Capítulo XXXXVII
Un sitio seguro
El humo era denso y oscuro, filtrandose por cada rincón del reino, ahora no solo en el cielo como solía ser naturalmente, también se expandía a ras de suelo más pesado que el aire respirable, cubriendo los caminos y las casas con los escombros, la gente ya no era visible para nadie, siendo los gritos y el pavor la única señal de su existencia. Dunbroch había vuelto a ser un campo de batalla, solo que está vez estaban en completa desventaja.
Los dragones de Grimmel, tan oscuros como la noche misma, sobre volaban los cielos, antes celestes y despejados, lanzando bolas de llamas infernales desde su boca, apenas siendo detenidas por los pocos dragones Berk que habían por la zona y sus jinetes, quienes eran incapaces de detenerlas a todas por completo. Mientras en tierra firme las pesadillas y sombras atacaban a los aldeanos quienes no lograban defenderse de ellas, aún cuando Sandman intentaba alejarlas con sus arenas doradas estás se multiplicaban y volvían con mayor velocidad que la magia del hombrecito dorado, las luces apagadas ya los estaba afectando.
Estaba perdiendo su fuerza
Cada guardian ponía de su parte mientras buscaban proteger a todos los que podían mientras evacuaban has los bosque alrededor de Dunbroch, tratando de mantener la esencia de la infancia, la esperanza, los sueños y cuánta cosa más tenían que cuidar, pero las pesadillas eran demasiadas y las sombras crecían con fuerza, el humo los cegaba y los estruendos los ensordecía, el fuego dañaba a la gente mientras el terror les corroía el alma.
El miedo se estaba expandiendo
Jack volaba sobre los aldeanos que huían hacia el bosque mientras esquivaba las bolas fogosas que caían en tierra, tratando de frenarlas y congelarlas con su escarcha, aprovechando la brisa que este soltaba para espantar el humo que los cegaba, pero este volvía insistente, el guardian miró a su alrededor en busca de algún otro guardian, pero la densidad de la nube oscura le impedía ver más allá de su nariz, apenas consiente de las personas que corrían bajo sus pies, siendo el fuego lo único capaz de cruzar aquella cortina vaporosa. El guardian volvió a lanzar su escarcha en otra dirección esperando que está vez fuera el camino correcto, pero al igual que antes no encontró nada. Jack chasqueó la lengua angustiado, necesitaba encontrar a otro guardian, necesitaba encontrar a Elsa.
No tenía tiempo para perder
Jack volvió a lanzar su escarcha ya ahogado por el pesado aire, tosiendo de vez en cuando a causa del humo, pero una vez más solo era capaz de darse algo de aire fresco entre el infierno. Pero no todo había sido en vano; entre el humo y el ruido una silueta alta y robusta llamó su atención, de pronto la figura dejó de ser confusa y extraña para pasar a ser tan familiar como reconfortante.
Norte aparecía entre el humo y el caos, no llevaba un buen aspecto, lucía cansado y apremiado, por su rostro, sucio por el ollin, surcaban líneas de piel clara debido al sudor, en sus manos llevaba sus sables, preparado para atacar, aunque las pesadillas estaban casi todas sobre ellos, materializadas en dragones y otras figuras deformes.
- ¡Norte! - lo llamó descendiendo hasta donde este - ¿Has visto a Elsa? - pero este negó
- Eres al primero que encuentro - respondió culminando con una ronca tos - ¿Has visto a alguien más? - inquirió elevando la voz sobre el ruido
- No, también eres al primero que veo - admitió ya no tan aliviado
El caos había estallado en un mal herido Dunbroch desde la nada, inexplicable, expontaneo y estrenduoso; un acto de vil cobardía. El ataque había pillado a todos mal parados, entre la vulnerabilidad y la exposición, y quienes estaban en posición para defenderlos no eran suficientes.
- Meme está ahí arriba - apuntó Norte hacia el cielo mientras tosia - nos faltan hada y Elsa
Pero ni bien Norte termino de hablar la voz de hada se hizo escuchar en un lejano y débil grito, la pequeña y menuda hada aparecía corriendo entre el humo cubriéndose de los escombros que volaban por los impactos.
- ¡Jack! - exclamó aliviada al verlo - ¡Norte! - lo llamo al notarlo - ¿Están bien? - preguntó
Hada se acercó junto a sus haditas a ambos llegando primero hasta el guardian de la diversión, la guardiana puso ambas manos en el rostro del otro para luego examinarlo minuciosamente sin darle oportunidad de responder, al igual que las pequeñas haditas que volaban a su alrededor.
- Estoy bien, hada, tranquila - la calmó Jack retirando las manos de está y alejando a las pequeñas haditas- ¿Has visto a Elsa? - le preguntó pero está negó con un gesto lento
Aunque no hizo falta buscar, un leve temblor zamarreo el piso una vez más, solo que está vez era armonioso y rítmico, el humo fue empujado por una corriente helada y desde su origen picos de hielo salían desde el suelo, tan enormes como los árboles, rompiendo el piso y dejando salir a quienes habían quedado atrapados a
bajo de este, tras los aldeanos Mérida y Elsa salían desde bajo de la tierra.
- ¿Qué es lo que está pasando ahora?
Preguntó Mérida a viva voz una vez llegaron hasta el trío sin dejar de mirar sobre su cabeza, pero el humo hacia que le ardieran los ojos y cubría casi todo lo que había que mirar.
- Las pesadillas volvieron - dijo Norte
- ¿Tan pronto? - preguntó inquieta y desesperada, sin una idea de lo que debía hacer
Elsa tomó la mano de Mérida tratando de darle calma, pero la colorina era ajena en ese momento a aquel estado, preocupada de lo poco que le quedaba.
- Mis hermanos ¿Lo han visto?
Una mirada inquieta cruzó entre los presentes, desde Norte a hada y de hada a Jack, luego este miró a Elsa tratando de encontrar la manera para responder a Mérida sin alterarla, pero en la platinada encontró la misma pregunta, solo que está no lo materializaba en palabras.