El Secreto De Martín

•DEL OTRO LADO•

P.V.O MARCUS

—“Tal vez estos eran los días más complicados para mí de lo que quería, más que todo esto es algo nuevo para mí ahora tengo una familia”.

“Sentía la frustración rebasarme por encima de todo Necesitaba pensar que aria, necesitaba dinero, mi esposa e hijos estaban en esa clínica, No podía resistir más, las preocupaciones son demasiadas, tenía que hacer algo y debía ser ahora”.

Termine rendido caminando lentamente a la pequeña capilla que había dentro de la clínica, una vez que llegue ahí levante mi mirada y vi aquel lugar, era pequeño, pero tenía varias pequeñas bancas y aquella imagen que me daba fe, fuerzas para continuar el camino correcto, al menos eso quería creer. Necesitaba fuerzas para levantarme y seguir adelante, no podía rendirme, no por ahora, suspire una la última ves antes de hablar, al principio termine balbuceando palabras sin sentido hasta que tome fuerzas y  hable con las pocas fuerzas que me quedaban, sentía que me desvanecería en cualquier momento, más que eso, me sentía abatido, débil e impotente sin encontrar solución.

“Señor nuevamente vengo hacia a ti a molestarte, te necesito, necesito que me ayudes”

Señor tú muy bien sabes por lo que pase, por lo que estoy pasando ahora yo no tengo dinero. No tengo ni siquiera para sacar a mi esposa de aquella clínica, mucho menos para sostenerlos a los tres, esperaba un hijo y poder mantenerlo a duras penas, a él y mi esposa, señor dos bebes cambian radicalmente la situación —una lágrima cae de su rostro— dos bebes implican más gastos y no soy capaz de sostenerme con ellos, entre —susurra y solloza al final—.

—Bajo la cabeza como penitencia pero unas palabras llamaron su atención­—.

— “Ayúdame a encontrar una manera para solucionarlo todo, no quiero que mi esposa sepa lo que paso con nuestro hijo por favor te lo pido Amén”.

—Tras escuchar eso —se levanta—di un último vistazo hacia adelante suspire, di la vuelta y me retire, al salir pude escuchar parte de una conversación entre el sacerdote y el hombre que se encontraba a su lado, aquel del problema del bebé…

—Usted no entiende. —Lo mira— necesito encontrar un bebe recién nacido para reemplazar el mío, estoy dispuesto a lo que sea con tal de no perder  a mi esposa

—Y solamente salí de allí con esa absurda conversación en mi mente.  ¿Y si es una señal? ¿Sí es la respuesta a mi problema? Mierda, ¡Que hago! —Agarra su cabeza frustrado— cómo sé quién demonios es él, no pude ver su cara a penas y escuche su voz, —Una idea pasa por su mente— puede que tenga la solución en mis narices, debería informarme bien, —Dice de manera energética—con ese pensamiento salí de aquel lugar.

Tenía la idea en mente ¡Agh! —Patea una piedrecilla— Todo esto es muy estresante para mí, caminaba sin rumbo fijo por la acera, las dudas carcomían mi mente. Pero esa voz…

­—Intenta recordar— sé que la había escuchado antes, no logro recordar bien, estoy seguro que la escuche antes, el problemas es saber dónde —frota su rostro, gira con seguridad— volveré a ese lugar, tengo que volver ahí, tengo que saber de quién se trata, quién se esconde bajo esa ropa elegante, mire a ambos lados y crucé la calle empecé a caminar tan rápido como me daban los pies…

Minutos después llegue a la pequeña capilla, miraba la entrada era ahora oh nunca, respire profundo y atravesé la puerta que dividía la calle de la capilla, a pesar de quedar la capilla dentro de la clínica tenía que dar vuelta la manzana para entrar, aún sigo pensando como acepte dejar venir a mi esposa aquí..

Aún seguía allí parado debatiéndome si entrar nuevamente o no…

Tome el poco valor que me quedaba e ingrese ahí seguía aquel hombre, seguía hablando con el sacerdote, se veía triste, deprimido, el peso de la culpa de lo que tenía pensado hacer me paso factura, caí arrodillado y solo me deje llevar, las lágrimas bajaron por mi rostro nuevamente. Entre sollozos logre articular mi última petición, la que definiría si encontraba la solución a mis problemas oh era el comienzo de nuevos problemas que me perseguirían el resto de mi vida, había tomado caminos equivocados, ahora lo sabía, ahora los estaba pagando uno a uno, ahora se el dolor que siente un padre desesperado, ya se lo que se siente estar del otro lado…

Perdóname padre mío, porque he pecado eh consentido pensamientos insanos, perdóname por no haber ayudado al prójimo, perdóname por haberme burlado de su situación, bien,—Recuerda el pasado— padre me arrepiento, eres el único todo poderoso y si hoy estoy aquí, y me doblego a tu infinita sabiduría y me acojo al infinito amor que tienes por cada uno de tus hijos, padre ayúdame, guíame por el mejor camino ayúdame a encontrar la solución correcta antes que cometa una locura, padre ayúdame tú que eres el todo poderoso, yo solo no encuentro una solución ante mis problemas, te pido, te suplico que me ayudes a encontrar una solución pronta a mis problemas, yo no puedo mantener a dos niños apenas y lograré sobrevivir con uno. Necesito una señal una última señal para lo que are si es lo correcto o el camino hacia el infierno. Me levante quería dirigirme hacia él, quería caminar y hablarle aquel hombre elegante pero no pude…

La culpa pudo conmigo y lo único que hice fue salir de allí, huir como un cobarde, huir como el maldito cobarde que había sido todo este tiempo…

La impotencia recorría mi cuerpo, pero ¿Qué podía hacer? Solamente salí del lugar y aguardaba desde lejos para saber quién era aquel misterioso hombre, porque se me hacía tan conocido ¿Quién era realmente? Necesitaba respuestas y por supuesto que las encontraría. De eso no me cabía la menor duda.



#4204 en Novela contemporánea
#11784 en Thriller
#4750 en Suspenso

En el texto hay: drama, amor, odio

Editado: 16.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.