Luka se detiene en las escaleras de piedra, estas daban al gimnasio, había decidido ir a buscar a Zinerva, se sentía culpable porque ella lo había quedado esperando la noche anterior, se detiene al escuchar risas, su mirada oscura se posa en la piscina de hidromasajes, Zinerva estaba en ella tratando de nadar, un rubio musculoso sin camisa la sostenía de la cintura para mantenerla a flote, ambos conversaban animadamente y reían porque ella se aferraba llena de miedo a sus brazos.
—Vaya contrataste a Ken para que atienda a tu esposa —Dante apoya sus antebrazos en la baranda —Debe pasar en el gimnasio para tener esa espalda musculosa, lo bueno que no eres celoso, es el primer hombre semi desnudo que ve Zinerva después de despertar, debió impresionarla.
La mirada de Luka se volvió dura, iba a replicar, pero su móvil suena, responde la llamada, suspira y sube los escalones para regresar.
Dante echa una última mirada a la pareja y sigue a Luka.
*****
—¿Cómo sientes la pierna?
—Me duele —Zinerva termina de ponerse las zapatillas, tenía el cabello húmedo, se había puesto un vestido largo.
—Zinerva —Victor se cruza de brazos, su pecho estaba bien definido, era extremadamente guapo, la joven al principio se sintió timida al verlo en su traje de baño, ella a causa de su enorme cicatriz, no le gustaba mostrar su cuerpo —Mañana ven en leggins, procura usar solo pantalones cortos.
—No —ella mueve la cabeza de un lado a otro —La cicatriz es muy fea.
Él sonríe.
—Es tu marca de vida —responde Victor —es el precio que pagaste para estar viva.
Ella desvía la mirada.
—La cena se sirve a las ocho en punto, iré a descansar antes de la cena.
El hombre asiente, toma una camiseta y se la pone.
—Te acompaño.
—¿No te pondrás un pantalón? —él niega.
—Iré a nadar a la piscina, el Señor que me contrató me dijo que podía hacer uso de la piscina, usar un auto que está en el garaje, todo lo que hay en el gimnasio.
—Está bien —caminan hacia las escaleras.
—Pediré al Señor Martini que instale un ascensor interno, aún no estas bien para subir o bajar escalones.
—Luka pasa muy ocupado, no quiero molestarlo con eso.
—Es por tu bien —ella se sorprende al sentir como la levanta en brazos.
—¡Bajame! Vas a tropezar —él suelta una carcajada.
—Vamos, no soy torpe para caminar —Zinerva temblaba de nervios, al sentir que la ponía en el suelo pudo respirar con más tranquilidad.
—¿Le pasó algo a la Señora Martini? —una voz fría preguntó detrás de ellos.
Zinerva al girarse se ha quedado embelesada, Luka lucia guapo e impresionante, su cabello negro bien peinado, no se atrevía a moverse de su sitio, sus hombros anchos resaltaban con el abrigo negro y elegante que llevaba.
—Estoy bien
—Señor Martini, soy Victor Renvold —sonríe, pero su sonrisa no es correspondida, la frialdad en Luka podría congelar el mismo infierno —Zinerva esta bien —la manera en que enarca una ceja Luka, hace que Victor dude —Qué diga la Señora Martini, los escalones hacia el gimnasio son muy inclinados, algo que lastimaria la pierna de Zin... de la Señora Martini.
—Haré instalar un ascensor, mientras trabajan en ello, puede tomarse unas vacaciones Señor Renvold.
—Estoy comenzando a trabajar, no tengo problema en subir y bajar a la Señora... —la sonrisa y el entusiasmo de Victor se fue apagando al ver el rostro más frío de Luka.
—Tiene prohibido subir y bajar a mi esposa, bajaran al gimnasio hasta que este instalado el ascensor.
—¿Pero que haré si no puedo bajar al gimnasio con las terapias de la Señora Martini?
—Ya le dije, tómese unas vacaciones o póngase a pintar, no lo sé, pero no ponga en riesgo a mi esposa subiendo y bajando los escalones ¿entendido?
La mirada de Victor pasa de Luka hacia el otro hombre, ambos se veian intimidantes, en ese momento se dijo que debió investigar a su empleador debía ser un mafioso, tenía la pinta y de uno muy malo.
—Entendido Señor Martini.
—No se moleste en mentir, le aseguro que tengo ojos por todos lados —Victor rápidamente levanta la mirada, se topa con una cámara, sus ojos recorren el lugar, había cámaras por todos lados, debía cuidarse, Luka se veía peligroso.
—No se preocupe Señor Martini.
—Te llevaré a la habitación, necesito hablar contigo —Zinerva se apoya del bastón y camina hacia la habitación, Luka abre la puerta para que ella entré.
—¿Qué pasa?
—Saldré de viaje —ella se sienta en el borde de la cama.
—¿Dónde vas?
—Negocios —se acerca a ella —Quiero que me prometas que vas a cuidarte.
—¿No puedo ir contigo? —él niega.
—Prométeme que vas a cuidarte —ella lo mira a los ojos, podía perderse en su mirada —No subirás escalones, no los bajaras, ni siquiera en los brazos de Ken —cierra los ojos molesto por haberlo llamado como lo hizo Dante.
—Lo prometo —él no se había ido, pero ella se sentía que ya lo extrañaba —¿Quién es Ken? —Luka por un leve segundo sonrió, había olvidado que su mente era como la de una niña, estaba limpia, los recuerdos que tenia era los que iba construyendo cada día desde que despertó.
—Debo irme —camina hacia la puerta, pero al poner la mano en el pomo de la puerta se detiene —Ven aquí Zinerva.
Se gira y la espera, ella se pone de pie, toma el bastón y camina hacia él, lo miraba con curiosidad, ella llega hasta a él y antes que pregunte que pasaba, él se inclina y la besa, ella gime al sentir su boca posesiva entrando a su cavidad, la sujeta de la cintura, mientras la besa con frenesí, ella responde con la misma intensidad, se pega a su cuerpo, ella tenía pechos que tenían buen tamaño, se los restrega en el pecho de Luka, lo escucha gemir, ella sentía que sabía como volver loco a un hombre, pero no recordaba, él se aparta de ella, respiraba entrecortado.
—Debo irme —ella muerde su labio inferior, lo deseaba, sin pensarlo se baja el frente del vestido dejando sus senos al aire, la mirada de Luka se oscureció, eran blancos con las puntas rosas, él se abalanza hacia ella y los mete a su boca, su mano baja hacia la falda larga del vestido, la sube y mete su mano en sus bragas, sus dedos acariciaban su intimidad, ella gemia de placer, cerró los ojos al sentir como los dedos de Luka entraron en ella, movía sus caderas, mientras él la enloquecía con la boca y los dedos, fue rápido, ella llegó y él la miraba sorprendido, años de años la vio como una hermana, pero aquí estaba con sus dedos aún dentro de su intimidad, los sacó, ella lo veía con la mirada nublada aún.
Editado: 07.03.2025