El secreto de Luciano

Capítulo 1

El frio viento la obligó a subir su abrigo y luego evitando que su cabello le cubriera los ojos afirmándolo con su mano, contempló la enorme edificación de varios pisos frente a ella. Los ventanales reflejan el nublado cielo, tal como espejos, y algunas hojas secas se elevan en el aire.

 

En la entrada unas letras blancas sobre un pequeño jardín indican a quien pertenece aquel edificio "Editoriales C&I".

 

Revisó su negra cabellera sostenida casi en forma perfecta en un alto moño que acompañado de sus anteojos le daban un aspecto profesional tal como se lo había propuesto. Es eficiente y lo sabe, no solo por la confianza en sí misma, sino que además viene con muy buenas referencias de sus actuales jefes.

 

La verdad es que gusta su trabajo en el que lleva más de seis años, en el que la tienen en una alta estima y reconocimiento de sus esfuerzos, una de las mejores editoras de aquel país, aun así ¿Por qué ha decidido cambiarse de trabajo? Simplemente porque su actual trabajo se encuentra a más de dos horas de su hogar y el constante viaje de ida y vuelta la tiene agotaba.

 

Entró al edificio indicando en la recepción que tiene una entrevista laboral razón por la cual ha sido citada en el lugar.

 

—Tome asiento, señorita Sayen —le indicó la mujer con una fría amabilidad.

 

Contempló lo limpio del piso, y los muebles tan ordenados y pulcros como muebles nuevos. Todo el resto de los trabajadores visten sin un detalle que se les escape, demasiado formales, pero aquello a sus ojos quiere decir que se toman en serio su labor en la empresa. Luego observa con disimulo los marcos con los libros de mayor venta de la editorial, y al ver varios libros reconocidos no puede esconder su emoción.

 

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—¡No! —replicó una chica en voz alta dentro de una de las oficinas — ¡No pienso seguir aguantándolo! ¡es un tipo insoportable! ¡¿Que se cree que es?! ¡El mejor novelista de este país!

 

—Debes tener más paciencia, es nuestro mejor escritor y... —intenta calmarla un hombre alto, delgado, de expresión cansada, y cabellos castaños.

 

—¡No! ¡Mi paciencia se acabó! Renuncio —la mujer de cabellos claros lo interrumpió saliendo con brusquedad de la reunión.

 

—¡Pamela! ¡No puedes dejarnos así! Eres la única que ha aceptado hacerse cargo de él. Si te vas ¿Quién será su editora? —salió detrás de ella, sabe que en tan poco tiempo le va a ser imposible conseguir a alguien que se encargue de aquel escritor, ninguno de sus actuales editores querrá tomar ese puesto.

 

—Conmigo no sigas contando, Manuel, que ya ese tipo acabo con toda la paciencia que tengo ¡Déjame ir! —cruzó los brazos al ver cómo le cerraba el paso.

 

—Sal, descansa y luego decides —suspiró casi suplicando.

 

—¡No! no volveré con él —reclamó de inmediato decidida a no cambiar de opinión.

 

—Pero ¿Que pasara? ¡No puedes dejarnos mientras más te necesitamos! —replicó desesperado.

 

No le respondió y bajó del ascensor que su ya no jefe intentó detener con las manos, pero las puertas de este se le cerraron en su cara. Apretó desesperado el botón hasta que otro de los ascensores llegó a su llamado, se subió haciendo oídos sordos a los murmullos de sus trabajadores estupefactos por el escándalo.

 

Pamela bajó y se despidió de la mujer de la recepción con premura.

 

—¡Detente ahí! —le grita Manuel apenas sale de su ascensor—. Aun quedas tus cosas en tu escritorio, las secuestraré todas si decides no volver.

 

—¡Eso es extorsión! Te demandaré en la inspección del trabajo — contradijo la mujer levantando las manos con gesto amenazante.

 

—¡Necesito que alguien se haga cargo de él! —replica Manuel con expresión preocupada tratando de convencerla.

 

Los ojos de Pamela se detienen en Sayen que con carpeta en mano espera sentada su entrevista laboral. Los observa confusa y sorprendida, más aún ante su fija mirada. Por error cree que podría tratarse de quien la va a entrevistas y se coloca de pie presentándose.

 

—Soy Sayen Antul, vengo a la entrevista por un puesto de editora y...

 

—Bueno, aquí tienes a tu nueva editora —la interrumpió, sonriendo aliviada, dirigiéndose a Manuel. — Se ve eficiente y responsable se podrá encargará de él, por mí me despido, me voy de vacaciones al caribe... — se aleja saliendo por la puerta con rapidez con los brazos en alto sintiéndose libre de ese tirano.

 

—Pero... — Manuel la observa aun anonadado. Suspira porque ya sabe que no hay nada que pueda hacer para detenerla ¿Ahora qué hará? Se coloca ambas manos en la cabeza caminando de lado a lado.

 

—¿Él? ¿De quién hablaba? ¿Hacerme cargo de quién? —preguntó Sayen sin aun comprender lo que acaba de pasar.

 

Sin embargo, Manuel no responde, sigue moviéndose de lado a lado pensando en su mala suerte, justo cuando más necesita un editor que presione a Luciano, esta renuncia ¿Habrá alguien que tenga el temple suficiente para enfrentar a uno de sus escritores más conflictivos?

 

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—Es un excelente curriculum —señaló Manuel en su oficina resignado, aunque su rostro desalentado incomoda un poco a Sayen—. Tienes un nombre inusual.

 

—Mi madre es descendiente de indígenas mapuche, mi nombre significa mujer de gran corazón... —entrecierra los ojos— "Aunque no es esa una de mis características" —piensa.

 

—Has sido la editora de H.L. Yeferson, un reconocido escritor de novelas policíacas y de Madan G la escritora de la serie Los Misterios del Puente, eso es buenísimo, y estas muy bien calificada y tienes excelentes recomendaciones. No entiendo por qué buscas trabajo si al parecer en tu actual trabajo te consideran una muy buena trabajadora.




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