El secreto de Luciano

Capítulo 36

Felipe observa las vitrinas de la librería en donde promocionan el nuevo libro de Luciano. La historia de un hombre, un pianista, que por malas decisiones perdió a la mujer que amaba. Sonríe con tristeza mientras le da la espalda y se aleja del lugar. A pesar de la polémica que se armó cuando Luciano confesó que él era el escritor y Felipe su amigo contratado para hacerse pasar por él, los lectores terminaron por perdonarlo. Y escribió aquel libro esperando que un día Sayen pudiera leerlo, ya que por más que recorrió cada lugar en donde pudiera encontrarla nunca pudo hallarla. Tal vez nunca lo perdonaría, pero con ese libro busca que ella sepa que la amó, y que él no se la merecía, que ella era su avecilla dorada que echó a volar con su por no ser capaz de haberse decidido antes de que fuera demasiado tarde.

 

Sentado en una cafetería observa el paisaje de aquel tranquilo lugar, se bebió su café y comió parte del pastel que tiene a su lado. En eso vio pasar a una figura femenina que se le hizo conocida, se levantó sorprendido a punto de botar su café pidiendo la cuenta. Corrió detrás comprando unas flores en un local cercano sin perder de vista a la mujer que avanza con rapidez.

 

—¿A dónde vas tan apurada, mi bella dama? —exclamó deteniéndola con el ramo de flores.

 

Sorprendida dio un salto y sus ojos se levantaron hasta detenerse en el rostro de Felipe. Sayen sonrió y sin decir nada le dio un fuerte abrazo. El hombre respondió de la misma forma.

 

—¿Qué pasó? —le preguntó.

 

—Voy a la boda de mi hermana y Carlos, y mi auto se averió —sonrió mostrando los zapatos con tacos que lleva en una bolsa, razón del porque viste de gala con zapatillas—. Mi mala suerte.

 

—Te llevó si me invitas —propuso con gesto coqueto.

 

Sayen se rió moviendo la cabeza en forma afirmativa y agarrándose de su brazo.

 

—Será un honor que me acompañe un hombre tan guapo.

 

Llegaron justo a tiempo antes de que los novios se besaran luego de sus votos. Mailen feliz con los ojos cubiertos de lágrimas se abrazó a su hermana emocionada, Sayen le acarició el cabello, le deseaba con todas sus ganas que fueran felices. Carlos la abrazó con tantas fuerzas que casi la ahoga. Luego el val de los novios los hizo ir a la pista de baile. 

 

—Hubieses sido tu —le habló en tono bajo Felipe mientras observaban a los novios bailar.

 

Sayen movió la cabeza sonriendo.
—El amor no es algo que uno elija, y debe ser mutuo ¿De qué vale si solo uno de los dos, ama? 

 

Felipe la observó en silencio y cuando la música del val se detuvo se le ocurrió una idea.
—Espérame aquí, tengo algo para ti.

 

Se acercó a los músicos y habló con ellos, estos movieron la cabeza y empezó a escucharse la música "I say a little prayer for you". Sayen se quedó sorprendida antes de sonreír mientras Felipe se acercaba en actitud de hombre galante y sensual.

 

—Me concede esta pieza joven dama —extendió su mano.

 

Sayen sonrió aceptando la invitación. Y la llevó a la pista a bailar.

 

—Esto me recuerda a una película —señaló la mujer divertida.

 

—Fue intencional, a veces quedarse con el amigo es la mejor opción —indicó Felipe cerrando un ojo.

 

—Pero tanto el personaje de la película y tu son homosexuales —alzó ambas cejas moviendo la cabeza sin dejar de sonreír.

 

—Ahí te equivoca, mi querida dama, yo soy bisexual —la miró seductoramente.

 

Sayen se rió. Bailaron riendo en complicidad y Felipe no dejó de observarla con fijeza como si quisiera decirle algo y no se atreviera. Y sin esperárselo le dio un beso en la mejilla ante la expresión sorprendida de la mujer. 

 

—Llámalo —dicho esto le entregó un libro con un papel en su interior con un número de teléfono.

 

Lo observó confundida, pero luego recordó de quién era ese número y cuando quiso devolvérselo Felipe había desaparecido del salón. Se quedo ahí, parada, en medio de la pista de baile con el papel en su mano, dubitativa sin dejar de mirar el número de teléfono.

 

Lo volvió a guardar en el libro entrecerrando los ojos, la verdad es que no se siente animada a llamarlo, después de todo él debe haberla olvidado después de tanto tiempo en que nunca la buscó. Estaba a punto de lanzar el libro y el papel a un basurero cuando se dio cuenta que es el libro de Luciano, su último best Sellers, dubitativa leyó el título “Mariposa en el fuego”, sino fuera una fanática de los libros lo hubiese tirado pero la tentación de leerlo es mucho más fuerte.

 

En eso el timbre de su teléfono la sobresaltó y guardando el libro en su cartera contestó.

 

—¿Sí? Voy —y se apresó a ir al salón justo a tiempo para despedir a su hermana y su nuevo cuñado.

 

Mailen la contempló sonriendo y la abrazó con fuerzas, era hora de partir a su Luna de miel, pero antes quería decirle algo.

 

 —Dale la oportunidad de encontrarte —le susurró.

 

Sayen confundida la miró sin entenderles, pero su hermana solo le sonrió antes de subirse al auto y alejarse del lugar junto a Carlos. La noche es cálida pero aun así se sobó los brazos como si sintiera frio intentando deducir las palabras de Mailen.

 

—Vamos hermanita, vamos a comer, aún queda mucha torta —sintió la mano de Nahuel en su cabeza.

 

—¿Tú crees que será feliz? —preguntó sin mirarlo.

 

Su hermano se alzó de hombros.

 

—Bueno, si él tiene paciencia y nuestra hermanita menor controla su mal carácter podría irles bien, aunque yo no sé, no soy el mejor para opinar eso —haciendo referencia a su fracasado matrimonio con Lucia—. Ahora vamos que papá, mamá y nuestro pequeño hermanito nos esperan para cenar.




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