El Secreto de Luka [saga Italianos # 4]

Capítulo 11

—¿Quién es? —Luka da suaves golpes sobre su escritorio.

—Es un excelente terapeuta, ayudará con masajes a la Señora Martini, lo conozco y puedo decirle que hará un excelente trabajo, la Señora tiene mucho dolor, no quiero que dependa de pastillas el resto de su vida.

Luka asiente.

—¿Cuándo se integra?

—Hoy mismo —el médico responde.

—Siéntese con mi contable, para que vean lo del salario, mi abogado redactará el contrato.

—Gracias Señor Martini —el médico se pone de pie —La terapia será de mucha ayuda.

Luka asiente, el hombre se marcha, dejándolo sólo, pasa una mano por su rostro, anoche Zinervia debió esperarlo, estuvo tentado, pero no quería hacerle daño, no durmió pensando que hacer.

Se centra en la computadora, debía contestar varios correos, este día almorzaria con Zinerva y su madre.

*****

—Hola —Zinerva levanta la mirada, sus ojos oscuros se posan en el hombre guapo que está frente a ella, lleva unos jeans que marcaban sus atléticas piernas, una camiseta con una figura enfrente y una chaqueta de cuero, su cabello rubio estaba desordenado, tenía una bonita sonrisa.

—Hola —responde con precaución, por más que intentaba recordar quién era no lo lograba —Lo siento, no te recuerdo —responde acongojada.

Él sonríe ampliamente.

—No te preocupes, hasta el día de hoy me miras o eso creo —sus orbes azules la recorren, era una joven preciosa, pero con una mirada triste — Soy Victor Renvold, imagino eres Zinerva Martini —lo dijo después de notar el bastón junto a ella.

—Si, soy Zinerva ¿eres amigo de mi esposo?

—Soy tu nuevo terapeuta —ella enarca una ceja.

—Así que eres tú —sonríe, le había caído bien —el médico me ha repetido muchas veces que traería a un buen terapeuta con manos mágicas.

—Así es —muestra sus manos bien cuidadas, de dedos largos —Estoy seguro que te ayudaré, me gustaría verte esta tarde ¿me muestras el lugar donde haces ejercicios? Debo colocar la cama donde te haré masajes —mira su vestido largo —Ponte leggins cortos.

—No puedo —ella desvía la mirada —La cicatriz...—él la interrumpe.

—Llévalos debajo de ropa deportiva, estaremos solo los dos cuando vaya a examinar la pierna, no te preocupes por la cicatriz, es un recordatorio que eres una guerrera y sobreviviste al accidente.

—No lo había visto de esa manera —ella responde suavemente.

—No te preocupes —mira hacia todos lados —Las primeras semanas me quedaré en tu casa ¿Puedes mostrarme las habitaciones?

Ella se siente apenada, realmente no se sentía como dueña de la casa, era como un fantasma vagando por ella.

—Te llevaré a casa, pediré a alguien que te muestre la habitación.

—Gracias, es un precioso jardín —Zinerva asiente, el jardín era su lugar favorito.

******

—Me gustaría visitar a Salomé —Luka no deja de teclear en su computadora —¿Te molesta?

—No, es tu sobrina, solo quiero pedirte que no le digas que vivimos en la misma ciudad.

—¿Porqué no? —su madre lo mira extrañada.

—Mamá, estoy aquí por el bien de Zinerva, aquí están los mejores médicos, realmente no quiero que ella sepa que vivimos en la misma ciudad.

—Entiendo ¿Salomé sabe que la dejaste por otra mujer?

Luka deja de teclear y levanta la mirada.

—Te voy a pedir que en tu conversación con Salomé, me excluyas, la relación se terminó, es pasado, ella tiene su esposo y yo tengo mi esposa.

—Sólo quería saber, honestamente le estoy tomando cariño a Zinerva, es una joven dulce, pero no olvides que Salomé es mi sobrina.

—No lo olvidó mamá, pero por favor no des detalle de mi vida.

*****

—¡Tía! —Salomé abraza a su tía, estaba feliz de verla—Qué linda sorpresa, siéntate, por favor, tía Marlene.

—Estás preciosa —su tía sonrió —¿Dónde está el pequeño?

—Está tomando una siesta, me alegra ver que ya puedes caminar.

—Gracias a Dios, ¿Dónde está tu esposo?

—En la clínica, abrió una aquí, ya tiene muchos pacientes.

—Qué maravillosa noticia, supongo no vuelven a Italia —la joven suspira.

—No, Renzo teme que me vuelvan a secuestrar, tía ¿has viajado con Luka?

Marlene frunce el ceño, no le gustaba mentir, aunque no lo haría, ya que había viajado con Dante y Vicenzo.

—No ¿porque preguntas por él? ¿Acaso sientes algo por él?

La joven niega.

—Tía, me siento culpable porque soy feliz y él está solo, desde niño ha sido huraño, siento que no fui una buena esposa, pienso que por eso me abandono.

—No está solo —Marlene toma la mano de Salomé —Él está casado, es una joven dulce, de buen corazón, no te preocupes.

—¿Lo prometes tía?

—Lo prometo, su esposa es una buena muchacha, que cuando se recuperé lo hará feliz.

—¿Está enferma?

—Si.

—En lo que pueda ayudar, no dudes en decirme, le debo tanto a Luka, que no me alcanzaría la vida para agradecerle.

—Conoces a Luka no espera nada a cambio, sea lo que sea que haya hecho por ti.

Salomé solo sonrió, Renzo le había confiado que él le había ayudado para sacarla donde estaba secuestrada, ambos estaban agradecidos con él, por eso la culpa pesaba en el corazón de Salomé, no entendia porqué la abandonó sin mirar atrás.




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