obviar las ansias que le causaba ahora el contacto con Elsa, buscando distraerse en las memorias que actuaban frente ellos.

Primero vio a una Elsa más joven estar sola en su habitación, sobre su cama habían un montón de guantes de diferentes tonalidades de azules y violetas, la pequeña platinada los observaba de brazos cruzados, buscando elegir alguno en especial, de pronto un golpeteo familiar para Jack la sobresaltó. Jack desvío la mirada, ver a Elsa le recordaba que la tenía con él en ese momento, acrecentando los revoloteos que sentía en sus entrañas, una vez más busco otra memoria en qué entretenerse, encontrando así la imagen de Thoothiana y Sandy urgueando en una de las "cajas" de recuerdos que cuidaba la guardiana, Jack frunció el entrecejo molesto tratando de tomar atención de las palabras de la hada, pero la apacible voz de Elsa le llamó desde sus brazos.

- Todo fue culpa mía - se lamentó abrazándose así misma, dejando ver lo perdida que se sentía - estaba dispuesta a traerlo hasta aquí ¿Pero qué estaba pensando? - Jack solo guardaba silencio, incapaz de interrumpir - puse en peligro a Nokk, al Ahtohallan, al bosque encantado, a los Northuldras, al reino, a Anna... A... A... - Elsa comenzaba a trastabillar con sus palabras que se agolpaban por sus labios buscando salir

Jack la atrajo más hacia si buscando tranquilizar la aflicción de la rubia, Elsa aprovechó de esconder su rostro entre el hombro de Jack y su cuello, reconociendo por primera vez la paz que eso le daba, aspiró profundamente el aroma de este que se mezclaba con el olor familiar del hielo y la nieve, destacando el intenso toque peculiar del guardian. Una ola de emociones la azotaron, haciendo que Elsa se sintiese más perdida que antes en lo que sentía.



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En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 25.09.2024

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