Capítulo XXXVII
Bombones y pesadillas
Jack y Elsa llegaron al polo Norte en un instante gracias al portal de la esfera de nieve, recibidos por el ruido ensordecedor de las máquinas y el ajetreo de las criaturas mágicas, que les daba aviso de que la jornada de trabajo ya había iniciado. Los dos guardianes se abrieron paso hasta la oficina de Norte que estaba vacía, luego se encaminaron hasta el salón del mundo que estaba igual de vacío que la habitación anterior.
- ¿Dónde estarán todos? - inquirió Jack en voz alta retumbando como un eco en el salón
- ¿Se habrán ido sin nosotros? - musitó Elsa mirando nuevamente a su alrededor en busca de alguna señal, Jack negó con un gesto
- Sin mi; es probable. Pero no creo que Norte te vaya a dejar atrás - Respondió con simpleza
- ¡Ahí están! - interrumpió el aludido entrando al salón, llevaba su abrigo rojo puesto arremangado sobre los codos, dejando sus tatuajes a la vista, en su mano traía un saco a medio llenar del mismo color bermellón - tardaron bastante - comentó llegando hasta el otro lado de la habitación de unas cuantas zancadas - los otros ya deben estar por volver
- ¿Volver de dónde? - preguntó Jack
- Hay que hacer rondas en las tierras afectadas y cercanas ¿No lo recuerdas? - respondió con el ceño fruncido - Conejo está por las tierras de los clanes, Sandman por las islas del sur y Berk; y hada pasaría por Arendelle y Corona, estamos muy atentos con eso, no queremos que vuelva o se expanda - le comentó molesto por la poca atención del guardian de la diversión, soltó un suspiro agitado para luego dirigirse a Elsa con un tono más amable - ¿Pudiste encontrar algo por allá?
- Si - respondió la platinada junto a un gesto - es tal cual imaginamos, ella fue la que me trajo de vuelta
- ¿Y qué es lo que quiere? - Indagó curioso
- Yo... - titubeo lanzando una mirada discreta hacia Jack, para después concentrarse en sus manos que se movian nerviosa - No lo sé, ella no dijo mucho
Norte levantó su ceja curioso, con su mano libre comenzó a acariciar su barba pensativo mirando hacia el horizonte, para él las cosas tenían cada vez menos sentido que antes. Pero antes de que pudiera decir nada los demás guardianes comenzaron a llegar.
El primero fue Sandman quien aparecía como si nada por las puertas del salón del mundo con expresión satisfecha, esbozó una sonrisa al verlos a los tres reunidos para luego contarles como le había ido. Por Berk no había mucho que contar, prácticamente no habían movimientos sospechosos, ni nuevos, Sandman no pudo ver a Hiccup por la isla, pero eso no era algo nuevo; en cambio por el reino de las islas del sur la gente se veía bastante agitada, Hans continuaba al mando mientras sus padres se recuperaban junto a sus hermanos mayores, mas ya no había señales de las magia oscura que los había hecho dormir por días. De todas formas apenas había pasado la primera noche, aún era muy pronto para cantar por una victoria.
La siguiente en llegar fue Toothianna desde las tierras de Corona y Arendelle, lucía ajetreada mientras hablaba con sus haditas que la acompañaban por montón, como si de repente el trabajo hubiese aumentado sin razón alguna y tuvieran muchos pendientes que realizar, por fortuna no había mucho que contar, los reinos a los cuales había ido la guardiana de las memorias no se habían visto afectados por la maldición y continuaban completamente limpios del rastro de lo que fuera que hubiese causado todo aquello.
Por último apareció Conejo a traves de uno de sus tuneles por el piso, estaba molesto y con una enorme y evidente mueca en el rostro, había entrado quejándose en la habitación, pasando a llevar sin querer a uno de los elfos que repartía galletas, Sandman levantó la mirada molesto mientras se quejaba con su arena, pero Aster no estaba de humor para responder a nada.
- ¿Y esa cara tan larga Conejo? ¿Comiste un huevo podrido? - lo molesto Jack apoyado en su cayado con una enorme sonrisa - tardaste bastante - le remarcó con sorna haciendo un gesto con su muñeca, como si hubiese un reloj en ella
- No molestes, mocoso, eres el principal causante de mi mal humor - refunfuñó apuntandolo con su peluda pata
- ¿Yo? - preguntó realmente confundido, aunque viniendo de Jack siempre parecía estar bromeando - pero si no he hecho nada
- Y bastante haces con eso - se quejó
- Conejo ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo ahora? - preguntó Norte agotado de las discusiones de los dos guardianes
- Pero si no hice nada - se defendió Jack
- ¿Pasó algo por las tierras de los clanes? - preguntó Toothianna tratando de entender la actitud de su amigo
- No, todo está bien por allá - despejó rápidamente el guardian de la esperanza causando el alivio en los demás
- ¿Entonces que sucedió? - Indagó Elsa curiosa, sin una pequeña idea de porque siempre los otros dos discutían
Conejo miró a Elsa con una mueca discreta, luego suspiró agotado, sobrepasado por lo que sea que le hubiese sucedido, se cruzó de brazos aún molesto preparado para hablar.
- Para variar esto también en parte es por culpa tuya - respondió Conejo en su habitual antipatía
Jack y Elsa compartieron una mirada contrariada, tratando de entender lo que Conejo les adjudicaba, pero en su cabeza solo había espacio en ese momento para el beso que se habían dado hace un rato. Elsa volteó su rostro sonrojado para retorcer sus dedos ansiosa y Jack tan solo carraspeó sintiendo por segunda vez en el día un calor agobiante.
- ¿Jack y Elsa? - inquirió Norte elevando su ceja curiosa - ¿No la estarás mal influenciado, Jacky? - advirtió con tono severo hacia el guardian de la diversión
- ¿Por qué yo soy el problema aquí? - preguntó Jack exageradamente dolido