El Secreto De Los Guardianes: El Encantador De Dragones

Capítulo XXXXI - Las pesadillas y los sueños

Capítulo XXXXI
Las pesadillas y los sueños

Un silencio atronador se acomodo entre ambos guardianes una vez cruzaron el portal dejando a la reina de Arendelle atras, recibidos por el clima frío, pero reconfortante, del polo Norte. Jack y Elsa se encaminaron entre la nieve espesa y la brisa helada, habían quedado a unos metros de la fortaleza de santa, aunque ni siquiera ese acontecimiento los orillaba a compartir palabras, cada uno ensimismado en su propia verguenza. Desde que Elsa había llegado a Dunbroch fue que las cosas se estropearon un poco. De

- ¿Besaste a Jack? - le había preguntado Anna directamente a toda voz a los pies de la escalera de la torre aún jadeante por la carrera

- ¿Qué? - preguntó Elsa descolocada y avergonzada mirando hacia todos lados nerviosa mientras bajaba la escalera - ¿Qué dices? - preguntó con una falsa sonrisa haciéndose la desentendida

- Oh, no finjas, sé que escuchaste perfectamente - respondió Anna sin dejar de sonreír - Ya sabes, tu y... - pero la reina se vio interrumpida antes de terminar

- ¡Anna! - la llamó Jack deteniendola, luego su mirada se desvió hasta las escaleras donde Elsa lo miraba con expresión severa - Elsa...

Ahí había partido el problema.

La platinada había entendido inmediatamente lo que sucedía, no necesitaba que Anna repitiera lo que ya había escuchado o que ninguno de los dos le explicara lo que habían hablado en la ausencia de la platinada, la guardiana supo que su hermana, de alguna u otra forma, ya lo sabía todo.

- Tengo tu respuesta - respondió únicamente en tono neutro mientras extendía el sobre que le había entregado su cuñado hasta su hermana, luego giró a ver a Jack frunciendo el entrecejo con preocupación - ¿Qué haces aquí, Jack?¿Encontraste algo por el clan MacGuffin? - preguntó con monotonía

- No mucho. Quería ver cómo iba la cosa por aquí - se excusó rápidamente, Anna rió en voz baja, Elsa tan solo suspiró

Ya sabía que desde ahora escucharía esa risa muchas veces más

El recuerdo del momento molestaba a Elsa repitiéndose una y otra vez, erosionando su mente hasta alojarse en ella para no salir más, reforzando el nerviosismo y las ansias que mellaban en su interior, observó a Jack de reojo examinando su perfil, luego desvío la mirada una vez más aún más avergonzada, si es que era posible.
El taller de Norte parecía nunca apagarse, los elfos preparaban los juguetes que en unos meses más el viejo guardian debían entregar a los niños del mundo, mientras los yetis iban tras de estos corrigiendo los errores que iban dejando las diminutas criaturas, Jack y Elsa se paseaban entre ellos aventurandose hasta el salón del mundo bajo las miradas recelosas y de advertencia de las enormes seres, los cuales pasaban de su trabajo tan solo para escanear a los recién llegados.

- ¿Por qué nos miran así? - inquirió Elsa nerviosa por las miradas y gestos

- No te están mirando a ti - le aclaró Jack con una penosa sonrisa en el rostro - es a mi al que están siguiendo

- ¿A ti? ¿Qué les hiciste? - inquirió con curiosidad aunque ya sabía la respuesta de antemano

- Tks - chasqueó con la lengua - no les hice nada - se defendió quitándole importancia con un gesto de mano - no entienden la diversión, Norte los ha corrompido

- Claro - ironizó mientras ingresaba al salón - Norte es el problema

Jack sonrió una vez más encogiéndose de hombros, pero la mirada intensa y la sonrisa encantadora del guardian solo causo una incomodidad mayor en la otra.

- No me mires de esa forma - musitó desviando la mirada, ocultándose tras su cabello que caía como una cortina. Jack ladeó la cabeza confundido

- ¿De qué forma? - preguntó algo divertido mientras abría las puertas del salón del mundo sin dejar de mirarla - no lo hago de ni una forma en particular - respondió entornando la mirada con un deje de travesura, Elsa desvío la mirada avergonzada

- ¿Cómo es que llamaremos a los demás? - preguntó Elsa cambiando el tema, Jack sonrió con más amplitud mientras negaba con un gesto de cabeza

- Con esto - le respondió tomándola por los hombros y guiandola hasta un pintoresco tablero al otro lado del salón sin darle la oportunidad de quejarse

- ¿Qué es esto? - inquirió la platinada mirando la pieza electrónica

Elsa se acercó hasta el aparato rozando con sus yemas los botones luminosos de la pieza que tantas veces había visto antes y que nunca había podido admirar con tranquilidad, atrapada por su mecanismo desconocido para ella. Jack la observó casi igual de fascinado que Elsa lo hacía con el mando, perdiéndose entre los rasgos finos y naturales de la platinada, luego reaccionó sacudiendo su cabeza con disimulo y tomando una silla con ruedas que estaba cerca, ofreciéndosela a la guardiana.

- Es el tablero de Norte. - respondió con simpleza, Elsa ladeó la cabeza confundida mientras tomaba asiento - Es como un control... - trató de explicar el guardian pero Elsa volvió a negar sin entender - no interesa, - resolvió quitándole importancia con un gesto - Norte lo utiliza para manejar el taller - le explicó finalmente - con ese botón activa las luces

Elsa levantó la mirada hasta la parte más alta del tablero, admirando el botón enorme y tintineante de color bermellón, tan brillante como una estrella, se acercó junto a la silla impulsandose con sus pies mientras Jack presionaba el punto rojo con fuerza hasta que este dejó de brillar, subiendo lentamente hasta su posición original para volver a brillar nuevamente, luego el guardian se apoyó sobre el respaldo de la silla tras Elsa mirando a través del ventanal el cielo nocturno esperando el espectáculo.

- Ahí aparecieron - indicó el guardian con suavidad



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En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 12.08.2025

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