Capítulo XIV
Amanecer
El sol estaba en su punto máximo, iluminando y calentando toda la región, la brisa tibia acariciaba las hojas de los árboles y se colaba entre las calles del reino, refrescando a su gente que paseaba por sus rutas, más allá el palacio de Arendelle se levantaba, despierto, con sus habitantes realizando sus deberes, emocionados por la íntima cena a celebrar. La reina se paseaba por los corredores, supervisando la preparación, en su rostro una enorme sonrisa la acompañaba desde la tarde anterior, Anna siempre estaba de buen humor, pero desde que su hermana había vuelto, la cobriza se había vuelto un ser de pura luz y buenos deseos, incluso sus nervios y correcciones sonaban como una suave recomendación.
Anna estaba ansiosa, eufórica, Elsa había vuelto y por primera vez, en mucho tiempo, volvía a sentir que su familia estaba completa. Quería celebrar, gritarlo a los cuatro vientos, incluso la noche previa le había costado reconciliar el sueño, había pasado apenas unos minutos junto a Elsa, pero le bastaban para recuperar la vida.
- ¿Cuando crees que vuelva? - le preguntó a su esposo durante el almuerzo. Su voz salió tan deprisa como sus ansias por volver a verla
- Han pasado cuatro años, seguramente los deberes se le han acumulado - comentó limpiando su boca con la tela de la servilleta - ya lo conoces, no se detendrá hasta resolverlos
- Pero han pasado cuatro años... - se quejó con un puchero - también tiene pendientes conmigo
- Dijo que volvería - le aseguró acariciando el dorso de la mano de su esposa - lo hará
- ¿Tia Elsa tiene mucho trabajo? - preguntó la princesa
- Oh, si bastante - respondió Olaf que estaba a un lado de esta - Elsa ama su trabajo - comentó inocente, Kristoff rió
- ¿Ya terminaste, Elsa? - le preguntó apuntado su plato con su tenedor
- No me gustan los guisantes - respondió con un mohin
- A tu madre tampoco, pero igual se los come - acotó echándole un vistazo al plato de su esposa, notando los guisantes apartados a un lado - Anna... - dijo lanzandole una mirada reprobatoria
- Me los comeré al final - mintió inocentemente, el rubio negó
- No creo que así sea - le reprochó con una sonrisa
Anna abrió la boca para replicar, siendo interrumpida por las puertas del salon abiertas, dando paso a la guardiana del bosque encantado y al guardian de la diversión. La reina se levantó de su lugar olvidando todo lo que estaba haciendo y acercándose a su hermana.
- Elsa - le sonrió abrazándola - tardaste mucho - le reprochó infantilmente
- Anna, hola - le saludó con la risa en la boca, luego levantó la mirada para saludar a los demás - Kristoff, Elsa, Olaf, ¿Cómo están?
- ¿Olaf? - preguntó Jack dejando de ver a las hermanas para repasar en los demás, reparando en el muñeco de nieve que estaba sentado junto a la princesa - Volviste, amigo - le sonrió acercándose a saludar
En menos de un segundo la mesa se desarmó, sus integrantes se levantaron olvidando el almuerzo y dejando al rey en completa soledad, la reina estaba junto a su hermana y la princesa con el guardian, Kristoff negó con una tenue sonrisa en la boca, ni siquiera él deseaba continuar con el tema de los guisantes.
- Tío Jack - le llamó la princesa - ¿Dónde está mi obsequio?
- ¿Tu obsequio? - preguntó sin entender
- Ayer dijiste que le traerías uno - le recordó Anna divertida
- ¿Yo dije eso? - preguntó fingiendo estar confundido, recordando sus palabras antes de marcharce, lo había olvidado completamente con todo lo que había ocurrido - ¿Mi presencia no es suficiente?
- No - negó con la cabeza la princesa entre risas - no es suficiente
La reina de las nieves, que seguía a un lado de su hermana, observaba la escena, la relación de Jack con su familia le conmovía, Elsa aún no sabía todas las cosas que habían sucedido durante todo ese tiempo, habia hojeado alguna de las cartas que Anna le escribía, Jack le habia contado algo más en el Ahtohallan y camino hacia el reino, mas verlo en directo era algo más, le causaba algo más. Desvío la mirada cohibida, había estado mirando a Jack durante varios minutos, tenía suerte de que su hermana no lo notara, para Elsa aún era muy fresca la charla que habían tenido en la cabaña de la tribu, paseó sus ojos por alrededor tratando de concentrarse en algo más, reparando en la mesa tendida.
- ¿Estaban almorzando? ¿Los interrumpimos? - preguntó acercándose a la mesa, luego frunció el ceño - ¿Anna, sigues sin comer los guisantes? - le reprochó con severidad
- Me los comeré al final - se defendió, Kristoff negaba carcajeando a sus espaldas
- Anna, no nací ayer - replicó cruzándose de brazos
- Volviste ayer - le sonrió con falsa inocencia
- Bien, yo creo que nosotros nos iremos de aquí - comentó Jack tomando a la pequeña Elsa en brazos y poniéndola sobre sus hombros - hay un día muy caluroso afuera y la pequeña guardiana y yo debemos traer algo de nieve para refrescar - canturreo escapando con la pequeña y Olaf, una infantil risa se alejaba junto a ellos por el pasillo
- Vigilaré que no se pasen está vez - negó Kristoff dejando a ambas solas en el salón
- ¿Está vez? - preguntó Elsa a su hermana - Jack viene mucho por aquí, parece - comentó
- Todas las semanas - sonrió Anna - Elsa lo quiere mucho
- Así veo
- ¿Así que estás con él? - preguntó Anna curiosa, ahogando una sonrisa emocionada, esperando que al verse nuevamente con Jack, este le dijera todo lo que le había confiado a ella esos años
- Si, me estaba acompañando - respondió sin entender completamente la pregunta, sentándose en una de las sillas del comedor