El Secreto De Los Guardianes: El Encantador De Dragones

Capítulo XXXXIV - El favor

Capítulo XXXXIV
El favor

A la primera que despertaron despues de Anna fue a Mérida, la princesa cayó inmediatamente sobre sus piernas, agitada y helada, su cuerpo temblaba incesantemente mientras un quejido seco escapaba de sus labios, luego un grito agónico salió mientras ella golpeaba el cristal en el suelo.

- ¡Dijiste que ya no lo harías! - exclamó lo suficientemente consiente como para entender lo que había sucedido

Elsa mordió su lengua ahogando una exclamación, estaba demasiado arrepentida como para decir nada, se acercó a Mérida hasta ponerse a su altura para envolverla en sus brazos.

- Lo lamento - murmuró contra la colorina, Mérida pareció sollozar pero su rostro lo ocultaba su frondoso cabello

- No sirve de nada que lo lamente si de todas formas lo harás - masculló molesta quitándosela de encima

- Mer... - musitó en su lugar, viendo cómo la otra se levantaba sin ayuda

- ¿Y los congelaste a todos? - inquirió horrorizada mirando a su alrededor - ¿Qué clase de monstruo eres? - le recriminó en voz baja

Elsa no dijo nada, guardó silencio estática en su lugar, las palabras de la princesa lejos de herirla solo le abrieron los ojos, hundiendola en pensamientos que no deseaba afrontar.

- ¡Mérida! - exclamó Anna a la defensiva

- ¡No la defiendas, mira a tu alrededor! - defendió la colorina sus palabras abarcando a los soldados con sus brazos

- Había que detenerlos de alguna forma - interrumpió hada - esto era lo más sano para todos - intento defenderla - sino Pitch Black será el que ganará

Mérida guardó silencio mirandolos una vez más, se sentía sola y el propio miedo que tanto trataba de evitar la había cegado, no era capaz de reconocer la ayuda que le brindaban, aunque no era para nada convencional. Aún sentía furia y desconfianza, aún sentía temor y desconsuelo, pero por primera vez también podía ver una pequeña tregua.

- Hay que descongelarlos - dijo Norte al fin después de un largo suspiro - ya nos hemos involucrado bastante como para seguir con esto - abarcó con sus manos su alrededor - estos hombres tienen derecho de escribir su propia historia

Un silencio cómplice y de acuerdo se extendió entre los descongelados, ninguno quería que la guerra ocurriese y menos que Pitch Black ganará fuerzas con el miedo de la gente, pero en el fondo Norte tenía razón, ellos no estaban para detenerlos, sino para equilibrarlo.

- ¿Sabes que esto será fuego y sangre de nuevo? - inquirió Conejo con retórica, más la intención jamás llegó hasta el guardian del asombro

- Trataremos de contenerlo - respondió infundiéndose ánimos - vamos Elsa, haz lo tuyo - le dijo ahora a la guardiana

Elsa miró a los presentes algo cohibida, luego se concentró en el rey, su expresión furiosa y amenazante le inspiraban temor y angustia, Elsa sabía que tras ese ceño fruncido y ojos coléricos se escondía el más profundo miedo. Sin perder más tiempo la quinta espíritu posó su palma sobre el pecho del rey inspirando con profundidad a medida que el tiempo transcurría con lentitud, luego el hielo empezó a desprenderse, retrocediendo con un leve brillo hasta volver a Elsa, al mismo tiempo que con todos los demás guerreros de Dunbroch.

Fergus cayó de rodillas jadeando, levantó la mirada perdida sacudiendo su cabeza con fuerza hasta espabilar, luego volvió a mirar a su alrededor confundido por el brillo del cielo y las sombras que lo rodeaban.

- ¡AHHH! - gritó agitando sus brazos erráticamente

- ¡Papá, calma, soy yo, Mérida! - trató de detenerlo la colorina levantando sus manos frente ella - ¡Todo está bien, calma! - repitió

- ¿Mérida? - inquirió abrumado, furioso ante el desconcierto - ¡Mérida!

- ¡Aquí estoy! - exclamó tomando sus puños con sus finas manos - aquí estoy - repitió buscando darle tranquilidad con sus palabras

- ¿Mérida? - repitió agitado - Mérida ¿Qué sucedió? - preguntó aún desorientado

Mérida miró hacia los guardianes en busca de alguna respuesta, pero estos ya se la habían dado, luego paseó su mirada buscando confianza, pero Anna no supo cómo corresponderle y Elsa aún se sentía demasiado culpable como para sostenerle la mirada. La princesa suspiró.

- El Coco escapó - respondió

- ¿El Coco? - repitió paseando su mirada entre sus hombres confundidos y luego por las estatuas congeladas - ¿Dónde está? ¿El hizo esto? - preguntó apuntando a sus enemigos, luego miró a Mérida con preocupación tomándola por sus cabellos con ternura - ¿Tu estás bien?

- Si, papá, todo está bien - respondió alejando las manos de su padre con delicadeza - tenemos que volver - le pidió

- ¿Qué? - preguntó frunciendo el entrecejo - ¿Volver ahora? Podemos ganar - le recordó con seguridad - no es momento para volver

- ¿No me escuchaste? - lo detuvo - ¡Si pelean Pitch Black ganará!

- ¡Si no lo hacemos él gana! - respondió apuntando hacia el palacio destrozado, luego empujó a Mérida haciéndola a un lado para recoger su espada y escudo

Mérida miró a Fergus con desazón, no había forma de detenerlo, apretó sus labios con fuerza mientras su corazón latía con fuerza, no le quedaba opción.

- ¡No des un paso más o volveré a congelarte! - le advirtió con todo el valor que había reunido

- ¿Qué? - preguntó Fergus divertido - ¿Me congelarías, hija? - inquirió con incredulidad, Mérida asintió con seriedad

- Lo haré si no me das alternativa - respondió con seguridad

- No seas ridícula - negó sin hacerle caso

- ¡Elsa! - exclamó Mérida mirando hacia la guardiana, la aludida pegó un respingón lanzando una rafaga helada hacia el escudo de Fergus - ¡Estoy hablando en serio! - le advirtió una vez más



#1339 en Fantasía
#238 en Magia

En el texto hay: jack frost, frozen, elsa arendelle

Editado: 08.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.