Capítulo XXXV
Pitch Black
Los cuatro guardianes corrían en dirección al castillo de Arendelle, se ocultaban debajo de los escombros mientras esquivaban alguna esfera en llamas que les pudiese llegar, sobre ellos Chimuelo y la furia luminosa volavan a velocidades incomprensible soltando destellos violetas de plasma que escupían, varios pequeños dragones caían, pero otros tomaban su lugar con rapidez, como un ciclo de nunca acabar.
- ¡Hay un espacio descubierto al frente! - exclamó un pequeño Aster mientras brincaba, alzaba la voz temiendo no poder ser escuchado - ¿Cómo le haremos?
Jack tomó al pequeño conejo de pascuas por el pellejo, Bunny jadeó sorprendido mientras levantaba la mirada.
- Hablas mucho para ser tan pequeño - se quejó mientras lo metía en el gorro de su sudadera - quédate ahí, quieto
- ¿Dónde está Hada? - le preguntó asomándose por el costado
- Y en silencio - murmuró Jack tratando de idear un plan
- Solo respóndeme, aún puedo dañarte con este tamaño - lo jalaba Aster
- No es momento, bola de algodón - se quejó dándole un manotazo - déjame pensar - dijo mientras le hacia señales a los dos aludidos
- No podemos llamar la atención, si nos siguen hasta el palacio será el fin - acotó Norte una vez se acercó al par, hada iba oculta entre este y su abrigo - la mayoría de los aldeanos corrieron a resguardarse dentro de sus muros
- Anna está ahí, si existe una oportunidad de vencer a Pitch Black será por ella - dijo Jack, Norte asintió de acuerdo con sus palabras
- Hay que despertarla - agregó Thoot
- Hay que protegerla - afirmó Aster
Jack intentaba ignorar la plática que llevaban a cabo, no era falta de cortesía o aburrimiento, razones por las cuales los solia ignorar, por el contrario, el guardian intentaba idear una plan para llegar hasta el interior del palacio, desidido en proteger a la reina de Arendelle. Enumeraba las desventajas que poseían actualmente, buscando entre ellas alguna ventaja que podrían utilizar, todas descartadas una por una; la falta de magia y creencias los habían debilitados a todos casi en su totalidad, Thoothiana ya no podía volar, Norte era un anciano más sin esferas heladas, Aster se había disminuido hasta volver a ser un tierno conejo pokka y viento se había ido, sin mencionar que Jack también había cambiado físicamente, al parecer sus pocos años como guardian ya le estaban dando sus frutos, ahora solo era un viejo recuerdo, no podían estar peor. Un sonoro suspiro apesadumbrado abandonó su cuerpo llamando la atención de los demás.
- ¿Qué haremos? - susurró en voz alta - estamos completamente en desventaja
- Eso ya lo sabemos, mocoso - se quejó Bunny
Un robusto dragón que había viajado con ellos cayó inconsciente a unos metros del grupo, el hada de los dientes ahogó un agudo grito, mientras los demás se cubrían de los escombros que habían saltado debido al impacto. Un rugido furioso y salvaje cruzó el ambiente, los cuatros pares de ojos se desviaron hacia la fuente de este, un enorme dragón, tan grande como el globo terráqueo de Santa, se levantaba desde el océano, sus patas enormes y robustas tocaban tierra mientras el piso se agrietaba por el peso, Grimmel volaba hacia este, dispuesto a montar la nueva colosal criatura alada.
- ¡Dónde está tu jinete, furia nocturna! - vociferaba a carcajadas, disfrutando el caos que había formado, saboreando la destrucción
- Cielos santos - susurró Thoot cubriendo sus labios con sus manos - ¿Qué haremos?
- ¡Shostakóvich! - exclamó Norte lanzandole una mirada a Jack, luego elevó su mirada al cielo - ¿Luna, qué haremos?
Jack volteo nuevamente a mirar sobre el muro derrumbado, el enorme dragón comenzaba a avanzar, dejando pequeñas estela de cristal bajo sus pies y congelando directamente partebde la torre del castillo, desquebrajandose y cayendo como piezas de mármol enormes y congeladas.
- ¡Muéstrate jinete de dragones! - gritó una vez más - hay alguien que se muere por verte
Un grito gutural silenció a todos los dragones presente, incluidos los aliados, que levantaron sus cabezas tomando atencion de los nuevos gruñidos. Entre el humo y el vapor una figura cruzó apareciendo a través de este, un hombre robusto y grande, sus cabellos eran una maraña oscura y larga, tan rizada como enredada, una vez más levantó su brazo para balancear un largo baculo para volver a gritar.
- ¡Hiccup Haddock! - le llamaba con furia, Jack volvió a esconderse en su lugar
El enorme dragón volvió a lanzar su llama helada letal congelando el pequeño puente que daba hacia el palacio, la estructura comenzó a seder ante el peso generando sonidos crepitantes indicando que en cualquier minuto se desplomaria, los guardianes se miraron entre si, la única conección con el palacio tarde o temprano desaparecería.
Jack en un impulso se puso en pie para correr con rapidez hasta este. De sus manos salió disparado un rayo helado creando con este una rampa helada por la cual deslizarse, tomó impulso con su cuerpo para pasar debajo del colosal animal hasta llegar al otro lado, Jack podía escuchar los gritos y advertencias de Aster sobre sus hombros que con fuerza se agarraba a la sudadera de este. Una vez sus pies tocaron la parte congelada del pequeño puente este se resquebrajo reventando el cristal y con este el puente. El guardian cayó junto a la estructura, bajo él el profundo océano se hacía presente chocando y golpeando los muros rocosos, cerró los ojos con fuerzas esperando que el impacto no lo dejase fuera de juego.
Pero el impacto nunca llegó.
El guardian abrió los ojos aún sintiéndose ligero, pero bajo sus pies no estaba el oscuro abismo del océano, sino los adoquines del jardín del palacio a unos metros de sus pies. Jack levantó su cabeza para toparse con un dragón de dos cabezas y escamas verdes que lo agarraba desde la solapa con sus garras, dos cabezas rubias se asomaron sobre este, una más picara que la otra.