Los días pasaron y yo me sentía mejor, no volví a hablar con mi mamá pero ya no fue lo mismo algo se rompió entre nosotras, Emmanuel termino con el proceso de la otra escuela y este fin de semana me iría, empezaría otra vida lejos de Tepic, pero creo que es mejor jamás pensé que me sentiría libre en cierta parte pero me siento atada aquí siento que jamás podré olvidarme de este lugar, la playa, la comida todo.
Ya quedaba poco para el viernes un día exactamente me sentía rara por fin diria a dios a esta escuela del demonio y eso me hacía sentir mejor, disfrute mucho el último día, nunca creí que me emocionaría tanto de salir de este lugar, casi no le tome atención a las clases por pensar en que ya salía de este lugar, llegó la hora del recreo y me senté lo más lejos posible de los demás, y me puse a escuchar música y a comer una ensalada que me preparo mi mamá, sentí una sombra detrás de mí, pero no quería voltear hasta que me quito el audífono, voltee a ver quien era el que había hecho eso y Vi a un chico de ojos azules de piel blanca y cabello negro y me sonreia, yo me quedé congelada no sabía que hacer.
-Hola soy José.
¡Dios mío, nadie me había hablado tan amable!.
-Hola, soy… Damaris- Dije con dificultad- Mucho gusto Damaris.
Sonreí un poco y el también, sentí algo muy bonito y especial, pero, y de un momento a otro estaba sentado a lado de mi, platicamos un poco y disfrute mucho la compañía de alguien.
-Dama, escuché que te irás de esta escuela, quería saber si me podría pasar tu número.
Sentí que mi corazón se me quería salir del pecho, yo al instante le di mi número, y continuamos platicando, al finalizar el recreo, antes de irme me dió un abrazo y un beso en la mejilla, sentí muy bonito, pero lo que más me derritió fue.
-Te voy a extrañar mucho, jamás me olvidaré de ti, tu eres una gran persona,te deseo éxito a donde vayas.
Regrese al salón feliz pero triste, y más por qué no lo vería más, y tenía ganas de que el solo existiera par estar con el más tiempo.
Al finalizar las clases me dirijo a la salida de la escuela y veo a José esperándome, yo me acerco a el me sonríe.
-Hola, te llevaré a tu casa y después a comer no acepto un no por respuesta.
Me sentí feliz y yo solo asentí, me tomo de la mano y me llevo a su coche, fuimos a mi casa y lo invite a pasar, por suerte no estaba Emmanuel, me aliste y salí rápidamente y nos fuimos a un lugar muy hermoso a comer, platicamos de muchas cosas, le conté como me sentía en la escuela y el lo comprendió completamente.
Más tarde llegamos a mi casa y lo que pasó después fue especial ese beso no lo voy a olvidar, tierno y delicado, su sonrisa, sus ojos y en la forma de expresarse eso nadie me lo va a quitar, por una vez en mi miserable vida me sentí feliz, aunque esa persona no la vuelva a ver lo recordaré por siempre, mi dolor se esfumó por un momento por completo, cuando entre a la casa mi primo me esperaba molesto.
-¿Por qué tan tarde?.
Yo solo puse los ojos en blanco.
-Nos dejaste preocupados, alista tus cosas nos vamos mañana temprano.
Yo me fui con los ojos llenos de lágrimas, comprendí que aunque luche por un poco de felicidad jamás la tendré y que siempre tendré obstáculos en toda mi vida.