El secreto de los muertos

Una historia sospechosa

Continuamos caminando, me llamaba la atención como Roxana no me miraba cuando narraba su historia con Mr. Mico, su mirada permanecía fija al frente en todo momento.

No me di cuenta que estábamos saliendo de la ciudad, la historia que narraba Roxana era increíble.

—Él quería que me casara, pero su familia no se lo permitía— me contó visiblemente nostálgica.

Tuvimos un romance prohibido, de esos que te dan adrenalina y quieres que duren para siempre.

Pero el tiempo, ese enemigo invisible que todo lo destruye, acabó con nuestro amor.

Un día su familia le informó que se casaría con la señorita Miriam que pertenecía una familia de la alta aristocracia de Inglaterra.

Mi corazón desfalleció al enterarme de ello.

—No te preocupes, evitare la boda querida mía— me afirmo Mico.

—¿cómo harás eso? — le consulte profundamente triste.

—aunque tenga que perder todo, siempre te elegiré a ti— sentenció y me beso apasionadamente.

Los meses pasaron y llego el día de la boda. Yo estaba en mi pequeño departamento cuando decidí que al menos lo quería ver una última vez.

Me escabullí a su mansión y me metí en su alcoba disfrazada de sirvienta.

—¿Roxana? — me pregunto confundido— ¿Qué haces aquí? — estaba visiblemente nervioso al verme.

—¿No te alegra verme? — le consulte ofendida, había hecho todo esto por él.

—claro que sí, pero es peligroso cariño— sentenció serio.

—me prometiste que no te casarías— le reclame y lo mire de arriba abajo— pero ahora te veo aquí, vestido para la ceremonia— le recrimine.

—tú no entiendes, este matrimonio no durara mucho— me confesó con esa mirada intensa.

—claro que no durara— dijo Miriam, mirándonos a los dos desde la puerta, había entrado sin que nos diéramos cuenta.

—¡Miriam! — dijo nervioso Mico.

— ¿Quién es ella? ¿Tú amante? — reclamo Miriam.

Eso me ofendió, pero no dije nada, solo miré al suelo, era yo la que estaba mal ahí.

—¡No le llames así! — le dijo molesto Mico.

—¿y acaso no es eso? ¡Una pordiosera! — declaro alterada Miriam.

—He dicho que no le digas así Miriam— dijo Mico y se lanzó arriba de ella.

Todo paso muy rápido, él la sostuvo del cuello y yo intente detenerlo, pero no hubo caso.

Miriam cayó al suelo sin vida, asfixiada por quien debía ser su esposo desde esa noche.

Me detuve al oír eso y la miré.

—¿muerta? — le consulte temblando.

Roxana asintió y sacó la llave de su pequeña casa a las afueras de la ciudad.

—yo quise evitarlo, pero no lo logré, él era más fuerte que yo— finalizo y me hizo señas que me sentara en uno de los sillones— ¿quiere acompañarme con un té señorita Margaret? — me consultó y asentí por costumbre, aun no me quedaba clara la historia y tenía muchas preguntas para hacerle a la señorita Roxana.

Luego de un rato, ella volvió a aparecer con una bandeja que tenía dos tazas y una tetera.

Me sirvió un té el cual le recibí por educación y ella se sirvió y dejo la taza en la mesita que nos dividía.

—espero le guste, es de canela— me declaro.

Yo bebi un sorbo y le Sonreí

—está muy rico— le dije— ¿y luego que sucedió señorita Roxana? — le interrogue, mientras seguía bebiendo mi té.

—Él estaba muy nervioso y me dijo que me fuera a mi casa yo agarre mis cosas y me fui sola porque él no sabía dónde vivía yo— me respondió.

—hay algunas cosas que no entiendo señorita Roxana, esperó sea tan amable de explicarme— le respondí mirándola fijamente.




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