Capítulo VIII
Infantil
Mérida observaba por la ventana, veía parte del muro que rodeaba al palacio, a los vigilantes rondar sobre sus pasillos, el cielo estaba despejado y las aves surcaban el manto celeste con rapidez, en conjunto. La colorina paseaba sus ojos entre el trajín del pueblo y la vastedad del cielo, perdiéndose entre nube y nube, recordando la sensación que le daba cruzarlas cada vez que surcaban por los aires, recordando el olor que tenian al mezclarse con el aroma particular de Hiccup cuando ella volaba a su lado, le traían calidez, lo extrañaba, le anhelaba.
- ¿Cariño?
La princesa desvío su vista de la ventana para tomar atención a su prometido, llevaba un buen rato hablándole sobre detalles de la boda que Mérida no deseaba planear, aún así fingía una buena cara y trataba de dar su opinión con propiedad, quería mantener tranquila a su madre y al mismo tiempo no quería molestar a su prometido, porque por más que no lo amara, si lo quería de verdad.
- ¿Si? - inquirió con suavidad
- Te preguntaba que qué flores prefieres para la boda - le repitió con dulzura - estás distraída
- Si... Yo... - tartamudeó nerviosa - Es que... ¿Qué haces aquí? - Hans negó con una pequeña sonrisa en el rostro, para luego suspirar
- ¿No te agrada que quiera verte? - preguntó con cuidado
- Hans, no, no es eso - negó con rapidez - solo es que te había mencionado que no estaría por aquí
- Pensaba ponerme de acuerdo con tus padres con algunos preparativos para la boda, es una suerte que hayas llegado junto conmigo, creo que estamos conectados - susurró una vez cerca de ella, depositando un suave beso en su frente. Mérida trató de retener las inminentes náuseas y mueca que pondría ante tal cursilería
- Si, podría ser - respondió tomando algo de distancia
- Pensaba, ya que estás aquí, que podríamos salir a tener un picnic, ya sabes, un paseo por el bosque, con una linda charla tu y yo a solas - propuso mientras tomaba las manos de esta entre las suyas
- ¿Iríamos a caballo? - preguntó algo entusiasmada
- Si lo deseas, así será - le sonrió ayudándola a levantarse - pero por ahora debemos decidir qué flores son las ideales para los centros de mesa - le recordó
Mérida le sonrió a media gana, volviendo a sentarse y a apoyar su mentón sobre su mano, pero está vez sin mirar por la ventana, tratando de terminar rápidamente con la planificación, preguntandose dónde estarían Chimuelo y su jinete luego de que los hechara de su reino, preguntandose que pensaba él de que se iba a casar.
Era la única opinión que le interesaba.
Jack surcaban por los cielos despejados de las cercanías de Arendelle, el sol iluminaba el bosque y el océano con fuerza, la brisa transportaba el aroma dulce de la estación, tras él quedaba el palacio y el pueblo. La noche anterior había sido una experiencia agitada, después de la noche de juegos y hablar con Thoothiana, tuvo que volar hasta el Ahtohallan dispuesto a inspeccionar una vez más el estado de las estatuas congeladas, además de llevar las cartas de Anna. La reina lo había esperado despierta, ansiosa por escuchar que todo seguía su curso normal, como había sido hasta entonces.
Jack viajaba con tranquilidad, el viento lo elevaba con suavidad llevándolo sobre una brisa ligera, nada lo apuraba, ya había llevado semanas atras el invierno y la diversión a las zonas que estaban en la estación, no le tocaba reforzar hasta en unos cuantos días más, viajaba por una zona en que el verano estaba cruzando y no le interesaba crear ninguna nevada en medio de esta para enojar aún más a madre naturaleza, bastante suerte habia tenido con el fallo de la flor y las palabras que le habia dicho, no deseaba agregar algo más a la lista.
Bajó su mirada hasta el suelo, disfrutando la vista de las copas de los árboles, pequeños reinos y pueblos se veían por el camino, y algunas personas caminando por los senderos entre aldeas se podía divisar a la distancia. Jack bajo la velocidad descendiendo levemente, divertido por congelar alguna rueda de carretilla a pesar del calor, pero a la distancia un manchón oscuro llamó su atención, volando hacia la criatura oculta entre los árboles, apartada del sendero.
- ¿Chimuelo? - preguntó una vez llegó al lado de este, el dragón abrió levemente los ojos para verlo - ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Hiccup? - le preguntó sentándose frente de él, Chimuelo solo apuntó con su cabeza en dirección al pueblo que estaba metros más allá
Jack se recostó sobre el tronco del árbol que estaba a un costado del furia nocturna mientras este se acomodaba nuevamente para descansar, ambos dispuesto a esperar junto a la otro, no pasó mucho tiempo para ver al vikingo llegar hasta ellos.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó una vez se acercó a ellos
- Si, también te extrañé, cariño - le saludó Jack divertido
- Chimuelo, te dije que no adoptaras a cualquier cosa, está deforme - le apuntó, Chimuelo se removía a un lado de Jack riéndose de él
- Te falta una pierna, no me digas deforme - se defendió - ¿Y sabes qué más? Desde arriba este no es un buen sitio para dejar a tu dragón, se puede ver a simple vista - le reprochó
- Si, no pensé mucho en el trafico aéreo que digamos - respondió, Jack rió entre dientes ante este
- ¿Qué haces por aquí, Pinocho? Estás lejos de casa - le preguntó mientras el otro lo ayudaba a ponerse en pie
- Estaba por Corona, venía de vuelta pasando por los pueblos en el camino, probaba suerte - le explicó encogiéndose de hombros
- ¿Visitando a Eugene? ¿Me estás engañando? - le preguntó con tono burlón
- Si, algo así - aceptó mientras negaba riendo - Si, espera ¿De dónde se supone que vienes tu? - interrogó aprensivamente siguiéndole el juego